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La interculturalidad desde la coexistencia

Ludwing Federico Bernal Yábar
Grupo de Estudio: Interculturalidad
Instituto Ética y Desarrollo
Puno, abril del 2008

Estas líneas no constituyen un ensayo riguroso ni siquiera formal, parten más bien de una experiencia reflexiva personal y terminan en ello. Empezaré describiendo resumidamente dos tipos de celebraciones festivas de las cuales fui testigo y posteriormente me dedicaré a introducir algunas ideas de la teoría del teatro para intentar comprender de forma analógica el grado dialógico de las relaciones “texto, actores” y “público”.

Estas líneas no constituyen un ensayo riguroso ni siquiera formal, parten más bien de una experiencia reflexiva personal y terminan en ello. Empezaré describiendo resumidamente(1) dos tipos de celebraciones festivas de las cuales fui testigo y posteriormente me dedicaré a introducir algunas ideas de la teoría del teatro para intentar comprender de forma analógica el grado dialógico(2) de las relaciones “texto, actores” y “público”.

Limpieza de estanque o “Cochajaspi” en Coporaque-Caylloma-Arequipa

A mediados del mes de agosto se realiza en Coporaque la limpieza del estanque central o Jatun Cocha, no es la celebración más grande en un pueblo donde lo celebrativo constituye el rasgo central de su vivencia pero forma parte indispensable de su calendario agrícola,(3) se llega a la limpieza del estanque central luego de haber hecho la limpieza de los canales y acequias circundantes, cada limpieza constituye una celebración, nombrándose para cada caso un regidor y comprometiéndose a los regantes a colaborar con coca, alcohol, chicha o comida. Sin embargo, es en la limpieza del estanque central donde la mayoría el pueblo se ve involucrado. Todo el pueblo se parte en Hanan y Urin y ambas parcialidades tienen su propio regidor de aguas, el cual tendría que haber distribuido y administrado el líquido durante todo el año.(4) Un día antes de la limpieza del estanque central los hombres y mujeres llegan limpiando y desyerbando los canales. Terminada la limpieza, terminada la mañana, y luego de un previo almuerzo, todo el mundo se sienta en el lado oeste de la parte superior de la acequia en un rimanakuy o consejo comunal donde todo regante tiene derecho a hablar. La fiesta posterior dura 2 días, consta de varios “actos”, pero para efectos de discurso me dedicaré tan sólo a nombrar aquellos que desde mi perspectiva pueden servir de algo a la problemática que estoy planteando.(5)

Durante los dos días que duraron la celebración cada mañana tuve que levantarme con el sonido de las trompetas y las tarolas, entonces me subía encima de un montículo de piedra en la casa de mi abuela, buscaba la ubicación de una bandera en una casa cualquiera y al ubicarla me dirigía en esa dirección, al llegar a la casa trataba conversar con alguien conocido, el primer día me encontré con el hijo de la cuñada del hermano del tío de mi abuelo Don Simón, el cual lucía un atuendo que él decía era de la guerra con Chile, reía todo el tiempo y aunque al comienzo me prestó mucha atención posteriormente me dejó sentado al costado de alguien desconocido, alguien que me preguntó mi nombre y apellido, luego me dijo:

— Eres nieto de María Málaga
— Si
— Eres igualito a tu papá
— Yo soy Crisóstomo el nieto del hermano por parte de madre de tu abuelo, solíamos ir con tu padre al colegio, porque tu eres hijo de Alfredo ¿no es cierto?
— Si

