Josef Estermann (Suiza,
1956). Es doctor en filosofía y licenciado en teología,
docente e investigador en el Instituto Superior Ecuménico Andino
de Teología, en La Paz, y también docente en la Universidad
Católica Boliviana "San Pablo". Febrero, 2007 |
Ruwanasofía o lurañsofía: ética andina En: ESTERMANN, Josef.
|
Aunque la filosofía andina es, en primer lugar, pachasofía,
es decir: reflexión acerca de la relacionalidad múltiple
vigente para todo el cosmos, el ser humano no sólo 'refleja'
este orden simbólica y ceremonialmente (runasofía o jaqisofía),
sino también lo 'conserva' o lo 'trastorna', de acuerdo a la
manera como se inserta en él. La ética andina --un término
autóctono podría ser "ruwanasofía" (de
ruwana: 'deber', 'lo que hay que hacer') o "lurañsofía"
(de luraña: 'hacer'; 'deber de hacer')(1)--
trata de la normatividad del orden pachasófico. |
Cabe
resaltar que la reciprocidad inter-generacional no termina con la muerte
de los miembros, sino se extiende más allá de ella; el recuerdo
ritual y ceremonial en la tumba de los papás es un 'deber' recíproco
de sus hijos.(28) Por los factores climáticos y topográficos adversos de los Andes, la reciprocidad inter-generacional no es garantía y seguridad suficiente para la conservación de la vida y del orden social y cósmico. Por esta razón, en el ámbito andino (sobre todo en el campo) se practica un sistema muy amplio y sofisticado de padrinazgo y compadrazgo, que es una forma ampliada de reciprocidad. Aunque normalmente no se da a nivel de consanguinidad, se considera a los padrinos y las madrinas 'parte' de la familia, haciéndose 'compadres' (kumpari/kumpäri) de los papás de los ahijados. En cierta forma, los padrinos y compadres cumplen un rol de sustituto en casos de emergencia (al fallecer los padres), pero también tienen una función fuera de esto. Prácticamente cada chakana en la vida de una persona tiene su propio ritual (rite de passage) con padrinos específicos como protagonistas: empezando con el bautismo o la aspersión con agua (ununchachiy/ch'allxataña), el primer corte de cabello (chukcha rutuy/ñik'ut muruña), pasando por la entrada a la adolescencia (warachikuy) o la fiesta de quincenaria, el matrimonio (sirvinakuy/sirwisiña) con cuatro padrinos, hasta llegar a los padrinazgos en 'ocasiones especiales' (techado de la casa, inicio de un negocio, compra de un carro).(29) Ciertamente existe una jerarquía de padrinazgos, de acuerdo a la importancia de la chakana (paso o puente), con sus deberes y derechos peculiares. Pero en general, el compadrazgo se rige del mismo modo por el principio de reciprocidad que las relaciones inter-generacionales. El padrino y la madrina (marq'aqe en quechua e ichu tata, respectivamente ichu mama en aimara, para el bautizo y kasarachiq y jach'a awki, respectivamente jach'a tayka en aimara, para el matrimonio) se comprometen económicamente para con los ahijados (con animales o bienes) y sus padres que por el mismo acto se convierten en 'compadres'.(30) Los padres de los ahijados o la pareja (en caso de matrimonio) lo 'devuelven' recíprocamente en forma de hospitalidad y ayuda en situaciones que lo requieran. Los padrinos tienen el 'deber' de apoyar a sus ahijados donde se lo necesita, pero a la vez tienen el 'derecho' de ser agasajados y recibidos como 'parte' de la familia. Mediante el ritual y la ceremonia correspondientes, los padrinos son integrados como 'compadres' dentro de la familia; la ampliación familiar con el sistema de compadrazgo obedece a la importancia de la reciprocidad como garantía de vida y supervivencia. Cada falta a este principio por parte de los involucrados es considerada una grave infracción con respecto al orden social y cósmico vigente. En las interrelaciones dentro de la comunidad (ayllu) también domina el principio ético de la reciprocidad, en forma de un código moral que tiene que normar las relaciones 'no-connaturales' o extra-familiares (fuera de la consanguinidad y compadrazgo). El código incaico clásico de los tres ¡ama! o ¡jan! ("¡no!" prohibitivo), complementado por la prohibición tajante del incesto, forma la base imprescindible de la convivencia y justicia entre los diferentes miembros y grupos de la comunidad. Ama suwa, ama llulla, ama qella(31) ('no seas ladrón, no seas mentiroso, no seas flojo'); estos tres 'mandamientos' reflejan cada uno a su manera el principio de reciprocidad. El ama suwa/jan lunthatämti (¡no robes!) es la norma que establece la reciprocidad en cuanto a la propiedad; cada robo trastorna el equilibrio existente en la posesión de bienes y ganado, y por tanto peligra la vida de algunos de los miembros de la comunidad. El robo es una infracción que afecta la 'justicia' distributiva para la subsistencia de las personas; es una grave 'falta de reciprocidad', porque a la 'adquisición' forzada de un bien no corresponde ninguna contribución recíproca, ni a la 'pérdida' del mismo bien. El desequilibrio resultante sólo puede ser restituido mediante una 'devolución' directa o indirecta, en forma física o simbólica, en esta vida o hasta más allá de la muerte.