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«Interculturalidad difícil» o Resultados perversos en la gestión pública.

Ana M. Pino Jordán
Grupo de Estudio: Interculturalidad
Puno, abril del 2007

Los últimos años, nuestro país ha mantenido sostenidamente índices macroeconómicos que lo hacen ocupar los primeros lugares en el ranking de los de mayor crecimiento en la región. Ni una campaña electoral amenazada por un candidato «antisistema» hizo tambalear dicho crecimiento, lo que hace sospechar que ese crecimiento y lo que ocurre en el país –o su administración– no tengan mucha relación. Estamos insertos de lleno en el gran proceso de globalización de la economía o más precisamente del mercado. La pregunta es ¿cuánto durará? porque mientras nuestro país está en la curva ascendente, otros ya están en la cresta y otros iniciando el descenso. Importa el tiempo porque este proceso ha hecho emerger, no sólo en nuestro país, asuntos como el de la exclusión, que si bien, por ahora, se lo trata en términos de pobreza, no tardará mucho para que se lo trate en términos de identidad.

La propia búsqueda de mercados, en este proceso de globalización con su enfoque neoliberal, ha resultado en la ubicación de las diferencias, sobre todo culturales que son las que interesan en este ensayo. Por otro lado, el desarrollo de las comunicaciones y la rapidez con la que circula la noticia, también ha puesto en evidencia los efectos del cambio climático y la necesidad de cuidar el planeta. En esa tarea, la mirada ha vuelto su interés en las culturas originarias, excluidas hasta hace poco, incluso por el mercado. Cada vez, el elemento cultural está más presente en las agendas de discusión y debate y términos como diversidad, inclusión, interculturalidad, se oyen más en los discursos políticos.

La inquietud ahora es si estamos preparados para afrontar el tema. Tenemos una historia milenaria de cultura propia que es negada en el peor de los casos, ignorada en el mejor. Hace pocos siglos –en 1824, con la batalla de Ayacucho–, nos liberamos «políticamente» de una dominación colonial, pero el Estado que formamos, ha mantenido hasta ahora la cultura de tal dominación y no sólo eso, la ha cultivado y desarrollado sobre la base de un proceso alienante de aculturación. Cada vez son más visibles los resultados del sistema educativo que nos rige, de un sistema jurídico ineficiente y corrupto, de una estructura de gobierno plagada de contradicciones, de tareas y funciones duplicadas, aptas o específicamente preparadas para la ineficiencia, ineficacia e indecencia.

A través del último medio siglo, nuestra sociedad, sobretodo su «inteligencia», ha ido probando y trabajando salidas, la mayoría de ellas tratando de fortalecer capacidades en ejes de aparente «debilidad», p.e. aspectos económicos, productivos, de gestión, de participación, etc. Sin embargo, las diferencias implícitamente presentes en una sociedad multicultural como la nuestra, fueron sistemáticamente excluidas o negadas; es decir «no vistas», «no consideradas». En consecuencia, nuestro Estado se ha ido construyendo sobre la base de un supuesto equivocado: el que la sociedad peruana es una sociedad homogénea («todos somos iguales») o lo que es lo mismo, sobre una realidad negada.

La falta de resultados, acorde con los esfuerzos (económicos, técnicos, educativos, emocionales, etc.) que se pusieron en lograrlos diferentes, es en gran parte originada en esta realidad negada. Es más, un «valor agregado» de muchos de estos resultados es que con el tiempo, su reincidencia y su persistencia, devienen en «perversos» 1, siendo la gestión, el campo en donde se producen los desencuentros originados por la diferencia de sentidos que se le confiere a un acuerdo, ley o norma.