Luego de aceptar un par de rondas de alcohol y seguir conversando con Don Crisóstomo me ofrecieron un plato de sopa,(6) después de terminar mi sopa me sentí más en confianza y decidí introducirme a la habitación, sentado en el medio estaba el regidor completamente vestido de verde comiendo y departiendo al igual que todos, al costado izquierdo se ubicaban las mujeres sentadas en el suelo, en el medio se ubicaba la regidora también vestida de verde, pasado un buen tiempo sonaron las trompetas y las tarolas indicando que era hora de partir hacia el estanque.
Ya en el estanque central pude percatarme que cada familia(7) que posee una extensión de tierra en el pueblo, en Hanan o Urin, limpiaba un pequeño pedazo de tierra o suyu del estanque que anteriormente ha sido dividido(8) los regidores se ubicaban a ambos lados, este y oeste, en la parte superior de la acequia vestían un poncho verde y llevaban en la mano derecha el varayoq. Antes de empezar con la limpieza hicieron su aparición unos curiosos personajes que aún hoy me despiertan cierto asombro, no solamente por el contexto en el cual hicieron su aparición sino porque con ellos entendí la interpretación collagua de lo cultural antitético, los k’anas(9) son individuos del pueblo disfrazados capaces de traducir la representación colectiva acerca de lo inculturado(10) e ironizar con su cultura, algunas características que pude notar son: 1) Hablan solamente quechua con un dejo particular diferente del collagua 2) La comida que dicen comer es: o cruda o muy picante 3) Aprovechan la mínima ocasión para ridiculizar a cualquier persona que detenta un poder de cualquier tipo 4) Los papeles diferenciados de hombre y de mujer, de niño y de adulto se mantienen aún en los K’anas 5) La estructura social K’ana es la misma que la collagua pero tiene un fin diferente. 6) Son capaces de exagerar cualquier diferencia: Hanan Urin, Mujer hombre, Niño adulto.

Durante la limpieza tomé toda la chicha que mis tías me servían y terminada la limpieza comí con las manos ennegrecidas arroz con pollo, parrillada y otros platos que mis “tíos(11)” me sirvieron, posteriormente el presidente de la comisión de regantes, el presidente de la comunidad, el alcalde del pueblo, el juez del pueblo se dirigieron, cada uno a su turno, al conjunto de coporaqueños mientras eran ridiculizados por los k’anas, cuando el cielo se ennegrecía bajamos agarrados de las manos y bailando a la plaza del pueblo, nos detuvimos en las cuatro esquinas de la plaza haciendo vivas: “viva la comision de regantes” “viva coporaque” “viva el Perú” “vivan los k’anas”, luego bailamos agarrados de las manos haciendo círculos, las autoridades hablaron y también fueron ridiculizadas, a medida que amanecía, las familias se iban retirando, algunos cuantos fuimos a la casa del regidor de turno y continuamos bailando y tomando en ese lugar hasta que amaneció.

El segundo día me dirigí nuevamente a una casa, pero en el lado Hanan de la ciudad, imaginaba que era casa del regidor, volví a encontrarme con alguien conocido, pero al peguntarle si era casa del corregidor me indico que no, la distribución de las personas en esta nueva casa era similar a la que vi un día anterior, mujeres comiendo en un círculo aparte y varones en otro círculo. En un momento salió el regidor y muchas personas se acercaron cada una llevaba un pan adornado con fruta y se lo colgaba al regidor, otras personas aparecieron con una caja de cerveza y fueron anunciadas con trompetas, luego de comer y bailar sonaron otra vez las trompetas y el “capitán(12)” seguido por la banda nos llevó a otra casa donde se siguió la misma rutina, supe que la intención era pasar por las casas de todas las personas que tenían alguna relación de amistad o de parentesco (sanguíneo o adquirido) con el regidor, en cada una se sirve comida y también se invita chicha y alcohol; más o menos a medio día llegamos nuevamente al estanque, divididos en la misma forma que el día anterior, esperamos la llegada del agua, no pasó mucho tiempo para que se soltaran los diques que contenían el agua en las partes altas de Sawara (se denomina así al espacio que esta detrás del cementerio y por lo tanto delante de la jatun cocha), ni bien el agua, unu o yaku(13) se asomó por la parte oriental del estanque muchas mujeres corrieron hacia el líquido, mientras hundían sus pies profundamente en el barro que formaba con la tierra el agua al llegar besaban y acariciaban el agua y le echaban porciones de harina o “juyu”……..

Intercambio de regalos o «Apitcotse» en Puqaurquillo-Pevas-Loreto

Hasta hace muy poco tiempo Puqaurquillo era una comunidad Bora-Witoto visitada cada año por promociones de “antropólogos” san marquinos, todos ellos alumnos del curso de: “seminario de investigación de antropología amazónica” elegían esa comunidad como parte de sus observaciones . Yo por mi parte llegue allá sin ser anunciado mucho menos invitado, no formaba parte del curso de seminario de investigación de amazónica, pero en una decisión por la que aún puedo ser juzgado tome el presupuesto que me dieron para viajar a los Andes en el curso de: “seminario de investigación de antropología andina”.