(32) El ama llulla/jan k'arïmti (¡no mientas!) establece la reciprocidad a nivel de la verdad en el sentido del equilibrio en el intercambio de información. En Occidente, la honradez ('decir la verdad') poco a poco venía a ser interpretada en sentido existencial como 'autenticidad' (coherencia personal). Para la filosofía andina, hay que distinguir entre la 'mentira' y la 'inautenticidad'; la mentira (llullakuy/k'ari) es una severa falta de reciprocidad porque no 'devuelve' en forma proporcional una información recibida, y por lo tanto trastorna el sistema universal de verdades. La inautenticidad (iskay uya/pä uñnaqani o 'doble cara') más bien es un mecanismo social de supervivencia y de resistencia a la penetración violenta por otra cultura. A las personas del ámbito cultural occidental les choca frecuentemente la manera como se 'juega' con la verdad, según las circunstancias y personas concretas. Esto tiene que ver con lo que se considera 'verdadero' (cheqaq/chiqa): la 'verdad' para el runa/jaqi no es algo abstracto, ni una idea platónica eterna, sino el orden orgánico y relacional del cosmos, del cual el ser humano forma parte. La 'autenticidad' andina entonces no tiene que ver con la coherencia entre lo exterior ('lo que uno dice y hace') y lo interior ('lo que uno piensa y siente'), sino con la adecuación del actuar con este orden cósmico. En el caso de que éste está en peligro (por una irrupción desde afuera), no decir la 'verdad' no es una falta, sino más bien puede ser un 'deber'.(33) Ante este trasfondo, se puede tratar de explicar el fenómeno tan frecuente del iskay uya o pä uñnaqani ('doble cara'). En primer lugar, hay que tomar en cuenta la 'lógica inclusiva' del ser humano andino que es muy distinta de la exclusividad occidental (algo es 'o bien verdadero, o bien falso'). A una pregunta que ofrece como posibles respuestas dos alternativas ("sí" o "no"), el runa/jaqi casi nunca contesta en forma exclusiva, sino busca un camino intermedio. Un "no" seco no corresponde a la realidad, porque ésta siempre es complementaria, es decir: también contiene implícitamente algo del "sí". Una negación tajante además rompería la relacionalidad vital entre las personas: si alguien pide un favor a otra persona, y ésta lo niega en forma rotunda, la relación humana entre ellas se ha roto, lo que significa de todas maneras una 'deficiencia pachasófica'. El runa/jaqi siempre deja abierta la posibilidad de la 'conciliación' entre posiciones supuestamente exclusivas; en vez de un "no" exclusivo, usa un "tal vez", "mañana", "veremos" o "probablemente" inclusivos, que, en el fondo, significa (pero no lo dice) una negativa. La discrepancia entre el 'significado' (lo que se quiere decir) y la 'letra' (lo que se dice) justamente es lo que se suele llamar iskay uya/pä uñnaqani. La autenticidad occidental (la coherencia entre 'significado' y 'letra', respectivamente entre lo 'interior' y lo 'exterior') es para el ser humano andino un valor de segunda importancia, que tiene que subordinarse al criterio superior de la importancia vital de las relaciones sociales y cósmicas. Mantener estas relaciones vale más que ser 'auténtico' y romper los nexos entre las personas. El runa/jaqi no percibe el iskay uya/pä uñnaqani como una falta de sinceridad, ni menos como 'mentira'; es una forma inclusiva e indirecta de 'decir la verdad', dentro del código cultural accesible al poblador andino. Entre las personas con este trasfondo cultural, normalmente no hay ningún problema con el iskay uya/pä uñnaqani, porque no es percibido como 'inautenticidad'; recién en el encuentro intercultural, se produce un choque que da lugar a la interpretación exógena del iskay uya/pä uñnaqani como 'inautenticidad' y 'falta de sinceridad'. 'Verdad' y cheqaq kay/chiqa(34) no son equivalentes homeomórficos, ni lo son 'no' y manan/janiwa; siempre queda una intersección de desentendimiento o heterogeneidad. Así, por ejemplo, es interesante que el runa/jaqi 'ablanda' la negación (manan/janiwa) por una serie de sufijos diminutivos y de cortesía, pero sobre todo por el sufijo de negación correspondiente -chu/-ti. Nunca dice manan!/janiwa! a secas (por ejemplo contestando la pregunta "¿Vas a venir?"), sino siempre con 'rodeos' condicionales y en forma ablandada: Manan hamuymanchu/janiw jutkäti ('no vendría'). El runa simi/jaqi aru es un idioma sumamente 'incluyente' e 'indirecto' (florido, metafórico y recargado de adornos). El ama qella/jan jayrämti (¡no seas flojo, ocioso, vago!) por fin se refiere a la falta de reciprocidad en el trabajo. Ya hemos visto que cada infracción contra la reciprocidad laboral del ayni, de la mink'a y de la faena constituye un peligro serio para la convivencia social y comunal. Lo mismo ocurre con la 'pereza', porque en este caso no se 'retribuye' recíprocamente (en forma proporcional) un esfuerzo hecho por otras personas, sean éstas los mismos padres o los participantes en una de las formas de trabajo colectivo. Alguien que deja de desempeñarse como lo hacen los demás, trastorna la 'justicia' del equilibrio recíproco con respecto a la cantidad y calidad del trabajo. Falta mencionar un cuarto 'mandamiento' de igual importancia para la vida y convivencia en los Andes: "¡no cometas incesto!" Los vocablos quechuas para "incesto" son ayllu-pura huchallikuy, aylluwan huchallikuy o mirkuy. En aimara, 'incesto' es, según Bertonio, qhacha jucha ('pecado incestuoso'). El vocablo quechua pura significa 'entre miembros de la misma clase' (noqanchis pura: 'entre nosotros'), huchallikuy/juchachasiña significa 