El Museo Municipal de Taraco constituye un importante esfuerzo por poner en valor parte de un patrimonio cultural olvidado de Puno y del altiplano en general.

Lograrlo ha tenido un impulso vital: el de los investigadores que están estudiando el sitio. En los agradecimientos, que podemos ver al visitar el Museo, se menciona, entre otros, a Charles Stanish, Director del COTSEN Institute of Archaeology at UCLA, a Cecilia Chávez Justo y Edmundo De la Vega Machicao, responsables del diseño, montaje y textos de la exposición; a Charles Steinmetz y Deborah Arnold, quienes, desde California, generosamente financiaron la ejecución de esta obra.

Las fotos para realizar la presente muestra las debemos a Mariolein Sabarte Belacortu y a Rainer Hostnig, quienes amablemente las cedieron para compartirlas con ustedes.

Lo que ha visto es sólo una muestra e intenta animar a que muchos visitantes, nacionales y extranjeros, lleguen a conocer y disfrutar del Museo y la historia milenaria que encierra. Taraco está ubicado a tan solo 30 minutos de Juliaca y 75 desde Puno (Perú); el Museo Municipal se encuentra a un costado del local del municipio, frente a la plaza principal.

Charles Stanish
YAYAMAMA

Esta es una de las esculturas más famosas y conocidas de Taraco. Fue ampliamente descrita y estudiada por Sergio Chávez y Karen Mohr durante los años 70’. Es un gran pilar de cuarcita gris, de sección cuadrangular con superficies pulidas y aristas redondeadas. Las cuatro caras han sido grabadas con figuras en bajorrelieve. Las representaciones de un hombre y una mujer con los brazos cruzados sobre el pecho, ocupan caras paralelas, en oposición simétrica, por lo que su mirada se orienta en direcciones opuestas. Los rostros de los personajes con ojos redondos, las cejas y nariz juntas en forma de T, la boca entreabierta de forma oval y labios gruesos acompañados de trazos que semejan bigotes y barba son represtaciones típicas durante el periodo Formativo. Las otras dos caras tienen figuras de serpientes de dos cabezas (bicéfalas) pero con orejas largas que parecen representar a otro animal. Otro importante elemento del diseño son cabezas de rostro humano del cual se proyectan apéndices que asemejan ganchos. La iconografía tiene semejanzas con monolitos de Pucara y Tiwanaku, pero también comparte similitudes de diseños con la cultura Paracas de Ica.

Cronología: Formativo Medio (1300 – 500 a.C.)
Procedencia: Ciudad de Taraco
Yayamama

MONOLITO DE LA SERPIENTE

La serpiente fue también uno de los principales motivos en la iconografía sagrada. Su valor simbólico radica en que es un animal que vincula distintos espacios: el mundo subterráneo y la superficie, la tierra y el agua, además su movimiento es similar a de un rayo pero en sentido horizontal. 

Cronología: Formativo Medio (1300 – 500 a.C.)
Procedencia: Desconocida

MONOLITO DEL RAYO

En ambas caras de un gran bloque alargado de piedra pizarra, se han grabado por incisión la figura de un Rayo. Esta imagen es altamente simbólica ya que representa una de las mayores expresiones de poder de la naturaleza. Un poder supremo que fue personificado en Tunupa o Illapa deidad encargada de fertilizar tanto la tierra (Pachamama) como el lago (Kotamama), el cual estaría representado en la parte superior de una de sus caras.

Cronología: Formativo Medio (1300 – 500 a.C.)
Procedencia: Desconocida

Columna Taraco Estela Taraco

ESTELAS GRABADAS

Este grupo de monolitos es uno de los más importantes. Corresponde a grandes bloques de piedra pizarra, de forma ligeramente rectangular, en cuyas dos superficies más anchas se han grabado en altorrelieve figuras con representaciones de suches, sapos y posiblemente nutrias, animales sagrados vinculados al agua. Todos ellos han sido representados como emergiendo de la tierra y dirigiéndose al cielo. El sentido de estas figuras puede ser interpretado como una exhortación o anuncio de lluvia. Las figuras de círculos grabados que los acompañan tendrían un significado de origen o destino sagrado vinculado a la Madre Tierra o Pachamama.
Este tipo de estelas estuvo muy difundido en el altiplano