Dados estos antecedentes es de entender que llegue a Puqaurquillo sin grandes pretensiones, aunque en un primer momento me presenté como alumno del curso de amazonía no era difícil no comportarme como tal lo cual supongo creó una incertidumbre en las personas que me hospedaban, por una extraña identidad sin embargo poco fue el tiempo en que me sentí realmente un extraño, en los dos meses y medio que estuve ahí me adapté a ciertas rutinas que eran propias de boras y witotos, como el ir a la quebrada a jugar o salir algunas noche de luna llena a pescar, bambear(14) coca o cruzar por troncos estrechos, de todas maneras supongo que el hecho de mostrarme acostumbrado sin estarlo realmente ayudó mucho en la confianza que fui adquiriendo.

La fiesta del apitcotse llegó a mí sin ningún anuncio, un buen día en la tarde la señora que me hospedaba me llevó al muelle con sus demás hijos donde pude encontrar cantidad de botes que zarpaban, nosotros zarpamos también, al poco tiempo arribamos a otra comunidad cercana a Pevas, al bajar de los botes fuimos recibidos con canciones y alegría, todos llevábamos productos recogidos y cazados en el monte, algunos, muy pocos llevaban también pescados. En un principio yo no llevaba nada pero pronto el esposo de la señora que me hospedaba me ofreció una rama de árbol adornada con suris amarrados en hojas, por delante siempre iba el jefe de la comunidad el cual era el padre de la señora que me hospedaba, poco a poco fuimos entrando a una maloca grande, las mujeres se apresuraron a amarrar las hamacas a los soportes de las malocas mientras los hombres permanecían parados, poco a poco se fueron recolectando los regalos que llevábamos y se colocaron en una especie de conjunto en la parte superior de la maloca, donde también se habían sentado todos los anfitriones, poco a poco fueron llamando a los propietarios(15) de cada regalo, éste se acercaba y era retribuido con una porción de cazabe equivalente a la porción de regalo que había traído. Creo que fue en el momento de acercarme a recibir la porción de cazabe equivalente al regalo que me habían regalado y que a su vez yo lo había presentado como presente cuando la señora me pasó una agenda forrada de cuero de su propiedad indicándome que la llevara todo el tiempo. Pasado este momento, noté que la mayoría de hombres se salían de la maloca y formaban grupos, algo me dijo a mi también que aquel comportamiento era el prescrito, no quise ofender a nadie así que yo también salí, me senté al lado de alguien desconocido que permaneció sentado sólo un tiempo pero al poco rato vinieron varios boras que al mismo tiempo interpretaron mi presencia como algo natural, no mucho tiempo duró la agenda en mis manos pues para esos momentos no recuerdo tener la agenda conmigo. Pronto Víctor (que así llamaban al desconocido al cual me acerqué) sacó de un recipiente coca molida y nos ofreció a todos, también nos ofreció a masticar un poco de tabaco que tenía procesado como en una masa, luego todos se pusieron a conversar sobre sus experiencias antes de estar ahí, recuerdo que había un joven que tenía un dejo colombiano muy marcado pero que todo el mundo lo reconocía como de Pucaurquillo, éste debe estar en la misma situación en la cual estoy yo cuando llego a Coporaque pensé. Cuando me senté nuevamente en un lugar más cómodo frente a la maloca, pude notar que los grupos que se había formado afuera entraban en la maloca formados de mayor a menor, pedí permiso, al acercarme a la maloca pude observar como este grupo se colocaba en el centro de la maloca se formaban de izquierda a derecha de mayor a menor, entrelazaban sus brazos como los lazos de una trenza, el mayor del grupo empezaba a cantar en bora y luego los demás le seguían, luego al unísono colocaban el pie derecho por delante y levantaban el pie izquierdo ligeramente mientras hacían un recorrido avanzando y retrocediendo, la danza duraba hasta que el grupo se cansara y otro grupo lo remplazara.