'pecar'; por lo tanto, las expresiones quieren decir: 'pecar entre los miembros del ayllu' o 'pecar con el ayllu'. El hecho de que la referencia del 'incesto' es el ayllu y no la familia(35), nos indica que no se trata solamente de un delito 'sexual', sino ante todo de reciprocidad entre distintos linajes(36). La exogamia garantiza la plena vigencia del principio de complementariedad polar con respecto a la sangre (yawar/wila), como también la 'conservación' plena de la vida y del orden cósmico. El 'incesto' es una grave infracción de este orden porque interrumpe violentamente el principio de polaridad y contribuye a la debilitación de la fuerza vital (mongolismo, idiotismo). Además, es una falta de reciprocidad como la que rige entre la pareja de cónyuges; entre padre e hija, o entre hermanos nunca puede haber este tipo de reciprocidad. La criatura que es el resultado del incesto no tiene 'dueño' definido. La problemática del incesto en los Andes tiene que ver con un posible embarazo, y no tanto con el mismo acto sexual. El problema de fondo, tal vez, surge de la 'descendencia paralela' con respecto al parentesco, como era vigente en los tiempos incaicos(37): los varones estaban en el linaje del padre, y las mujeres en el de la madre. En la actualidad, cada uno lleva los apellidos de los dos padres. En el caso del 'incesto', este orden sería severamente tergiversado; la 'pertenencia' a un linaje determinado ya no estaría definida. El ayllu no sólo es la comunidad donde conviven distintas familias en forma ordenada y con una cierta normatividad, sino un linaje de sangre (muchos llevan el mismo apellido) que no puede ser afectado por un caso de 'incesto'. Por fin hay que reiterar que cualquier 'infracción' con respecto al orden ético por parte de una persona, una pareja, un grupo o una comunidad, tiene efectos y consecuencias mucho más allá del radio de 'responsabilidad' del autor en sentido occidental. Esta responsabilidad ('deber-responder-por') no se mide por la medida de la libertad individual y personal, sino por el impacto en términos cósmicos y sociales que tiene la infracción respectiva. Además, los efectos tampoco se limitan a la realidad actual y regional (kay/aka pacha), sino que se extienden a otras regiones de pacha (hanaq/alax y uray/manqha pacha), y a lo largo de las generaciones. El 'incesto', por ejemplo, no puede ser 'restablecido' en una sola generación; por lo tanto, el autor tiene que hacer la expiación como 'condenado' (kukuchi/manq'a manq'a) para que el equilibrio cósmico se establezca nuevamente. En esto, todo el ayllu tiene un papel importante, a través de la 'reconciliación simbólica' en el ritual. En el caso de una acumulación de infracciones contra el orden ético (sobre todo contra el principio de reciprocidad), como por ejemplo ocurrió a lo largo de la Conquista y Colonia, se teme un pachakuti, una 'revolución cósmica', que sería un salto cualitativo de un cierto orden a otro, a través de una catástrofe.(38) El ser humano es, en el fondo, 'cuidante' (arariwa) de este orden; y la ética consiste en el cumplimiento adecuado de esta función. |
NOTAS |
(1) | En quechua y aimara
existen sufijos específicos que indican la normatividad, obligatoriedad
y necesidad: el sufijo obligativo -na en quechua y -ña
en aimara. En quechua, se lo usa con el pronombre personal y kay
('ser'), como verbo principal: rinay kashan ('tengo que ir') significa
literalmente: 'mi (-y) deber (u obligación) (-na)
de irme (ri-) está [dado] (kashan)'. En aimara, se
usa el verbo con el sufijo obligativo -ña, agregando uno
de los cuatro sufijos posesivos personales. Por ejemplo, sarañajawa:
'tengo que ir' o literalmente 'mi (-ja) deber (-ña)
de ir (sara-) está (-wa)'. Esto quiere decir que
el 'deber' no es tanto una acción (forma verbal), sino un estado,
una 'posesión' (forma posesiva). Esto se refleja más nítidamente
en otra aplicación de los sufijos obligativos -na (en quechua)
y -ña (en aimara), o sea, como nominalizadores: agregados
a la raíz verbal, las palabras se convierten en sustantivos (mihuna/manq'aña:
'comida'; tiyana/quñuña: 'asiento'; pichana/pichaña:
'escoba'). Una tercera forma de uso es la combinación con la finalidad
(-paq/-taki: 'para') y el plazo (-kama: 'hasta'): ruwanankupaq/lurapxañapataki
('para que lo hagan'); kutiramunaykikama/ kutiniñamkama
('hasta que regreses'). El vocablo quechua ruwana (o rurana) es la forma nominalizada del verbo ruway o ruray ('hacer') y significa literalmente: 'lo que se debe hacer' o el 'deber'. En aimara, el vocablo lurañ(a) es a la vez el infinitivo, la forma nominalizada y la forma obligativa del verbo luraña. En el quechua de Ayacucho, se usa para "deber" es vocablo kamachikuy (de kamachiy: 'mandar', 'ordenar'; más el sufijo reflexivo -ku), que significa 'orden', 'mandato', 'disposición'. "Ruwanasofía/lurañsofía" es entonces la 'sabiduría de lo que se debe de hacer'. |
|
