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“La gallina aymara de los huevos de oro” en la globalización

Ana M. Pino Jordán
Grupo de Estudio: Interculturalidad
Puno, noviembre del 2008

En la presentación del libro “Ritualidad y Cambio”1, el autor señaló que “el andino sea quizás el más apto en el Perú a la modernidad”2. Siguiendo esa línea de reflexión, la idea central de este breve ensayo, es planear que el andino en general, pero el aymara en particular, es el más apto para insertarse en el proceso de globalización, tal como hemos venido tratando el tema.

Se concluye, hasta ahora, que la globalización es aún un concepto poroso ya que no puede considerarse como un paradigma científico, ni económico, tampoco se lo puede considerar como un paradigma político ni cultural.3 García C. (2004) señala además que “Los conocimientos disponibles sobre globalización constituyen un conjunto de narrativas, obtenidas mediante aproximaciones parciales, en muchos puntos divergentes.”

Si nos aproximamos a la globalización por algunas de sus características, vamos a encontrar que una de ellas es la gran rapidez con que se mueve gente, capital (en bienes, mercancías y moneda) e información, tanto que parece incontrolable porque se produce en ciclos muy breves (pueden ser de horas), todos en el corto plazo.

Más claramente se puede apreciar la marcha del proceso en lo económico, que es además el elemento que le imprime su distorsión. Gran cantidad de capital gira en ciclos muy cortos; en concordancia, aunque no siempre, pasa lo mismo con los ciclos de producción para bienes de consumo (productos alimenticios, medicinas, ropa –máximo 6 meses o dos estaciones-, entre otros). La temporada, la moda y la oportunidad gobiernan el mercado.

Toda esta dinámica exige modelos o formas de organización que afronte, con éxito, el riesgo de producir; en consecuencia, su organización es altamente fraccionada y cada fracción, altamente especializada y sólo se integra en el producto final; lógicamente en una gestión muy versátil, implementada expresamente para los cambios requeridos por el mercado.

En palabras de Arnold “La cultura andina no sólo tiene capacidades solidarias que son evidentes y que siempre se han recalcado, también tiene una capacidad de lucha, un afán de triunfo y una capacidad de competitividad que hace que el andino sea quizás el más apto en el Perú a la modernidad. El espíritu neoliberal no es totalmente externo a la cultura andina; en la cultura andina hay muchos elementos que como que pueden despertar ante la propuesta neo liberal. Por ejemplo, pienso en la laboriosidad andina, en la frugalidad andina, que según Weber, son el alma, el secreto, la clave del éxito capitalista de Alemania y de los protestantes. Esta laboriosidad y esta frugalidad andinas son elementos que lo lanzan a una modernidad sumamente competitiva.”4

Y agrega: “Creo que el ayni también, más que lugar de solidaridad es lugar de seguridad en la competición… ; pero justamente cuando decimos aquí que sólo los andinos podrán buscar y construir una modernidad adaptada, es justo porque el mundo andino es un mundo también profundamente espiritual, con una capacidad de comprender, de lanzarse a la lucha del neo-capitalismo, del neo-liberalismo, pero con su propia espiritualidad que sólo un andino puede disfrutar.”

De las características mencionadas por Arnold, es preciso anotar que cuando él señala la espiritualidad como valor para construir su propia modernidad, ésta se sustenta en la concepción holística del mundo con la que vive el hombre andino (en términos de humanidad, no de género) y específicamente, el aymara. Inherente a su concepción, y agregaría en relación dialéctica, “la cultura andina es un perpetuo movimiento de reciprocidades. Dicho movimiento garantiza la coherencia y la constancia del cosmos. No se trata de un cosmos estático y cerrado sino, de alguna manera, de una visión ‘copernicana’ a través de la palabra ritual”.5