Creo que fue por la coca o el tabaco, pero en algún momento perdí la noción y el sentido de la conversación del grupo en el cual me había agrupado, fue un instante de decisión cuando me aventuré a acoplarme a uno de los grupos que ya estaban entrando, como a mí mismo me dije que yo era el que menos sabía de los cánticos me coloqué al final, ya al entrar pude notar como mi presencia había generado cierta curiosidad(16), observaba sobre todo a los anfitriones los cuales permanecían sentados observando todo el tiempo, quizás en ese momento pensé también que esa experiencia me ayudaría a pronunciar y probablemente entender un poco de bora, traté de repetir lo más exactamente las palabras boras sin entenderlas, pero el ritmo era monótono, el recorrido se procuraba de que fuera siempre el mismo, en ese momento aún no entendía como afectaba este “hacer” mi “existir” ahí, pero notaba que algunas palabras podían desfilar solas sin que yo las pensase, en otro momento sentí el sudor de mi cuerpo como gotas de lluvia finísima, pasado un tiempo los pasos de este grupo se fueron haciendo más pequeños y las voces más bajas, pronto nos encontramos fuera de la maloca, pero yo no tenía deseos de sentarme aún, así que me uní a otro grupo, por alguna razón no sentía el cansancio, alguien me dijo que las canciones se cantaban a los animales a medida que van apareciendo en la madrugada, ésta me pareció una razón justificada para no dejar de entrar a la maloca cada vez con un nuevo grupo, cuando llegó el turno al grupo de Víctor y yo me formaba como siempre en la parte posterior, Victor me llamó a su costado, cuando estuve dentro de la maloca bailando a su costado sentí su melodía como si brotara de mi mismo, como si todo lo exterior fuera tan sólo un eco de mi voz que cantaba. Cuando salimos de la maloca me percaté que ya estaba amaneciendo, hoy pienso que sería como las 3 de la mañana. Víctor me volvió a introducir en la maloca, me acompañó hacia un cilindro (del cual no me había percatado) que estaba lleno de masato sin fermentar, cogió el vaso que estaba amarrado al cilindro lo metió dentro del cilindro, me ofreció la bebida, luego se sirvió él y salimos juntos de la maloca.

— Te metiste mucho tabaco, ahora no vas a poder dormir en tres días dijo y se hecho a reír. Ven, siéntate con nosotros tienes que bambear más coca, yo tengo una coca dulce.
— Muchas gracias dije, y lo acompañe.

No recuerdo pronunciar muchas palabras durante el tiempo que estuvimos sentados, en realidad no sentía muchas ganas de hablar.

Las justificaciones y motivaciones

  1. Si alguno leyera con espíritu crítico los relatos anteriores y buscara en él un relato etnográfico, tomaría estas líneas como el ejemplo más visible de cómo no se debe de hacer un relato etnográfico, quizás tuviera razón, pues estas líneas no parten de la descripción de hechos observados sino que se introducen dentro del drama humano, el cual como se ha visto no puede renunciar a la presencia (a la existencia) del que describe, y el que describe se toma así mismo como sujeto “intercultural” pues considero que la interculturalidad, si es que aún se puede utilizar ese término, sin referirme a la serie de conceptos y postulados como buenas intenciones que están detrás y que lo hacen un término vació de sentido, como cualquier introducción(17) no es cualquier disciplina o paradigma de alguna como lo es: “la sociología positiva” o el “estructuralismo antropológico” sino es más bien una empresa una tarea o quehacer, por ello no es válido apelar a una serie de proposiciones objetivas con pretensión de validez sino que se puede presentar como un drama, un hacer humano con un escenario donde cabe una “pauta o guión”, “unos actores”, “un publico” pero donde lo más interesante es la improvisación.

Por ello en lugar de pensar en la interculturalidad como algo objetivo, con un método(18) o vía hacia la interculturalidad y con un repertorio de verdades hacia esa interculturalidad, tenemos que apelar primeramente a una situación existencial de la cual es forzoso partir.

  1. Se ha dicho con razón que cualquier descripción de otro grupo cultural es una “interpretación de la interpretación” pero sostengo que hay cuestiones esencialmente humanas que nos vinculan tan íntimamente que por lo tanto son insoslayables cuando se posee la actitud correcta, y esta actitud tiene que ser fundamentalmente introspectiva, si no se puede abarcar al otro y su totalidad en una comprensión al menos puedo acercarme a él a través de lo que nos hace humanos. Un aspecto esencial de ésto nos los puede proporcionar el teatro del absurdo. En Coporaque por ejemplo se utiliza al K’ana no como una especie de divertimento(19) sino que lo absurdo de su comportamiento justifica al grupo cultural mismo como una entidad. De la misma manera como el darme cuenta de ciertos absurdos de mi comportamiento me hacen dar cuenta del vacío de ciertos momentos.
  2. Desde una manera existencialista de tomar las cosas todo existir es un coexistir; todo vivir es un convivir(20), me considero entonces como un proyecto de existencia, cuando me acerco a otro también lo hago de la misma forma y empleo algo que debiera llamarse “curiosidad antropológica”, por ello de acercarme a otro, al cual también considero un proyecto de existencia, no involucra ir con la mente puesta en juzgar a-priori o a posteriori, con pensamientos dubitativos, con un presentido de las cosas, con un prejuicio de inseguridad en mi propio proyecto lo cual significaría la negación de la opción libre del proyecto de posibilidad que es el encuentro intercultural y también el ser humano; es atentar contra la libertad de uno mismo y del otro y rehuir nuestra propia responsabilidad. Justificando mi comportamiento en Puqaurquillo diría que todo el valor de mi experiencia allá se debió principalmente al acto de rehusar a encasillarme como un típico antropólogo de lápiz y papel y a aventurarme en un nuevo proyecto vivencial y tomar esa libertad como una responsabilidad, quizás mi única responsabilidad.