Hay múltiples ejemplos de ello y tropezamos con esos desencuentros a cada paso, claro si concientemente queremos o necesitamos sentirlos o verlos. En lo público, la mayoría de conflictos, en todos los campos, son originados por el Estado 2; de ello pueden encontrarse casos en cualquier sector (minería es representativa y el CONACAMI puede dar fe de ellos 3, regiones y municipios, no se quedan atrás 4). Si revisamos las elecciones de los últimos años, el voto por personajes casi desconocidos o con algún elemento de identificación en pertenencias comunes, es un indicador 5 al que se le dan múltiples explicaciones y a lo mucho produce un gran susto al status quo, pero pasado el susto, poco es lo que se avanza 6. Si revisamos también la falta de resultados en la diversidad de propuestas y proyectos de desarrollo, también encontraremos múltiples evidencias de lo que J. Palao llamó de «arqueología del desarrollo» (para el caso de Puno 7), canales de riego que no se usan pero se reconstruyen cada cierto tiempo, infraestructura abandonada como talleres, postas, reservorios, viveros, etc. 8 y Puno sigue figurando en los primeros puestos en la lista de índices de pobreza luego de más de medio siglo recibiendo fondos de la cooperación internacional. Hasta en el debate sobre la utilidad de los estudios e investigaciones sobre nuestro país y su sociedad, se va concluyendo que es necesario una relectura, que incluya nuestra diversidad cultural si el objetivo es que sirvan para mejorar las condiciones del país y su gente 9; luego de Mariátegui, muy pocos volvieron a pensar en el tema (Tamayo, Solís, entre ellos).10

La «realidad negada» es la pervivencia de prácticas sociales, económicas, políticas y legales que se sustentan, consciente o inconscientemente, en un sistema cultural distinto al dominante occidental, éste, identificado, y sentido, como el que da soporte a la clase política dominante, encargado de manejar el Estado. Nuestra sociedad es por todos reconocida como multicultural; sin embargo, esta característica es ignorada. Tenemos que aceptar primero, que en nuestro territorio por lo menos podemos ubicar dos tipos de sociedades diferentes, diferenciadas aquí para efectos pedagógicos 11:

1. Una sociedad dominante, representada por el Estado, con leyes basadas en el derecho romano, con una estructura basada en un pensamiento «occidental y cristiano» y una lógica de acumulación 12; que se ha ido construyendo en nuestro continente a partir de 1492 (Siglo XV d.C), con una forma particular de concebir tiempo (lineal) 13.

2. Muchas sociedades, excluidas, con sus propias leyes basadas en sus usos y costumbres (derecho consuetudinario), con sus propias formas de organización y gobierno basadas en formas propias de pensamiento (digamos que «andino»), y una lógica de seguridad 14; que se ha ido construyendo desde probablemente el periodo Arcaico de nuestra historia (Siglos VIII-II a.C.), con una forma particular de concebir tiempo y espacio (cíclico) 15.

El desencuentro se da porque entre estas dos sociedades no hay puentes de comunicación intercultural; en consecuencia, la primera decide que es lo que se tiene que hacer (estado de derecho) y la segunda, que además es mayoritaria, tiene que interpretar lo supra-establecido para ponerlo en vigor 16, y lo hace bajo su propia lógica, que responde a sentidos diferentes. No hay que olvidar que las decisiones son tomadas sobre la base de un propio sistema cultural.

El enfoque de interculturalidad, sobre todo el confinado a la educación intercultural bilingüe, está orientado a asimilar a las poblaciones nativas u originarias, marginadas, al sistema cultural dominante 17. El enfoque que necesita el desarrollo de nuestro país es uno transversal 18, que privilegie el tema en los espacios reticentes a aceptarlo, sobretodo en la educación pública, principalmente urbana 19. Considerar, la comunicación intercultural como política de estado, es urgente 20 y hacer visible la necesidad de poner el tema en agenda, es estratégico.21

Como sociedad y como Estado que busca el bienestar para su población a través de ir logrando «Desarrollo» es importante reforzar identidad, reconocer los fundamentos de nuestras culturas autóctonas (evitando folclorizar la variable cultural de nuestros pueblos originarios) en su dinámica de cambio, y fundamentalmente, incluirlos tanto como variables de análisis como de propuestas. Esto rompería el círculo vicioso de los resultados perversos.