(2) | La 'falacia naturalista' consiste en la inferencia indebida (e inválida) del 'ser' al 'deber', o más exactamente: de proposiciones constatativas (o descriptivas) como premisas, a proposiciones performativas como conclusión. Un ejemplo: 'Todo el mundo practica el soborno para conseguir algo'; ergo:'el soborno es algo éticamente permitido'. La 'falacia naturalista' no se produce cuando la misma realidad (el 'ser') ya está impregnada por el 'deber', es decir: cuando ya contiene una cierta normatividad intrínseca (tal como lo afirma por ejemplo la teoría del 'derecho natural'). John L. Austin sostiene que no se puede distinguir con exactitud las proposiciones 'constatativas' ('ser') y las 'performativas' ('deber'); sólo hay proposiciones con distintas 'fuerzas ilocucionales' [Austin, John L. (1962). How to do Things with Words. Oxford]. | |
(3) | Rodolfo Kusch,
tratándose del pensamiento indígena y popular en América
Latina, plantea una 'filosofía del "estar-ahí"'
(Kusch, Rodolfo (1970; 1977). El pensamiento indígena y popular
en América Latina. Buenos Aires: Hachette. 242ss.). La distinción
entre 'ser' y 'estar', que admite el idioma español, caracteriza
dos tipos de filosofía: la del 'ser' (ontología) que describe
la realidad en términos universales, necesarios y eternos (tradición
de Parménides), y la del 'estar' que enfoca lo concreto, contextual
y situacional (tradición de Heráclito). Enrique Dussel interpreta
la 'ontología' occidental como una filosofía imperialista
del centro: "La ontología, el pensar que expresa el ser --del
sistema vigente y central-- es la ideología de las ideologías,
es el fundamento de las ideologías de los imperios, del centro."
[Dussel, Enrique (1977; 1980). Filosofía de la liberación.
México; Bogotá. 15; § 1.1.4.3]. El In-der-Welt-Sein, ('mundanidad') de Heidegger es un existencial del ser humano, y por eso, se limita a la situación del individuo (Dasein o 'ser-ahí'). En las obras tardías, Heidegger interpreta el 'ser' más en un sentido 'cosmológico': el 'mundo' (Welt) es interpretado como Geviert, es decir: los cuatro ejes cardinales de 'tierra', 'cielo', 'lo mortal' y 'lo divino' [Heidegger, Martín (1954). Vorträge und Aufsätze (Ponencias y Ensayos). Pfullingen. l44s.; l70ss.]. |
|
(4) | Es cierto que hay algunas excepciones en la tradición occidental a estos principios. Spinoza tituló su obra principal, de índole lógico-metafísico, Ethica ordine geometrico demonstrata, planteando prácticamente una equivalencia de ontología y ética. La Estoa insiste en una ética 'físico-morfa' (vivir conforme a la naturaleza). Lévinas cuestiona el principio de la libertad (E) e individualidad estricta (F) y plantea la 'sustitución ética'. | |
(5) | Véase capítulo
9.3 "Dios como pachakamaq". El 'dibujo cosmogónico' de Pachacuti Yamqui es traicionero con respecto a la naturaleza de lo divino. Introduce a Wiracocha Pachayachachiq explícitamente como "hacedor del cielo y tierra" (ticçimoyo camac), respectivamente como "Señor de los Principios" (ticçicapacpa). Se entiende que se trata de un interpretación eminentemente cristiana con fines explícitamente apologéticos. La ubicación misma de 'Dios' en el óvalo cósmico, sin embargo, nos da un dato sobre su función pachasófica de chakana y su inclusión inmanente en el todo de pacha. |
|
(6) | En terminología greco-andina: la "runanomía/jaqinomía" es parte de y refleja a la "pachanomía". La diástasis occidental entre 'autonomía' y 'heteronomía' no es transculturable tale quale a la filosofía andina. Lo ajeno (heteron) es a la vez lo propio (authon), y lo propio a la vez lo ajeno. | |
(7) | Ya he mencionado que las categorías 'topológicas' principales de la filosofía andina no son las de 'interior-exterior', 'esencial-accidental', 'inmanente-trascendente', sino las de 'arriba-abajo', 'izquierda-derecha'. La distinción occidental estricta entre el foro 'privado' y 'público' no existe en esta medida para el runa/jaqi andino: la 'privacidad' nunca se refiere al individuo, sino al núcleo social de la familia. La costumbre andina de dormir entre cuatro o cinco en una habitación (o hasta en una cama) no se debe simplemente a la precariedad de las viviendas, sino es la expresión de este sentimiento meta-individual de la 'privacidad'. Más bien causa extrañeza e incomprensión cuando alguien insiste en 'retirarse' a sus propias cuatro paredes. | |
(8) | Para el sentimiento
andino, los fenómenos meteorológicos y astronómicos,
los cerros (apu/achachila o ruwal) y la pachamama, los animales,
las piedras, los ríos, las lagunas y cuevas, pero sobre todo los
'espíritus' (nunakuna/achachilanaka) son actores 'éticos'
que contribuyen a; respectivamente trastornan el orden cósmico. Como uno de los muchos testimonios y narraciones menciono el cuento del cerro Walqa walqa: Su pareja, el apu Sabancaya, está gravemente enfermo [trastorno cósmico]; por eso, el Walqa walqa busca remedio en un pueblo, pero sólo encuentra indiferencia y rechazo por parte de la población [otro trastorno cósmico], con excepción de una anciana que ayuda [reciprocidad cósmica 'positiva']. Como consecuencia, el volcán Sabancaya destruye todo el pueblo [reciprocidad cósmica 'negativa'], pero salva a la anciana [reciprocidad cósmica 'positiva']. Este cuento se narra en: Chirinos Rivera, Andrés y Maque Capira, Alejo (1996). Eros Andino. Cusco: Centro Bartolomé de las Casas. 158-165. |
|
(9) | San Agustín,
después del intento maniqueo de 'hipostazar' y ontologizar el 'mal',
llega a la conclusión de que el mal 'no es' en un sentido ontológico
(sustancial), sino quod nihil aliud est quam corruptio vel modis, vel
speciei, vel ordinis naturalis ('no es otra cosa que la corrupción
de la medida, de la belleza y del orden natural') [De natura boni.
