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DESDE EL TEMOR AL EXTRAÑO HASTA EL RACISMO DE ESTADO

Robin Ibar Riquelme Moreno
Grupo de Estudio: Interculturalidad
Puno, noviembre del 2008

Quiero señalar que lo escrito aquí, más que una construcción ensayística es un intento somero para poder señalar mis posiciones encontradas y dudas surgidas a lo largo del desarrollo del módulo que he ido interpretando y que en un momento me sumieron en una fragilidad emocional por no encontrarle salida al problema. 

Intentaré pues adecuar mis ideas en el sentido de buscar un encuentro entre lo que percibo que es el racismo y lo que los teóricos plantean, para ello abordaré el tema desde el punto de vista de los etólogos, luego trataré de introducir los aportes que la antropología tiene al respecto y finalmente citaré, en la medida de mis limitaciones, a Michel Foucault sobre sus escritos de la Genealogía del Racismo[1]

Al parecer existen razones suficientes para decir que la condición del nosotros y los otros sería la forma primaria de expresar lo que los etólogos plantean; entre muchas otras cosas son dos los planteamientos que a continuación citaré: “El temor al extraño, el recelo ante el desconocido y el rechazo al forastero, todo esto es innato”. Pero por otro lado la etología también nos dice: “La disposición a establecer un vínculo amistoso es innata”[2]. Ambas posiciones aparentemente contrapuestas nos dicen mucho de la condición humana, por un lado está el temor, recelo y rechazo, ya de fábrica que tenemos para con el otro pero también la disponibilidad del vínculo y que también es de fábrica para poder relacionarnos con ese otro.

Partiré de este punto para intervenir con la posición que la antropología tiene al respecto. Parece ser que bajo estas dos sentencias, antes señaladas en el hombre, le permitieron crear el sentido de etnia y por ende el de etnocentrismo, y existe porque la etnia expresa el nosotros primario, esta idea de las características comunes, comportamientos, valores y demás compartidos le dan sentido para ver al otro como extraño y como potencialmente adversario, y ver al grupo como el centro de todo lo exógeno; sin embargo –y aquí vendría el otro polo planteado por la etología-, tanto en la sociedad como en la cultura que son el contexto en la que se generan las ideas de etnia y etnocentrismo, existe la interacción, un principio común a todas las sociedades humanas, me refiero a la forma de tener contacto con el otro; para la antropología, este proceso se da a través del “intercambio”. Esta primaria forma de relacionarse con el otro esta sujeta según los antropólogos a la  valoración ética de “dar recibir y devolver”; se trata del principio de “reciprocidad” que hace posible la armonía en la interacción social humana; cuando ésta es vulnerada, y me refiero específicamente a lo que principalmente hicieron algunas sociedades; es decir, romper con la condición de dar recibir pero ya no devolver, se rompe con una cualidad que regulaba algo básico, desde el momento en el que ya no devuelvo, acumulo y por lo tanto creo la diferenciación social en el grupo; una vez fracturada esta valoración ética tenemos como resultado posiciones como la aristotélica de considerar a los esclavos como infrahumanos o la valoración colonialista para el caso de Latino América de poner en cuestión el si los indios tenían alma o no; es indudable pues ver quienes manejaron de mejor manera estas posiciones y demás está ya recalcar en que forma actuaron. 

Por otro lado, tenemos también como resultado de esta ruptura la creación de noción de Estado que a lo largo de la historia se ha ido desarrollando y perfeccionando en la sociedad “Moderna”, y me parece preponderante tomarlo en consideración pues mucho se habla por ejemplo de las áreas de tensión en las que se genera el racismo y se dice que está preponderantemente, entre indígenas y otros; pueblos-estado condicionados por la colonización; nativos e inmigrantes o las minorías nacionales como lo plantea X. Etxeberria. Pero casi nada se dice sobre la verdadera lógica en la que se habrían fundado los Estados modernos principalmente occidentales y que se universalizaron como la forma más idónea para ser aplicada. 