Hay además otras dos características de la cultura aymara que la hacen apta para enfrentar las demandas de un mundo global, sobretodo en lo que se refiere a las exigencias de organización para su ingreso a mercados de ciclos cortos y volátiles. Son su concepción del tiempo y su lógica de oposición complementaria. Es reconocido que tiempo y espacio forman una unidad indisoluble y se expresa en el término pacha6, que el tiempo es cíclico y que no conciben “la contigüidad indefinida de unidades mínimas de duración en el decurso lineal. Aquí radica la explicación de la ausencia de una visión de progreso [ir hacia adelante] como resultado de la acción consciente en el tiempo; aquí también están las bases de una cosmovisión de inversión de los roles dominantes y de alternancia del poder en un decurso cíclico de la historia que aparece sin meta ni final”7 en un presente eterno8 que además hace del hoy un tinku o un kuti, según sea el caso, entre pasado y futuro9 (y viceversa).

En ese entender, se puede inferir que la seguridad para el riesgo, que implica afrontar la globalización, en los términos mencionados líneas arriba, está más basada en su cultura que en lo que acumula en términos económicos. Si estudiáramos con categorías andinas las experiencias de Unicahi, Gamarra, Juliaca y El Alto (La Paz, Bolivia), encontraríamos reflejos de lo expuesto.

Sin embargo, de sus estudios de caso, Arnold advierte que “la vitalidad cultural andina es vulnerable y frágil” y que su “talón de Aquiles es al mismo tiempo su máxima riqueza: la ritualidad”, en el sentido amplio de la palabra10. Señala “si el drama de la agresividad neo liberal hace perder a la cultura esa fibra espiritual, entonces podemos llegar a cosas sumamente crueles en el mundo andino, también si perdemos esa fibra de compasión andina, esa capacidad de misericordia que está en la cultura andina. Simplemente quiero decir que el capitalismo tiene en el alma andina como un eco, muy rico y muy interesante; en estos momentos quienes manejan la dinámica de la transformación neoliberal en el país son andinos.”11 Tendríamos que permitir en un esfuerzo inclusivo e intercultural, que la cultura andina alimente la concepción y estructura del Estado y evitar, de esa forma, que vaya extinguiendo “su verdadera inteligibilidad para volverse simple reducto de ‘costumbres’ de las que perdió la significación vital”12.

Para redondear el análisis, recojo nuevamente la observación de García Canclini (2004: 93) cuando expresa que el concepto de globalización hasta ahora se entiende mejor a través de metáforas13. De este caso (andino-aymara), se podrían inferir que si nuestro Estado y la clase política dejaran que el proceso de globalización en marcha, irrespetuosamente atropellara la diversidad cultural14 estarían comiendo la “gallina de los huevos de oro”, aumentando la pobreza y las asimetrías. Del mismo modo, si los aymaras van erosionando su esencia15, su singularidad16,  en su afán de modernizarse para justamente afrontar la globalización, estarán matando también su “gallina de los huevos de oro”.

Finalmente, si Marx, uno de los tres “maestros de la sospecha”17 hubiera incluido en su sospecha, valga la redundancia, a la cultura del “otro” en el análisis científico del proletariado, tal vez habría tenido que relativizar eso de que “las condiciones materiales son, en última instancia, las que determinan los cambios”18 y quizá la historia se hubiera construido con otros ingredientes.

BIBLIOGRAFÍA

ARNOLD, Simón Pedro: “Ritualidad y cambios: El caso aymara”. Lima, Perú: IDEA/CEP, 2004. 164p.

BOUYSSE-CASSAGNE, Thérèse: “La identidad aymara: aproximación histórica (Siglo XV, siglo XVI)”. La Paz, Bolivia: HISBOL / IFEA, 1987. 443 p.

ESTERMANN, Josef: “Filosofía andina: sabiduría indígena para un mundo nuevo”. La Paz, Bolivia: Instituto Superior Ecuménico Andino de Teología (ISEAT), 2006. 413p. 2da. Edición.

GARCÍA CANCLINI, Néstor: “La globalización: objeto cultural no identificado” (En: Ramón Pajuelo & Pablo Sandoval. Globalización y diversidad cultural: Una mirada desde América Latina. Lima: IEP, 2004, pp. 89-117: 92).