Cronología: Formativo Medio (1300 – 500 a.C.)
Procedencia: Ciudad de Taraco

ESTELAS LLANAS

Bloques de piedra tipo lápidas, de forma rectangular con caras bien definidas. Están elaboradas en materiales relativamente suaves como arenisca y pizarra. Por lo general las superficies son llanas sin grabados, sin embargo, en algunos casos se observan diseños geométricos en una o más caras.
Este tipo de monolitos fueron muy utilizados para construir paramentos de enchape de los templos hundidos de Pukara.

Cronología: Formativo Tardío (500 a.C. – 400 d.C.)
Procedencia: Desconocida
Ubicación de Taraco


PRESENTACIÓN

Diversas son la culturas que se han desarrollado en el altiplano, durante la época prehispánica, así como diversas son las huellas de su existencia. La litoescultura es una de ellas, pero es también, una de las manifestaciones de mayor fuerza y belleza con que nos transmiten su milenaria herencia de arte y poder expresado en piedra.

Estas esculturas no son fríos vestigios de la historia. Son la voz de nuestros antepasados que a través del tiempo y en un lenguaje de piedra nos cuentan de su vida, de su mundo cotidiano pero también divino. Escucharlos es una obligación, comprenderlos un reto.

Taraco, es sin duda, un lugar privilegiado ya que alberga una de las mayores y mas importantes colecciones de escultura en piedra del altiplano y los andes. Esto ha sido claramente comprendido por las autoridades municipales que han asumido la responsabilidad de iniciar la creación de un Museo Municipal, en el cual los vestigios de nuestra historia, no solo se conserven y protejan sino que principalmente sean expuestos para que propios y extraños podamos dialogar con el pasado.

Bajo este entendido, es que la Municipalidad Distrital de Taraco, se honra en ofrecer la presente exposición de la litoescultura de Taraco. La concreción de esta primera fase del proyecto del Museo Municipal se ha hecho gracias a  la decidida y generosa colaboración del Dr. Charles Stanish, Director del COTSEN Institute of Archaeology at UCLA, quien junto a su equipo de profesionales no sólo comparten la ejecución del proyecto sino el espíritu mismo que lo anima.

Taraco, Noviembre 2004



MUSEO MUNICIPAL DE TARACO
TEXTOS: Edmundo De la Vega y Cecilia Chávez
FOTOS: Rainer Hostnig y Mariolein Sabarte Belacortu

SECUENCIA DE LA HISTORIA PREHISPÁNICA DEL ALTIPLANO

En la historia prehispánica de los Andes, el Altiplano representa uno de los principales centros de alta cultura. No sólo fue una de las zonas más ricas y densamente pobladas sino que constituye un centro de origen en la domesticación de plantas y animales, la aparición de los primeros grupos aldeanos, la metalurgia en cobre y el desarrollo del Estado. El proceso histórico y cultural prehispánico de esta región ha sido dividido en cinco grandes períodos que cubren más de 10,000 años de historia. Estos periodos son claramente identificados a lo largo del río Ramis, en una diversidad de sitios que ofrecen una gran información para comprender la prehistoria de la región.
  1. Período Arcaico (8000 - 2000 a.C.) El poblamiento inicial del altiplano, hace más de 10,000 años, estuvo a cargo de pequeños grupos de cazadores-recolectores cuyos vestigios, de pinturas rupestres e instrumentos líticos, se aprecian en diversos sitios del departamento (Lenzora, Pizacoma, Qelqatani, Tumuko, Salcedo, entre otros).

    Aproximadamente, 4000 a.C., se produce la domesticación de plantas (papa, oca, quinua) y animales (llama, alpaca, cuy) permitiendo el desarrollo de las primeras sociedades agro-pastoriles.

