YAYAMAMA Esta es una de las esculturas más famosas y conocidas de Taraco. Fue ampliamente descrita y estudiada por Sergio Chávez y Karen Mohr durante los años 70’. Es un gran pilar de cuarcita gris, de sección cuadrangular con superficies pulidas y aristas redondeadas. Las cuatro caras han sido grabadas con figuras en bajorrelieve. Las representaciones de un hombre y una mujer con los brazos cruzados sobre el pecho, ocupan caras paralelas, en oposición simétrica, por lo que su mirada se orienta en direcciones opuestas. Los rostros de los personajes con ojos redondos, las cejas y nariz juntas en forma de T, la boca entreabierta de forma oval y labios gruesos acompañados de trazos que semejan bigotes y barba son represtaciones típicas durante el periodo Formativo. Las otras dos caras tienen figuras de serpientes de dos cabezas (bicéfalas) pero con orejas largas que parecen representar a otro animal. Otro importante elemento del diseño son cabezas de rostro humano del cual se proyectan apéndices que asemejan ganchos. La iconografía tiene semejanzas con monolitos de Pucara y Tiwanaku, pero también comparte similitudes de diseños con la cultura Paracas de Ica. Cronología: Formativo Medio (1300 – 500 a.C.) Procedencia: Ciudad de Taraco |
MONOLITO DE LA SERPIENTE |
ESTELAS GRABADAS Cronología: Formativo Medio (1300 – 500 a.C.) ESTELAS LLANAS Procedencia: Desconocida |
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SECUENCIA DE LA HISTORIA PREHISPÁNICA DEL ALTIPLANOEn la historia prehispánica de los Andes, el Altiplano representa uno de los principales centros de alta cultura. No sólo fue una de las zonas más ricas y densamente pobladas sino que constituye un centro de origen en la domesticación de plantas y animales, la aparición de los primeros grupos aldeanos, la metalurgia en cobre y el desarrollo del Estado. El proceso histórico y cultural prehispánico de esta región ha sido dividido en cinco grandes períodos que cubren más de 10,000 años de historia. Estos periodos son claramente identificados a lo largo del río Ramis, en una diversidad de sitios que ofrecen una gran información para comprender la prehistoria de la región.
LITOESCULTURA EN EL ALTIPLANO La litoescultura o escultura en piedra es una de las tradiciones culturales más ricas y complejas que desarrollaron las sociedades altiplánicas. Constituye una elevada expresión del arte andino y universal. Un arte conceptual, profundamente simbólico y ritual, en el que se sintetiza y expresa la cosmovisión de los pueblos que la crearon. La iconografía incluye representaciones de animales, reales y míticos; personajes sagrados y divinos; así como, figuras geométricas de carácter alegórico. Sin embargo la intención primordial no fue la de crear una imagen fiel y exacta de la realidad, sino más bien captar y plasmar la esencia de la persona, animal u objeto representado.Pero la litoescultura no fue un arte puramente estético. Fue, mas bien, un arte funcional que condensaba concepciones cosmogónicas, religiosas y tecnológicas, pero también políticas e ideológicas. Era un arte oficial, propio de una sociedad muy desarrollada y compleja. Su elaboración y uso ritual estuvo a cargo de grupos de especialistas estrechamente vinculados y dependientes de las elites gobernantes las que adoptaron el arte escultórico como un mecanismo para crear elementos de identidad étnica a la vez que símbolos de su poder religioso y político. La tradición escultórica prehispánica en la cuenca del Titicaca esta asociada fundamentalmente a los periodos Formativo (1300 a.C. – 400 d.C.) y Tiwanaku (400 – 1100 d.C.). En estos cerca de 2500 años los estilos escultóricos cambiaron y evolucionaron a través del tiempo. Las esculturas más antiguas serían también las más sencillas y corresponden a bloques de piedra de contornos irregulares pero con formas ligeramente rectangulares o piramidales, tipo huacas, cuyas superficies fueron únicamente desbastadas para eliminar irregularidades, sin grabar ningún tipo de diseño. Posteriormente se incorporan grandes monolitos con superficies labradas en alto y bajo relieve, con representaciones naturalistas y simbólicas de animales, personajes y figuras geométricas. Finalmente están las esculturas exentas o esculturas tridimensionales, de sacerdotes o dioses adornados con una compleja iconografía simbólica. Es de destacar que la escultura no solo sirvió para fines de orden monumental y ritual, sino que también se usaron esculturas con un carácter ornamental y estructural en construcciones arquitectónicas.
En el Formativo Medio (1300 – 600 a.C.) se desarrollan diversos grupos aldeanos de economía agro-pastoril que despliegan una intensiva producción de grandes esculturas en piedra en la que plasman una particular cosmovisión que integra como una totalidad al Hombre, la Naturaleza y lo Divino. Surgen esculturas con figuras grabadas en altorrelieve de símbolos geométricos, animales sagrados, fuerzas naturales, personajes míticos, a los que se invoca para solicitar la lluvia y alejar las heladas. Estas esculturas fueron hechas con diferentes tipos de rocas procedentes de canteras como Cupisco, Collana y Compi. Su elaboración demandó un gran esfuerzo de tiempo y energía, así como de una gran maestría en el tallado y una compleja iconografía de referencia. Todo habría sido dirigido y organizado por los Curacas o Mallkus de cada localidad. Las esculturas se ubicaban en lo alto de montículos sagrados o Huacas, como el de Anta Moq’o, donde se construyeron adoratorios, que fueron centros de grandes ceremonias rituales. Posteriormente, durante el Formativo Tardío (600 a.C. – 400 d.C.), las sociedades se hicieron más complejas y los curacazgos locales se integraron en organizaciones políticas mayores. Bajo este nuevo orden la litoescultura también evoluciona, surgiendo las esculturas exentas o esculturas con volumen tridimensional que representan personajes cuya posición erguida o sedente refleja su alto rango, religioso y/o político. Los antiguos diseños geométricos, antropomorfos y zoomorfos que antes eran el motivo principal, ahora solo son parte de la iconografía que adorna la vestimenta de estos personajes que pasan a ser el foco de atención. Probablemente, durante este tiempo, Taraco adquiere su mayor importancia y prestigio, al convertirse en el principal núcleo de poder religioso y mando político. Las esculturas que representaban a las antiguas Huacas, fueron trasladadas hacia Taraco que se constituyó en uno de los más grandes centros de peregrinación del área.En periodos posteriores, el poder y prestigio de Taraco, fue disminuyendo progresivamente debido al surgimiento de centros ceremoniales como Pucara y Tiwanaku. Sin embargo su importancia como eje de articulación interregional continua vigente, ya que se encuentra estratégicamente ubicado en la principal red de caminos de la ribera norte del lago, por lo que fue considerado un Tambo principal en el Capac Ñan o red vial del Tahuantinsuyo. |