NOTAS
1.
Perverso:[adj]. Que corrompe las costumbres o el orden y estado habitual de las cosas.//Sumamente malo, que causa daño intencionadamente.
Gestión: [f] Acción y efecto de administrar.// Acción y efecto de gestionar o hacer diligencias conducentes al logro de un negocio o de un deseo cualquiera.
Diccionario de lengua española: http://www.rae.es (Ingreso: 28/3/07)
2.
Casos sistematizados los hay en la problemática del uso y manejo del agua. En: Bueno de Mesquita, M. Usuarios, agua y gestión de conflictos. Lima, Perú: Programa Gestión Social de Agua y Ambiente en Cuencas (GSAAC), agosto 2004. 22 pp.
3.
http://www.conacami.org/comunidad.php (Ingreso: 3/4/07)
4.
http://www.remurpe.org.pe/ (Ingreso: 3/4/07)
http://www.ser.org.pe/altiplano/modules/news/ (Ingreso: 3/4/07)
5.
En las últimas elecciones generales, la identificación se dio en torno a un sentimiento «anti-sistema» [dominante] con todo lo que este sistema dominante representa. En Puno, en las últimas elecciones locales y regionales, es claro que el triunfo de Hernán Fuentes al gobierno regional lo dio la reivindicación de quechuas y aymaras, que él enarbolaba.
6.
http://www.peru21.com/Comunidad/Columnistas/Html/2007-03-20/Tanaka0692642.html (Ingreso: 5/4/07)
7.
PALAO B., Juan. Programas, proyectos, micro-regiones y desarrollo rural: El caso de Puno 1947-1987.– Lima, Perú: Fundación Friedrich Ebert, 1988. 82p. Tbls., refs.
8.
Estermann, J. en su trabajo sobre Ética andina, explica algo de estos resultados. En: Estermann, Josef. Filosofía Andina. Sabiduría indígena para un mundo nuevo. La Paz, Bolivia: Segunda Edición, ISEAT, 2006. Pág. 261.
9.
http://www.casadelcorregidor.pe/colaboraciones/_biblio_PinoJordan_8.php (Ingreso:1 5/5/09)
10.
SOLÍS, Abelardo. Ante el problema agrario peruano. Lima, Perú: [s.e.], 1978. 228p.TAMAYO H., José A. Historia social e indigenismo en el altiplano. Lima, Perú: Ediciones Trentaitrés, 1982. 389p.
TAMAYO H., José. Regionalización ¿mito o realidad? e Identidad nacional ¿Utopía o esperanza?. Lima, Perú:
Centro de Estudios País y Región, 1988. 176p. Refs.
11.
En la práctica social cotidiana, vemos población culturalmente mestiza, con un amplio abanico de mezclas culturales, de uno u otro(s) sistema(s).
12.
http://www.casadelcorregidor.pe/colaboraciones/_biblio_PinoJordan_5.php (Ingreso: 15/5/09)
13.
Estermann, J. Op. citado. Pp 195-206.
14.
Ibid.
15.
Tratado también en el capítulo III y V del trabajo de T. Bouysse-Cassagne (1987). En: BOUYSSE-CASSAGNE, Thérèse. La identidad aymara: aproximación histórica (Siglo XV, siglo XVI). La Paz, Bolivia: HISBOL / IFEA, 1987. 443 pp.
16.
No en vano, las carreras profesionales de mayor demanda es la de Derecho y Administración http://www.conaju.gob.pe/archivos/SITUACION ACTUAL DE LA EDUCACION SUPERIOR EN EL PERU.doc(Ingreso: 20/4/07)
17.
Eso se desprende del análisis que hace Solís Fonseca, Tubino Arias-Schereiber o Ansión, en: Solís Fonseca, Gustavo. «Interculturalidad: encuentros y desencuentros en el Perú». En: Heise María (compilación y edición). Interculturalidad: Creación de un concepto y desarrollo de una actitud. Lima, Perú: Ministerio de Educación, 2001. Pp.97-112
Tubino Arias-Schreiber, Fidel. Interculturalizando en multiculturalismo. Lima, Perú: Pontificia Universidad Católica del Perú. 14 pp.
Ansion, Juan. «El diálogo intercultural, clave del desarrollo planetario». En: SÍNTESIS. Revista de Ciencias Sociales Iberoamericanas No. 26. Madrid, 1996. Pp. 53-63.
18.
Vallescar Palanca, Diana de. CONSIDERACIONES SOBRE LA INTERCULTURALIDAD Y LA EDUCACIÓN. http://www.casadelcorregidor.pe/d-interes/_biblio_De_Vallescar.php (Ingreso: 15/5/09).
19.
Walsh, C. Propuesta para el tratamiento de la interculturalidad en la educación. Documento Base. Lima, Perú: Agosto 2000. 67 pp.
20.
Pautas importantes ofrece Austin Millán, T. http://www.angelfire.com/emo/tomaustin/intercult/comintuno.htm (Ingreso: 11/4/07).
21.
Hay más asuntos que tratar y que tiene que ver con cuestiones no sólo de gestión sino también de gobernabilidad como son: planificar, programar, plazos, entre otros. Estermann denomina «interculturalidad difícil» al proceso de establecer puentes interculturales (Op. Cit. Pp. 316-319) y eso es evidente en el caso de países multiculturales como el nuestro. Es el gran desafío, lo más cómodo y fácil es quedarnos como estamos.