Quiero tomar en consideración en esta parte los aportes de Foucault, centrados específicamente en su propuesta del Racismo de Estado desarrollado a partir de su planteamiento del biopoder[3]

Foucault nos dice que el racismo de estado surgió a raíz del biopoder y es a través de este mecanismo fundamental que se inserta en los Estados. “La raza, el racismo, son – en una sociedad de normalización – la condición de la aceptación del homicidio (…) Desde el momento en que el Estado funciona sobre la base del biopoder, la función homicida del Estado mismo sólo puede ser asegurada por el racismo (…) Que quede bien claro que cuando hablo de homicidio no pienso simplemente en el asesinato directo, sino todo lo que puede ser también muerte indirecta: el hecho de exponer a la muerte o de multiplicar para algunos el riesgo de muerte, o más simplemente, la muerte política, la expulsión». Y más adelante señala también: “Lo que hace la especificidad del racismo moderno no está ligado con mentalidades, con ideologías, con mentiras del poder, sino mas bien con la técnica del poder, con la tecnología del poder. El racismo está pues ligado con el funcionamiento de un Estado que está obligado a valerse de la raza, de la eliminación de las razas o de la purificación de la raza para ejercer su poder soberano. El funcionamiento, a través del biopoder, del viejo poder soberano del derecho de muerte, implica el funcionamiento, la instauración y la activación del racismo. Y creo que éste radica efectivamente aquí.»  

¿Que implica, en mi visión, todo lo expuesto aquí?. Sin duda muchas cosas, sin embargo no pretendo nada más que comunicar algunas observaciones que me llevan a plantearme algo muy difuso en mi condición de ser humano. Los Etólogos me plantean dos condiciones innatas, que la naturaleza le proporcionó a nuestra especie, y desde ese momento las cosas ya parecen haberse complicado un poco, en cuanto a nuestra disposición a hacer prevalecer una de ellas, no hace falta explicar cual predominó más. Los antropólogos por otro lado me confirman mucho más, esa capacidad del hombre para acentuar esta problemática; mientras más se empeñaba en la complejidad de sus instituciones, más se sumía en su desequilibrio como especie, y por último Foucault me descubre los verdaderos propósitos de estas instituciones.  

Me pregunto que puede hacer la especie humana, frente a esta realidad sino el de sentarse y reconocerse humillado una vez más frente a todo lo que ha creado en nombre de la modernidad. 

 Bibliografía: 

DENEGRI, Marco Aurelio. 2006 “De esto y aquello” Editorial Universidad Ricardo Palma. Lima, 2006. Pp. 

ESTERMANN, Josef.   2006 “Filosofía andina: Sabiduría indígena para un mundo nuevo”. La Paz, Bolivia. Instituto Superior Ecuménico Andino de Teología (ISEAT). Segunda Edición.

ETXEBERRIA, Xavier. 2000 Nosotros Ellos En: “Ética de la DIferencia” Bilbao, España. Universidad de Deusto. Segunda Edición.

FOUCAULT, Michel.  (S/F)  “Genealogía del Racismo” Argentina. Editorial Altamira.  SILVA SANTISTEBAN, Fernando. 2004 “Ética y Moral: Perspectiva antropológica” En: Pie de Página, N° 2. 