  2. Período Formativo (2000 a.C. - 400 d.C.) Las sociedades altiplánicas consolidan y dinamizan su adaptación al medio. Se desarrolla la tecnología agrícola e hidráulica; en arquitectura se impulsa la construcción de grandes centros ceremoniales; se imprime un fuerte impulso al desarrollo técnico y artístico de la cerámica, la textilería, la metalurgia y la litoescultura. Al norte de la cuenca destacan culturas como Qaluyo (1400-600 a.C.) Cusipata (800-250 a.C.) y Pukara (250 a.C. - 400 d.C.) En tanto que al sur, en la actual Bolivia, estaban (Chiripa (1300-200 a.C.) Kalasasaya (600 a.C. - 300 d.C.) y Qeya (100-400 d.C.).

  3. Período Tiwanaku (400 - 1100 d.C.)  Se desarrolla el Estado del mismo nombre que llegó a ser uno de los más grandes e importantes de la historia Andina.  Su extensión ocupó un gran territorio que incluía parte de los actuales países de Bolivia, Perú, Chile y Argentina. Con Tiwanaku, las sociedades altiplánicas alcanzan uno de los niveles más altos de desarrollo en agricultura, arquitectura y artesanía,  pero sobre todo en la organización social, política y económica. El altiplano fue el centro nuclear de la cultura; sitios como Maravillas, Anta Moq’o, Puquis, Capallini, las isla Esteves y Amantani, Huaquina, Sillumocco y otros representan algunos asentamientos presentes en Puno.

  4. Período Altiplano (1100 - 1450 d.C.) Tras el colapso de Tiwanaku, surgieron diversos Señoríos   independientes y rivales, como los Kollas, Lupacas, Pakajes, Omasuyos entre otros. Durante este período la intensa actividad bélica obligó a reubicar los asentamientos en lo alto de los cerros y a protegerlos con grandes murallas. Estos sitios conocidos como "Pucaras" o fortalezas se hallan en todo Puno, destacando algunos como Lloqolloqo, Miscolla, Incacancha, Lamparaquen, Chila, y Tanka Tanka. Los patrones funerarios, también, cambiaron radicalmente, siendo las Chullpas el elemento más característico.  Las Chullpas son grandes torres funerarias, de planta circular o cuadrangular, construidas con piedra y/o barro. Son típicos los sitios de Sillustani, Cutimbo y Arku Punku pero también cerro Imango, Quealichupa y Pukaorqo, entre otros.

  5. Período de Ocupación Inca (1450 - 1533 d.C.) Tras la conquista por los Incas, (siglo XV y XVI), el Altiplano paso a ser una de las provincias mas importantes del Imperio que fuera conocida como Collasuyo. Además de la trascendencia mítica del Lago, al que consideraban "Pakarina" o lugar de origen, el Altiplano ofrecía una gran riqueza en cuanto a recursos, productos y mano de obra. Durante este período se fundaron nuevos poblados como Hatuncolla y Chucuito que cumplían funciones de grandes centros administrativos regionales y pueblos principales en la red de caminos que unían el imperio. La influencia Inca destaca en el labrado de piedra, tal es el caso de las Chullpas de Sillustani y Cutimbo y el templo de Inca Uyu.

LITOESCULTURA EN EL ALTIPLANO

La litoescultura o escultura en piedra es una de las tradiciones culturales más ricas y complejas que desarrollaron las sociedades altiplánicas. Constituye una elevada expresión del arte andino y universal. Un arte conceptual, profundamente simbólico y ritual, en el que se sintetiza y expresa la cosmovisión de los pueblos que la crearon. La iconografía incluye representaciones de animales, reales y míticos; personajes sagrados y divinos; así como, figuras geométricas de carácter alegórico. Sin embargo la intención primordial no fue la de crear una imagen fiel y exacta de la realidad, sino más bien captar y plasmar la esencia de la persona, animal u objeto representado.