3 comentarios

  1. De: Víctor Caballero Martin
    Fecha: Abr 09, 2008

    Mayo 29, 2007

    No estaba muy seguro de comentar y de proponer algunas ideas. El ensayo toca dos niveles muy distintos y complejos: uno, la interculturalidad difícil y otro, la manera cómo la gestión pública no incluye ni asimila la diversidad cultural y le impone, ciertamente, un molde de funcionamiento del Estado muy propio de la racionalidad política llamémosle, occidental.

    ¿Pero qué es lo difícil en la interculturalidad? ¿La inexistencia de puentes de comunicación entre una cultura dominante y muchas dominadas? No lo creo.
    ¿Qué no estemos preparados para incluir o entender las dinámicas culturales?
    Eso sí lo creo.

    Creo que ese es el tema principal de la reflexión: el hecho que no estemos preparados para entender la intensidad y magnitud de los profundos cambios culturales que han surgido con fuerza desde abajo, y que han hecho que la cultura de lo criollo, de lo latino occidental quede rezagado y rebasado por esta nueva irrupción de lo andino, de las culturas originarias andinas y amazónicas; originarias sí, pero en constante renovación.

    Fueron los criollos los que se rezagaron, los que se detuvieron en el tiempo. No tuvieron la fuerza de la migración, ni la base para incluir lo nuevo que se presentaba en el sentimiento popular.

    Recuerdo mucho una frase de nuestro entrañable José María Arguedas que está en el Himno Canción A Nuestro Padre Creador Túpac Amaru. Cada vez que lo leo se me escarapela el cuerpo y siento la carne de gallina. Arguedas canta, o mejor grita,

    «¡Estamos vivos; todavía somos!… Al inmenso pueblo de los señores hemos llegado (se refiere a Lima) y lo estamos removiendo… nos hemos congregado pueblo por pueblo, nombre por nombre, y estamos apretando esta inmensa ciudad que nos odiaba, que nos despreciaba como a excremento de caballos. Hemos de convertirla en pueblo de hombres…»

    Es eso lo que no entendimos. A eso me refiero cuando reconozco que nunca estuvimos preparados para entender esta irrupción de lo andino en nuestras ciudades. Y no sólo en ella, también en la cultura, en los negocios, en la política.

    Las categorías sociológicas no alcanzan a explicar este fenómeno. Peor aún, las categorías que usamos tampoco se renovaron. Felizmente hoy existen nuevas categorías, nuevos enfoques que pueden ayudarnos a entender este nuevo fenómeno de la irrupción de la cultura andina y su constante renovación sin que pierda su esencia, o su identidad.