[1] Utilizo la edición digital de Editorial Altamira -Argentina

[2] Para este primer hallazgo Eibl-Eibesfeldt nos dice que la alienofobia es anterior a cualquier agresión, agravió o amenaza del extraño; éste, sencillamente, es rechazado por el solo hecho de ser extraño.  En: Marco Aurelio Denegri. 2006 – pp. 246-250.Según Denegri, interpretando a E-E, habría pues razones para justificar el racismo, posición que no comparto pues la alienofobia, no necesariamente te llevaría a ello; por ejemplo en el caso andino a partir de lo que dice Estermann: “existe una diferencia (no-valorativa) entre el runa/jaqi (noqayku/nanaka) y las personas extrañas y exteriores (noqanchis/jiwasanaka): el runa/jaqi ocupa un lugar bien determinado dentro de la red de relaciones sociales, agrícolas y cósmicas. El ser humano que viene de afuera, no tiene este lugar (topos) natural, sino que flota libremente en la topología andina. Esta es la experiencia de cada persona extranjera que viene a vivir en la región andina, sobre todo en el ámbito rural. Puede ocurrir que el runa/jaqi, después de un largo tiempo de observación y convivencia, asigne un lugar a la persona exógena y la incluye dentro de la lógica endógena (noqayku/nanaka).La distinción entre noqayku/nanaka y noqanchis/jiwasanaka no es de oposición o antagonismo, sino de diferenciación polar; para la población autóctona, los españoles no eran enemigos, sino otros, pero de todas maneras seres humanos (wiraqucha, runa/jaqi en sentido amplio). ” Estermann 2006. pp. 213

[3] El biopoder es una técnica de poder aplicada por el Estado moderno mediante la cual se lograría controlar y someter a la población. «Más acá de ese gran poder absoluto, dramático, hosco, que era el poder de la soberanía, y que consistía en poder hacer morir, he aquí que aparece, con la tecnología el biopoder, un poder continuo, científico: el de hacer vivir. La soberanía hacía morir o dejaba vivir. Ahora en cambio a aparece un poder de regulación, consistente en hacer vivir y dejar morir».

La siguiente cita puede ayudar en algo para una mayor comprensión: “Tenemos entonces dos series: la serie cuerpo-organismo-disciplina-instituciones; y la serie población-procesos biológicos-mecanismos regu­ladores-Estado. Por un lado un conjunto orgánico institucional: la órga­no-disciplina de la institución; por el otro un conjunto biológico y estatal: la bio-regulación a través del Estado.”

Según Foucault éstas serían las dos técnicas, una aparecida durante el siglo xvii y la otra el xviii que se superpusieron al antiguo derecho de vida y muerte que el soberano detentaba; en este sentido la primera serie correspondería a la anatomopolítica, tecnología que individualiza, cuyo objeto es hombre-cuerpo y la otra correspondería a la biopolítica referida a las poblaciones  cuyo objeto es hombre-especie.

Un comentario

  1. De: Instituto Ética y Desarrollo - Universidad Ruiz De Montoya. Jesuitas
    Fecha: Nov 28, 2008

    Muy buena presentación y elección de los autores y textos. Sin embargo, el intento por apoyar tus propias ideas sobre el racismo con lo que plantean los teóricos, que prometes al inicio del texto, se pierde un poco con la explicación de las ideas de los autores. Cuando te preguntas: “¿Qué implica, en mi visión, todo lo expuesto aquí?” no haces más que resumir las ideas expuestas y darles ilación, por lo que faltaría esa parte de percepción propia, que se podría lograr discutiéndolas o cuestionándolas. A pesar de ello, el punto principal queda claro y resulta muy interesante.

    Por otra parte, hubiera sido provechoso aterrizar algunas ideas con ejemplos, ya que diversas partes del texto, invitan a dicha reflexión. Por ejemplo, cuando se trata de la visión antropológica o del racismo de Estado, surge inmediatamente los años de violencia política en el Perú como muestra clara de lo que se trata en el texto. Así mismo, si bien el ensayo trata sobre el racismo, al hablar de lo que “ha creado (la especie humana) en nombre de la modernidad”, estás abarcando muchos temas también importantes: la desigualdad de género o la idea misma de propiedad privada, por ejemplo. Frente a este “monstruo”, tu reflexión final adquiere más sentido: “Me pregunto qué puede hacer la especie humana, frente a esta realidad sino el de sentarse y reconocerse humillado una vez más frente a todo lo que ha creado en nombre de la modernidad”. Parece imposible el cambio, pero espero que no creas que en realidad lo es.

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