IV]. En De moribus Ecclesiae Catholicae et de moribus Manichaeorum,
define el 'mal' como "aquello que renuncia a la esencia y tiende
al no ser [...]. Tiende a hacer aquello que es cesar de ser." (2,2,2)
Esta concepción se remonta al neoplatónico Plotino. Seudo-Dionisio Areopagita niega igualmente la subsistencia del mal y establece una equivalencia entre el bien y ser por un lado, y entre el mal y no-ser por otro lado: "Todas las criaturas, en la medida en que tienen ser, son buenas y proceden del Bien, y en la medida en que están privadas del Bien, ni son buenas ni tienen ser" [Nomines Divini. 4.20]. Santo Tomás de Aquino resume esta tradición plotiniana-agustiniana-dionisiana en la fórmula: "El mal no es algo [aliquid], algo positivo, y Dios no puede haberlo creado, puesto que no es creable, sino que existe solamente como una privación [privatio] de lo que en si mismo, como ser, es bueno" [Summa Theologiae. I a. 48]. |
|
(10) | Santo Tomás,
Fray Domingo de (1560; 1951). Léxicon o vocabulario de la lengua
general del Perú. Edición facsimilar, con prólogo
de Raúl Porras Barrenechea. Lima. Bertonio, Ludovico (1612; 1993). Vocabulario de la Lengua Aymara. La Paz: Biblioteca del Pueblo Aymara; Radio San Gabriel. |
|
(11) | Véase: van den Berg, Hans (1985). Diccionario Religioso Aymara. Iquitos: CETA-IDEA. 179. | |
(12) | El vocablo quechua/aimara chanin/chani o chiqa significa como adjetivo 'justo', 'correcto', y como sustantivo 'verdad' (chaninta rimay/chiq saña: 'decir la verdad'). El verbo (con el sufijo factivo -cha) chaninchay/t'aqaña significa 'juzgar', 'hacer justicia'; no existe un vocablo aparte para 'justicia', sino se usa el verbo en forma sustantiva ('el acto de juzgar'). En quechua, también se suele usar la palabra kuskachay, de la raíz kuska ('junto', 'juntos'): 'igualar', 'juntar' o 'lo que se junta'. Esta expresión manifiesta de mejor manera que la 'justicia' en sentido andino es un 'relacionamiento', un estado de 'conjunto' (kuska). | |
(13) | Véase el capítulo 9.5 "la relación religiosa". | |
(14) | Se entiende que esta 'lógica' se da dentro de un modelo geocéntrico (tolemaico) del cosmos. Pero no hay que olvidar que es la experiencia vivencial del ser humano, que es la base de la interpretación pachasófica, y no una teoría abstracta y contra-sensitiva. Los solsticios de por si son chakanas importantes que requieren de un tratamiento cuidadoso por parte del ser humano. Este es un 'colaborador' cósmico que ayuda simbólicamente al sol a superar esta situación precaria. La chicha y la llama representan elementos pertenecientes a la 'zona de transición' cósmica. | |
(15) | Véase las
narraciones en: Gow, Rosalind y Condori, Bernabé (1976). Kay pacha: tradición oral andina. Cusco: Centro de Estudios Rurales Andinos Bartolomé de Las Casas. 60-64. |
|
(16) | Para mayores detalles,
véase: Gow, Rosalind y Condori, Bernabé (1976). Kay pacha: Tradición oral andina. Cusco: Centro de Estudios Rurales Andinos Bartolomé de las Casas. 5-16. Berg, Hans van den (1989). La tierra no da así nomás: Los ritos agrícolas en la religión de los aymara-cristianos. Ámsterdam. Kessel, Juan van (1993). Pachamama. Puno. Rösner, Enrique (1996). "Der Enststehungsprozess des indigenen andinen Religions-verständnisses". En: Fornet-Betancourt, Raúl (ed.). Mystik der Erde: Elemente einer indianischen Theologie. Friburgo. 46-75; sobre todo: 56-66. Kill, Lucia (1969). Pachamama: Die Erdgöttin in der altandinen Religión. Bonn. |
|
(17) |
El debate sobre al relativismo