    Precisamente acabo de leer un libro maravilloso: «La Conquista de América. El problema del otro», de Tzvetan Todorov. Es un filósofo del lenguaje, que aborda precisamente este tema tan complejo y rico que es sobre la mejor manera de entender la cultura del otro.

    Creo que es necesario tratar de entender lo que está pasando con el proceso de la cultura andina, y también amazónica, pero no tratándola como algo puro y separado de su propia dinámica de transformación.

    Nos vamos a dar grandes sorpresas cuando veamos que estamos frente a un proceso de cambios muy rápidos; de fusiones y renovaciones constantes.

    Dejo el tema de la gestión pública porque en realidad ésta es un conjunto de normas, leyes, disposiciones y una cultura burocrática que es igual en el Perú como en otros países.

  2. De: Hortencia
    Fecha: Abr 09, 2008

    Julio 7, 2007

    1. La tesis central del ensayo me parece particularmente interesante, pertinente y sugerente. Según mi lectura estarías sosteniendo lo siguiente: las “medidas” y políticas públicas orientadas a promover -o imponer- desarrollo fracasan, debido a que no reconocen la heterogeneidad cultural (las diversas formas de organizar la vida social). Se trata de políticas diseñadas desde un discurso hegemónico homogenizante que niega (yo diría “invisibiliza”) la potencialidad de dicha heterogeneidad. Esta forma histórica de hacer política desde el aparato del Estado –expresión de clases hegemónicas centralistas- tiene una segunda consecuencia: pervierte y corroe las formas culturales heterogéneas.

    En la síntesis que hago de tu argumento puedes ver que tengo una observación a algunas de tus formulaciones. Tu vinculas el desconocimiento de la multiculturalidad (la heterogeneidad) por parte del Estado, con una suerte de “ignorancia” presente en el discurso hegemónico: “nuestro Estado se ha ido construyendo sobre la base de un supuesto equivocado: el que la sociedad peruana es una sociedad homogénea”. Te propondría considerar lo siguiente: no es que el discurso hegemónico parta del supuesto que la sociedad peruana es homogénea, sino que se asienta sobre la creencia que la diferencias históricamente existentes son un obstáculo para el progreso y desarrollo. Y esto a su vez, se vincula con –y es expresión de- los intereses de los grupos hegemónicos. De ahí que dichos grupos pretendan disciplinar a la sociedad desde una perspectiva homogenizante.

    Planteado así, podrías, continuar con tu línea de análisis atendiendo a la dinámica que vincula el centralismo con el “micro-centralismo local”. Como sugieres en tu ensayo, el “micro-centralismo” expresaría de un lado intereses culturales reivindicativos (frente al centralismo demandan reconocimiento); pero de otro lado, reproduciría la “invisibilidad” (la negación) de las clases subalternas “locales”. Consistente con lo que sostienes sobre la “perversión”.

    2. También me parece importante lo que afirmas sobre el confinamiento del “enfoque intercultural” al campo de la educación bilingüe (y agregaría rural). Comparto tu demanda de “extender” el “enfoque intercultural” al conjunto de la educación escolarizada, incluida la “superior” y, agregaría, que se extienda a otros campos de la sociedad y el Estado.

    3. Si quisieras continuar trabajando “el desencuentro y falta de puentes de comunicación intercultural” en la línea de tu argumento central, sugeriría que revisaras un libro que a mí me ha resultado particularmente provocador y pertinente:

    CHATTERJEE, Partha: La nación en tiempo heterogéneo y otros estudios subalternos. Lima, Instituto de Estudios Peruanos 2007.

  3. De: Mario Enrique
    Fecha: Abr 27, 2008

    No hay nada más humano que la comunicación, no solo la verbal claro, pero especialmente ahora con la inclusión como requisito, es necesario pensar, sentir e intuir símbolos ajenos, señales no compartidas, seguro que se podrá aumentar la percepción del mundo exterior a cualquier cultura dada, para hacer realidad la unión de los iguales, a saber los seres humanos todos.

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