Pero la litoescultura no fue un arte puramente estético. Fue, mas bien, un arte funcional que condensaba concepciones cosmogónicas, religiosas y tecnológicas, pero también políticas e ideológicas. Era un arte oficial, propio de una sociedad muy desarrollada y compleja. Su elaboración y uso ritual estuvo a cargo de grupos de especialistas estrechamente vinculados y dependientes de las elites gobernantes las que adoptaron el arte escultórico como un mecanismo para crear elementos de identidad étnica a la vez que símbolos de su poder religioso y político.

La tradición escultórica prehispánica en la cuenca del Titicaca esta asociada fundamentalmente a los periodos Formativo (1300 a.C. – 400 d.C.) y Tiwanaku (400 – 1100 d.C.). En estos cerca de 2500 años los estilos escultóricos cambiaron y evolucionaron a través del tiempo. Las esculturas más antiguas serían también las más sencillas y corresponden a bloques de piedra de contornos irregulares pero con formas ligeramente  rectangulares o piramidales, tipo huacas, cuyas superficies fueron únicamente desbastadas para eliminar irregularidades, sin grabar ningún tipo de diseño. Posteriormente se incorporan grandes monolitos con superficies labradas en alto y bajo relieve, con representaciones naturalistas y simbólicas de animales, personajes y figuras geométricas. Finalmente están las esculturas exentas o esculturas tridimensionales, de sacerdotes o dioses adornados con una compleja iconografía simbólica. Es de destacar que la escultura no solo sirvió para fines de orden monumental y ritual, sino que también se usaron esculturas con un carácter ornamental y estructural en construcciones  arquitectónicas.


LITOESCULTURA EN TARACO

En el contexto de la historia prehispánica, Taraco representa un importante centro de desarrollo del arte escultórico andino. Fue durante el periodo Formativo que la litoescultura alcanzó su mayor apogeo y significado.

En el Formativo Medio (1300 – 600 a.C.) se desarrollan diversos grupos aldeanos de economía agro-pastoril que despliegan una intensiva producción de grandes esculturas en piedra en la que plasman una particular cosmovisión que integra como una totalidad al Hombre, la Naturaleza y lo Divino. Surgen esculturas con figuras grabadas en altorrelieve de símbolos geométricos, animales sagrados, fuerzas naturales,  personajes míticos, a los que se invoca  para solicitar la lluvia y alejar las heladas. Estas esculturas fueron hechas con diferentes tipos de rocas procedentes de canteras como Cupisco, Collana y Compi. Su elaboración demandó un gran esfuerzo de tiempo y energía, así como de una gran maestría en el tallado y una compleja iconografía de referencia. Todo habría sido dirigido y organizado por los Curacas o Mallkus de cada localidad. Las esculturas se ubicaban en lo alto de montículos sagrados o Huacas, como el de Anta Moq’o, donde se construyeron adoratorios, que fueron centros de grandes ceremonias rituales.

Posteriormente, durante el Formativo Tardío (600 a.C. – 400 d.C.), las sociedades se hicieron más complejas y los curacazgos locales se integraron en organizaciones políticas mayores. Bajo este nuevo orden la litoescultura también evoluciona, surgiendo las esculturas exentas o esculturas con volumen tridimensional que representan personajes cuya posición erguida o sedente refleja su alto rango, religioso y/o político. Los antiguos diseños geométricos, antropomorfos y zoomorfos que antes eran el motivo principal, ahora solo son parte de la iconografía que adorna la vestimenta de estos personajes que pasan a ser el foco de atención. Probablemente, durante este tiempo, Taraco adquiere su mayor importancia y prestigio, al convertirse en el principal núcleo de poder religioso y mando político. Las esculturas que representaban a las antiguas Huacas, fueron trasladadas hacia Taraco que se constituyó en uno de los más grandes centros de peregrinación del área.En periodos posteriores, el poder y prestigio de Taraco, fue disminuyendo progresivamente debido al surgimiento de centros ceremoniales como Pucara y Tiwanaku. Sin embargo su importancia como eje de articulación interregional continua vigente, ya que se encuentra estratégicamente ubicado en la principal red de caminos de la ribera norte del lago, por lo que fue considerado un Tambo principal en el Capac Ñan o red vial del Tahuantinsuyo.
Estela Taraco Estela Taraco Estela Taraco