GOLTE, Jürgen: “El desarrollo de las culturas andinas a partir de su inclusión al sistema mundial moderno» y de la globalización”. En: Ramón Pajuelo & Pablo Sandoval. Globalización y diversidad cultural: Una mirada desde América Latina. Lima: IEP, 2004. Pp. 282-301.

LOZADA PEREIRA, Blithz:
2007.     “Cosmovisión, Historia y Política en los Andes”. La Paz, Bolivia: Producciones Cima Editores. 320p.
2005.     “Identidades y visiones del mundo en las culturas tradicionales andinas de Bolivia: el caso de los aymaras” (I Simposio Internacional sobre Pensamiento Andino: Una Visión Estratégica. Cuenca, Ecuador). 17 p.

MONTES RUIZ, Fernando: “La Máscara de Piedra: Simbolismo y Personalidad Aymaras en la Historia”. La Paz, Bolivia: Editorial Armonía, 1999. 510p. Segunda. Edición.

ORTIZ, Renato: “Modernidad-mundo e Identidad”. En: Ramón Pajuelo & Pablo Sandoval. Globalización y diversidad cultural: Una mirada desde América Latina. Lima: IEP, 2004, pp.375-395.

PÉREZ TAPIAS, José Antonio: “Diálogos de culturas para una ciudadanía intercultural”. En: Nila & Vigil Roberto Zariquiey. Ciudadanías inconclusas: INTERCULTURALIDAD. El ejercicio de los derechos en sociedades asimétricas, 2003, pp.133-166.

VILLORO, Luis: “Sobre la identidad de los pueblos”. En: Estado plural, pluralidad de culturas. México: Paidós, UNAM, 1998. Pp. 63-78.


1 ARNOLD, Simón Pedro. Ritualidad y cambios: El caso aymara (2004).

2 http://www.casadelcorregidor.pe/tertulias/tertulia_Diego.php

3 García Canclini, Néstor. “La globalización: objeto cultural no identificado” (2004).4 Idem a nota 2.

5 Arnold presenta en “Ritualidad y cambio” cuatro estudios de caso realizados en zona aymara de Puno y su área de influencia. Lo que él encuentra lo sorprende y lo expresa al señalar que “las culturas son más vivas que lo que un modernismo triunfante ingenuo y grosero podría imaginar”. P. 90

6 Ver trabajos de Bouysse-Cassagne, Thérèse (1987), Montes Ruiz, Fernando (1999); Estermann, Josef (2007); Lozada Pereira, Blittz  (2007), entre otros.

7 Lozada Pereira, Blithz (2005), p. 8.

8 “Independientemente del transcurso real del tiempo, la duración atribuida a estos periodos [ciclos] se acorta o se alarga arbitrariamente para acomodarla a dichas categorías lógicas preestablecidas. El tiempo es por lo tanto elástico y relativo … En virtud a esta elasticidad del tiempo, el pasado y el futuro, por muy remotos que sean, siempre son contemporáneos al presente… Esto no significa que deje de haber devenir. Por el contrario, el tiempo transcurre: hay un antes y un después, los cuales son a la vez un ahora que es siempre.” (Montes Ruiz, 1999: 106)

9 Ver Montes Ruiz, Fernando (1999:136-146)

10 Arnold, Op. Cit. P. 90-91

11 Idem nota 2

12 Arnold. Op. Cit. P. 91

13 García C. Op. Cit. P. 93

14 En nuestro país expresado en lar “redes étnicas” tratadas por Golte (2004: 300 )

15 Entendida como el “núcleo cultural” del que habla Linton (1973), citado por Ortiz (2004: 377), que es el que permite a una cultura mantener un alto grado de integración a través de los cambios.