1 Hasta este momento no tengo ningún apunte detallado de las celebraciones, ni tampoco tengo ningún tipo de registro más allá del que conservo en la memoria.

2 En este contexto prefiero utilizar el término dialógico pues con ello quiero referirme más a un estado de conocimiento interpersonal que dialéctico o intercultural.

3 De repente tendría que enfatizar machaconamente que lo celebrativo desempeña un rol pautador en el calendario agrícola andino.

4 Sin embargo últimamente ésta función la ha ido desempeñando el presidente de la comisión de regantes a través de la junta de usuarios.

5 Esta claro que no parto de una lectura contextual, “una descripción densa” sino más bien de la impostación de una problemática, cuyo interés es exclusivamente mío.

6 Se trata de una sopa exclusiva para estas ocasiones, le dicen convite y está hecha en base a moraya, cebada pelada y trigo pelado. Aprendí que se va haciendo más picante a medida que va pasando la celebración y el sol se oculta.

7 En la limpieza de la acequia central participa toda la familia, la cual tiene sus obligaciones distribuidas de acuerdo a la edad y al sexo: las mujeres preparan chicha e invitan a sus parientes y allegados (se dice que cada familia tiene un sabor especial de chicha), los hombres mayores de 16 años llevan la llicllas con el limo acumulado y los menores de 16 sacan con lampas el limo del terreno.

8 Como en la mayoría de lugares donde se realiza limpieza de cochas en el cañón del Colca, ésta se realiza con la compañía de pinquillos y tinyas.

9 Simplemente como un dato más, tengo que añadir que en la provincia de K’anas, Cusco, existe otro pueblo de nombre Coporaque.

10 Utilizo aquí el término cultura en su más burda interpretación etimológica, como aquello opuesto a la naturaleza y además como “producción”; es decir, como un control del desarrollo natural.

11 Después de un buen tiempo en el pueblo tuve que decir a todas las personas mayores que yo: tíos.

12 Es la persona que lleva la bandera.

13 Es de notar que en este contexto corresponde otorgarle al agua una personalidad masculina, no pareciera una idea muy ajena vincularlo al semen.

14 Me pareció en todo momento que el bambeado de coca tenia su equivalente en el pishqado de coca en los andes, la diferencia desde luego es la forma de “consumo”, en el bambeado la coca se tuesta, se muele y se mezcla con hojas de llanchama quemadas luego se mezcla rápidamente con la saliva antes de que la harina obstruya nuestra respiración, mientras que en el pishcado se mastica la coca mientras se mezcla en la boca con la lliqt’a.

15 Es pertinente indicar que sólo hombres llevaban regalos.

16 Después llegué a la conclusión de que se trataba de una curiosidad prescrita.

17 Tomo el término introducción como introducirse a….o presentar a alguien como el verbo inglés “introduce” después utilizaré en un sentido funcional la palabra “meet” para decir encontrarse con alguien.

18 Utilizo el término método en el mismo sentido que lo utiliza Descartes en el “Discurso del método”.

19 Es importante notar aquí que utilizo la palabra divertir en su sentido etimológico que no diferencia mucho de lo que el mundo occidental conoce como divertimento, es decir Di-vertir o apartar a cada uno de algo, principalmente de sí mismo.

20 Bueno, esta frase suena muy sartreana.

4 comentarios

  1. De: Francisco Merino
    Fecha: Abr 17, 2008

    Abril 10, 2008

    El ensayo aporta “frescura” al tema de la interculturalidad desde que parte de la narración de dos experiencias. Así, se trata de una primera parte descriptiva y vivencial, sin necesidad de ser encasillada a ningún molde etnográfico o de otro tipo.