cultural versus el universalismo
o la supraculturalidad de los Derechos Humanos solía ser un punto
permanente en la agenda de las conversaciones entre los bloques económico-políticos
en el periodo de la Guerra Fría. Hoy día, el centro de
gravitación se ha trasladado al diálogo interreligioso
e intercultural donde el Islam juega un papel protagónico con
respecto a los Derechos Humanos. Según Samuel Huntington [The
Clash of Civilizations, 1993], las futuras guerras ya no se desatarían
por motivos económicos, ideológicos o políticos
sino por las discrepancias culturales, inclusive con respecto a los
Derechos Humanos. |
|
(18) | Reitero que la 'justicia social' es una sub-forma de la 'justicia cósmica'. Para la filosofía andina, las relaciones sociales no son principalmente distintas de las relaciones cósmicas (pachasóficas). El equilibrio social ('justicia') contribuye al equilibrio cósmico, y éste se expresa --entre muchas otras formas-- por la justicia social. | |
(19) | Muchos de los conceptos éticos de la Biblia Hebrea (sobre todo de la Torah) son normas endógenas del pueblo de Israel y se basan en la Alianza entre éste y Yahvé. En especial, esto se puede apreciar con respecto al Decálogo (Ex 20:1-17; Dt 5:6-21). Por ejemplo, el mandamiento "¡No mates!" se refiere implícitamente a los miembros del mismo pueblo de Israel como terminus ad quem. No hay contradicción entre este precepto y el permiso o hasta el deber de matar a las personas de otros pueblos y cultos ('enemigos'). La universalización de la ética se da en los libros tardíos (del post-exilio) de la Biblia Hebrea y en el Nuevo Testamento, yendo de la mano con el proceso paulatino de la monolatría al monoteísmo estricto. | |
(20) | Cf. capítulo
9.5 "La relación religiosa". El runa/jaqi interpreta los sacramentos y sacramentales como 'servicios', y no como 'dones' y 'signos' de la gracia divina. La reciprocidad exige que haya un intercambio equivalente entre el 'servicio' (misa, bautismo, matrimonio) y el 'pago' complementario por parte del solicitante. Tal como se habla de "pago" en relación con la pachamama, también se puede hablar -sin escrúpulos- de "pago" en la relación con lo divino. El concepto (paulino-agustiniano) de 'gracia' como don libre y desinteresado de Dios es prácticamente incompatible con el principio de reciprocidad andino universalmente válido. |
|
(21) | Aparte del principio de reciprocidad, la ideología desarrollista ('desarrollismo') viola otros principios fundamentales de la filosofía andina. El verdadero 'progreso', en sentido andino, consiste en el fortalecimiento y perfeccionamiento del orden pachasófico, mientras que muchos 'proyectos de desarrollo' apuntan (inconscientemente) a un trastorno de esta topología andina. Las grandes migraciones, por ejemplo del ámbito rural a las ciudades, no sólo ponen en peligro el equilibrio ecológico, sino sobre todo eco-sófico (pachasófico). Métodos de producción intensivos y mecanizados pueden desequilibrar el equilibrio precario de los eco-sistemas (pisos ecológicos), pero sobre todo las múltiples relaciones pachasóficas de respeto y deber recíproco. La 'modernidad andina' no es una reedición de la modernidad occidental (véase 10.2 ''El derecho a la auto-determinación cultural"). | |
(22) | Una
de las raíces doctrinales es la palabra radical de Jesús
en Mt 10:37: "No es digno de mi el que ama a su padre o a su madre
más que a mí; no es digno de mi el que ama a su hijo o su
hija más que a mi''. Cf. también Mc 3:31-35: "[...]