16 Como la tipifica Villoro (1998: 71-74 )

17 Pérez Tapias, José Antonio: “Diálogos de culturas para una ciudadanía intercultural”  (Pág. 8).

18 “Las premisas del Materialismo Histórico proponen que el primer hecho histórico es la producción de los medios indispensables para la satisfacción de las necesidades básicas del hombre (comer, beber, procrearse, etc.). Asegurar su misma existencia material será la condición que hace posible el despliegue de sus capacidades intelectuales, éticas, artísticas, etc. Este simple y decisivo hecho, reconocido y aceptado como afirmación aislada hasta por variantes de la ideología idealista, quedaba encubierto y relegado cuando se trataba de elaborar las grandes respuestas acerca del “sentido” de la vida, de la historia humana, etc. Para Marx, la clave de interpretación del proceso histórico estará, justamente, en el desarrollo consecuente de esta premisa”. En: http://www.portalplanetasedna.com.ar/marxismo2.htm

Un comentario

  1. De: Instituto Ética y Desarrollo
    Fecha: Nov 24, 2008

    Contiene una fineza cartesiana “clara y distinta” para mostrar y convencer al lector del propósito del ensayo: las fortalezas de los aymara en el proceso de la globalización al que todas las culturas estamos sometidas y muchas extraviadas (lo que genera la sana envidia de no ser aymara).

    El texto explica características esenciales de la cultura aymara como las potencialidades para que ésta pueda desarrollarse e inclusive- podría decirse sin miedo-liderar el proceso de globalización en términos económicos y culturales. No estamos hablando de nada sencillo: estamos diciendo que el aymará no solo es capaz de adecuarse a realidades diferentes y complejas y espinosas a las de él, sino también hacer de la globalización un momento suyo: una herramienta de poder para mostrar a su cultura, su realidad, sus capacidades, su espiritualidad…Un proyecto ambicioso… novedoso y rico, que rompe con las viejas posiciones de opresión y estancamiento en la zona andina (pobreza, no desarrollo, no ciudadanía, no inclusión, etc…).

    Inconscientemente he leído el ensayo asociándolo al proceso de la creación de estados Nación en Europa, tal como lo describe Norbert Elías: El rey tiene más poder otorgado por el temor de los Sres. feudales a perderlo todo, pero llega un momento en que éste no puede actuar con eficacia en todas las zonas, por eso se crea la burocracia en cada localidad, esto vuelve a generar una fuerza centrífuga de poder y el poder local explosiona en independencias…a lo que se contesta con una monopolización ya no de fuerza sino educativa (escuelas para todos, con los mismos mitos historias, con la simbología… para generar identidad nacional)… Digo todo esto un poco en borrador, pero veo que detrás la globalización, en la que podríamos perdernos algunos, se están generando fuerzas centrípetas de autonomía y poder, que las tienen las culturas más establecidas, como la aymara, pues cuentan con la capacidad para hacer una fuerza centrípeta, de cohesión, de desarrollo local: para usar la globalización como excusa y trampolín para liderar un cambio nacional, en lo que se refiere a desarrollo y descentralización del poder en el Perú. Me pregunto si no se puede hacer un análisis comparado con lo que algunos antropólogos leen el éxito económico chino, y el fundamento ético de su vieja sabiduría que nunca han abandonado… si con Mao ni con nadie…

    Lo más interesante del ensayo es que logra ver las posibilidades de su propia cultura, a las que la literatura antropológica y política ha perdido el rastro. Aquí hay esperanza, fuerza, riqueza, dignidad… y es eso lo que hace al texto tan motivante.

    No obstante, la autora no nos recrea una Alicia en el país de los aymaras. Nos hace notar que la espiritualidad aymara es justamente el arma de doble filo con el que la cultura se enfrenta a la globalización: su espiritualidad. ¿Qué pasa si los aymaras logran perder su horizonte de significados? ¿Si olvidan en tinku, la reciprocidad, el movimiento permanente del tiempo? Entonces, ¿cuál es la labor de los actores políticos actuales en Puno y Bolivia, qué hacer… cuál es el proyecto ¿hay consciencia de esta posible pérdida? ¿hay interés sociopolítico para no perderla?

    Finalmente, la observación hecha al viejo Marx está exquisitamente planteada en el libro de Hannah Arendt: La condición humana, que recomiendo leer… pues no solo el querido Marx que miraba tanto la pequeña mercancía, olvido la cultura, sino también el ocio y la palabra…

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