    Lo más interesante del ensayo, a mi entender, es que subraya el carácter “intracultural” de la interculturalidad, es decir, la vivencia interior de quien participa en encuentros con esos “otros” humanos con visiones y patrones de comportamiento diferentes al propio, o por lo menos, distantes de la propia situación actual. Efectivamente, no podemos dejar de lado esta dimensión interior cuando queremos comprender de qué trata la interculturalidad. De ahí que resulta interesante que se caracterice la interculturalidad como un “quehacer”. En este mismo sentido, como se señala en el texto, la interculturalidad nunca será una visión “objetiva”, la comprensión y la interpretación son ineludibles.

    Como se indica, la actitud abierta, libre, “improvisada” y responsable frente al otro que aparece frente a mí es una condición fundamental para el encuentro intercultural. Podría ser muy interesante en este tipo de experiencias, conocer y complejizar nuestras visiones desde lo que los otros también han interpretado. ¿Cómo expresan –con palabras o gestos- “nuestra” presencia y “actuación”? ¿Ellos también “desencasillaron” su imagen del antropólogo de papel y lápiz… o la reforzaron?

    Más bien, en las reflexiones que constituyen la segunda parte del texto, se echa de menos que se profundice sobre qué manera de entender la interculturalidad es la que se critica y cuál es la que se reivindica, es decir, referirse a lo que algunos autores puedan haber señalado sobre este tema, ya sea para criticar sus posturas o para reforzar los propios planteamientos. Así, por ejemplo, se podría hacer referencia a quienes postulan el “diálogo intercultural” como perspectiva, particularmente al situarla en el ámbito peruano. En otras palabras, se trata de reforzar el aspecto “académico” del ensayo, para insertar el texto dentro de lo que se va discutiendo sobre el tema.

    Algunos comentarios críticos de “menor calibre”, para que el texto comunique mejor lo que pretende:
    • Se dice en una nota al inicio que se utilizará el término “dialógico” en el sentido de referirse más a “un estado de conocimiento interpersonal que dialéctico o intercultural”. Esta aclaración no aclara mucho. En términos generales, “dialógico” y “dialéctico” apuntan a lo mismo, aunque en filosofía y en ciencias políticas sean términos asociados a contenidos distintos. Se puede hablar del “carácter dialógico” o del “diálogo”, a secas, en las relaciones entre texto-actores-público. Lamentablemente, el tema queda ahí y no se vuelve a mencionar luego en el texto (en referencia a lo que anotábamos líneas arriba sobre el “diálogo intercultural”).
    • En términos formales, se sugiere revisar la acentuación de algunas palabras. Así mismo, ayuda el uso de cursivas o comillas para palabras provenientes de otros idiomas o que no forman parte (aún) del castellano escrito.
    • Las referencias indirectas a Sartre o Descartes, podrían explicarse más para que quien lee entienda el sentido de las mismas. Igual para las referencias al “teatro del absurdo”.

  2. De: Mario Enrique
    Fecha: Jun 17, 2008

    Es una busqueda de universales y categorías particulares, los universales para unir al ser humano y las categorías para mantener identidad mientras se unen en lo común que tienen como seres humanos, al menos mientras viene el primer contacto que nos ponga otros problemas para el debate. HASTA PARA UNA MORAL INTERESPECIFICA PODRIA DAR.

  3. De: Mario Enrique
    Fecha: Jul 06, 2008

    Las texturas, los olores, los sabores, los tonos, las melodías todo eso entra primero a nuestra condición humana, mucho antes que las profundas reflexiones que podamos leer y luego de un tiempo entender.

  4. De: MARTHA
    Fecha: Ago 25, 2008

    Primeramente, MIS FELICITACIONES a Ludwing Federico. Si partimos de un concepto semiótico-antropológico de cultura como red simbólica que permite el intercambio de significados, es decir, la comunicación, la actuación, la interpretación y la interacción con el mundo, tendremos que tener muy presente que dicha red es inseparable de los sujetos, por cuanto son éstos quienes crean y otorgan esos esquemas de significado. Estos símbolos y modelos son consecuencia de un proceso relacional. El ser humano para crearlos se relaciona con el otro, ya se trate de los otros seres humanos o del mundo, por lo que la cultura lleva implícita el concepto del otro para existir. Ludwing Federico nos demostró y compartió una de sus experiencias en el tema de Interculturalidad.

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