todo el que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana
y mi madre" (v .35). Estos versículos son la base del ideal
monástico y religioso clerical durante casi veinte siglos, y sirven
de argumento ideológico de las nuevas sectas apocalípticas
para desligar a sus adeptos completamente de los lazos familiares. Otra raíz trascendental es la sobrevaloración de lo espiritual y el menosprecio correspondiente por lo corpóreo-natural en la filosofía (neo-)platónica y sus epígonos racionalistas e idealistas posteriores. Al respecto, la filosofía de Lévinas expresa de mejor manera esta diástasis judeo-occidental entre eticidad y naturalidad: el 'otro' (no habla de la 'otra') en sentido ético nunca es el hermano, padre, hijo, la hermana, madre o hija consanguíneos, ni la pareja, sino el pobre, huérfano y la viuda, de-connaturales e inconmensurables con el 'yo'. La relación de 'filialidad' y 'fraternidad' (¿y la 'sororidad'?) es una expresión del eros 'amoral' o 'natural', y no del agapé ético y 'meta-físico'. Cf. Lévinas, Emmanuel (1961; 1987). Totalidad e infinito: Ensayo sobre la Exterioridad. La Haya; Salamanca. 265ss; 286-288. |
|
(23) | La
familia extensa andina no sólo incluye a los miembros de la familia
nuclear (padres e hijos), los abuelos, primos y primas, tíos y
tías, sino también a todas las personas ligadas por las
múltiples formas de padrinazgo (ahijados y ahijadas, padrinos y
madrinas) y compadrazgo (compadres y comadres). En las zonas rurales,
la familia extensa frecuentemente coincide con el ayllu. Véase: Contreras Hernández, Jesús (1984). "El compadrazgo y los cambios en la estructura de poder local en Chinchero, Perú". En: América Indígena. Vol. 44 Nº 2. 353-374. Martínez, Héctor (1963). "Compadrazgo en una comunidad indígena altiplánica". En: América Indígena. Vol. 33 Nº 2. 127-139. Berruecos, Luis (1976). El Compadrazgo en América Latina: análisis antropológico de 106 casos. México. García Tamayo, Eduardo (1979). "Estructura y función del compadrazgo: dos aproximaciones antropológicas''. En: Debates en Antropología. Nº 4. 95-119. |
|
(24) | Este principio de la 'justicia diferenciada' se nota, por ejemplo, en las fiestas religiosas con mayordomía. La cantidad y calidad de bienes y favores que uno recibe, es proporcional a la cercanía familiar (en sentido extenso) de la persona en cuestión con respecto a la pareja que ejerce la mayordomía. Una 'justicia de regadera' (todos se mojan por igual) para el runa/jaqi es suma injusticia. | |
(25) | En
el quechua, el sufijo compuesto -naku consiste del sufijo recíproco
-na (morfológicamente idéntico con el obligativo
-na) o de su alomorfo -puna, que siempre se hace auxiliar
con el reflexivo -ku, cuando se trata de una acción recíproca
entre dos agentes, o con el causativo -chi, cuando la acción
mutua se realiza con la intervención de un tercer agente. Ejemplos:
reqsinakuy ('conocerse mutuamente'); ayninakuy ('cooperar
el uno con el otro'); qhawapunakuy ('mirarse cara a cara'); tinkunachiy
('hacer que dos personas se conozcan'); munanachiy ('hacer que
dos personas se amen'). En aimara, el sufijo -si es tanto reflexivo
como recíproco. Sirvinakuy/sirwisiña significa entonces: 'servirse mutuamente', 'servirse el uno al otro'. Uywanakuy/uywasiña viene del verbo uyway/uywaña ('criar'; 'adoptar') y significa 'adoptarse mutuamente', porque mediante el uywanakuy/uywasiña, la mujer llega a ser parte de la familia del varón (prácticamente su hija adoptiva), y este a su vez parte de la familia de la mujer ('hijo adoptivo'). |
|
(26) | Jaqichasirinaka significa literalmente 'los que se hacen mutuamente personas'. Jaqichasiña significa 'casarse', literalmente: 'hacerse personas'. Este hecho lingüístico indica que recién la pareja (chachawarmi) es 'persona' en sentido pleno, y no el individuo como tal. | |
(27) | A pesar de que la evangelización católica ha querido desprestigiar el sirvinakuy/sirwisiña como "convivencia" o "concubinato" (pre- o extra-matrimonial) en un sentido occidental, los novios andinos no se entienden simplemente como 'convivientes', ni el sirvinakuy/sirwisiña como 'matrimonio a prueba'. Se trata de una institución con una serie de compromisos gradualmente más importantes. En la actualidad, el sirvinakuy/sirwisiña está muy difundido, no obstante la condenación por parte de la Iglesia Católica. | |
(28) | Véase
también en el capítulo 7.9 "Psicología andina". La reciprocidad trans-mortal no solo es el cumplimiento de un deber pendiente por parte de los familiares vivos, sino también por parte de los difuntos (alma). El familiar difunto sigue 'haciendo favores' a sus seres queridos o, en su defecto, 'molestándolos' como condenado o kukuchi/manq'a manq'a. Claro que a estas 'contribuciones' de los difuntos hay que corresponder recíprocamente, mediante rituales, cariño, comida y despachos/luqtanaka. |
|
(29) | Véase
nota 23 de este capítulo. Existen los siguientes tipos de padrinazgo personal (por parte son católicos): a. Bautizo (sea católico o andino [ununchachiy/ch'allxataña]). b. Primer corte de cabello (chukcha rutuy/ñik'ut muruña). c. Primera Comunión. d. Promoción de Primaria. e. Adolescencia (quincenaria o warachikuy). f. Confirmación. g. Promoción de Secundaria. h. Matrimonio (sea católico o andino [sirvinakuy/jaqichasiña]). De esta manera, una persona puede tener hasta veinte padrinos y/o madrinas. Todos ellos forman parte de la familia y se convierten en 'compadres' (kumpari/kumpäri) y 'comadres' (kumari/kumäri) de los padres de los ahijados. Un padre y una madre con cinco hijos pueden llegar a tener hasta cien compadres y/o comadres con quienes se establece lazos de reciprocidad. Además existen padrinazgos no-personales como para: i. Techado de la casa. j. Vehículos o ganado. k. Negocio, tienda, etc. |
|
(30) | En aimara, el padrino de matrimonio civil o de aro es t'aqa awki ('el padre de destetar'), la madrina de matrimonio civil o de aro es t'aqa tayka ('la madre de destetar'). | |
(31) | En aimara, sería: jan lunthatämti; jan k'arïmti; jan jayrämti ['no seas ladrón, no seas mentiroso, no seas flojo']. | |
(32) | También con respecto a estos tres mandamientos hay que advertir que se trata en realidad de normas exclusivas del ayllu del sujeto 'natural' (noqayku/nanaka), y no de normas 'universales' o inclusivas. Como la reciprocidad siempre tiene un cierto 'área de alcance', los mandamientos se refieren, en primer lugar, a esta área. En las relaciones intra-familiares y comunales, el cumplimiento de los tres ¡ama! o ¡jan! es sagrado, so pena de severos castigos o hasta la expulsión. Pero se nota que en las relaciones 'casuales' con personas foráneas (funcionarios, comerciantes, turistas, etc.), se viola estos principios éticos con más facilidad. Parece que referente a estas relaciones, el principio de la reciprocidad no rija de la misma manera que para las relaciones 'naturales' del ayllu. La 'justicia diferenciada' se manifiesta, por ejemplo, en la gravedad del castigo para un ladrón, de acuerdo al hecho de que pertenece al mismo grupo perjudicado (en este caso es más grave), o que viene de afuera (en este caso es menos grave). | |
(33) | Nuevamente reitero que el eje dual entre 'interior' y 'exterior' para el runa/jaqi no es un eje de mucho peso. La categoría más importante es lo relacionado al cosmos y las personas de cercanía familiar y comunal. Por lo tanto, el punto de referencia de la 'honradez' (decir la verdad) no es lo interior personal (conciencia moral; 'super-yo'), sino los lazos sociales. La coherencia inter-personal (autenticidad colectiva) prevalece sobre la coherencia personal (autenticidad existencial). Una persona que tiene que testimoniar contra un familiar o un compadre, prefiere mantener las relaciones 'naturales' y puede hasta jurar en vano. | |
(34) | Existen distintos vocablos en quechua para expresar lo que significa la palabra española "verdad", aunque ninguno coincide exactamente con el concepto occidental: cheqaq o cheqaq kay ('lo verdadero'); chanin ('lo justo'); sut'in ('lo claro', 'lo nítido', 'lo cierto'); kaqlla ('lo mismo', 'lo intacto'). En aimara, la palabra chiqa significa 'verdad' y 'derecho'; una persona honesta se llama chiqa jaqi ('gente verdadera'). Chiqachaña significa: 'enderezar caminos, palos o cualquier cosa'; 'decir la verdad'; 'ir derecho, sin torcer a otra parte'. Hay que subrayar la familiaridad filosófica y lingüística entre 'justicia' (chanin/chiqa) y 'verdad' (cheqaq/chiqa). Para la filosofía andina, la 'verdad' no se da en mayúsculas ('La Verdad'), en el sentido de la aletheia greco-occidental como transcendentale, equivalente al 'ser' (verum et ens convertuntur). La 'verdad' en sentido andino es siempre una cierta conformidad con el orden cósmico de reciprocidad y complementariedad. La 'realidad' es 'falsa' (y a la vez 'injusta') en la medida en que se aleje del ideal pachasófico. | |
(35) | No existe una palabra quechua propia para "familia"; se usa una forma quechuizada del español: phamilla, o wasi wawakuna, pero también el vocablo ayllu; en aimara, para "familia" se usa wila masi, es decir: 'compañeros de sangre'; o utpacha: 'todos los componentes de la casa'. | |
(36) | El
ayllu prácticamente es la familia extensa; en muchas comunidades
campesinas de las zonas andinas, casi todos los miembros del ayllu
son familiares de consanguinidad de hasta el 3° grado. Esto se refleja
en los apellidos comunes. La familia nuclear wasi wawakuna ('niños
de la casa') o wila masi ('compañeros de sangre') no es
el punto de referencia del tabú incestual, sino la familia extensa
del ayllu. Por eso existe la necesidad de la exogamia. Hay muchos indicios de que la clase noble incaica practicó el incesto o la adelfogamia (matrimonio entre hermanos), a fin de conservar el linaje y la pureza de sangre. Véase: Duviols, Pierre (1993). "Estudio y comentario etnohistórico". En: Duviols, Pierre e Itier, César. Joan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua: "Relación de Antigüedades deste Reyno del Piru". Estudio etnohistórico y lingüístico. Cusco: Centro Bartolomé de las Casas. 13-126; 83-87. |
|
(37) | Véase:
Espinoza Soriano, Waldemar (1987). Los Incas: Economía, Sociedad, Estado en la era del Tahuantinsuyo. Lima: Amaru. 124-129. El Tercer Concilio Limense de 1582 reconoció la descendencia paralela y la legisló tácitamente en uno de sus artículos. Hasta las primeras décadas del siglo XIX, los hijos varones llevaron el apellido paterno, y las mujercitas el materno. Algunos autores propugnan la teoría de la filiación matrilineal en la étnia inca (R. Latchman). |
|
(38) | En sentido ético, el pachakuti es el último y más radical remedio para restituir el equilibrio severamente dañado. El desorden cósmico, resultado de una serie de infracciones muy graves contra el principio de reciprocidad (tal como ocurrió en la Conquista), sólo puede convertirse nuevamente en orden (pacha) mediante una 'vuelta' (kutiy/kutiña) violenta y radical. | |
GLOSARIO DE TÉRMINOS TÉCNICOS (Origen etimológico) | |
a fortiori | [lat] | con más razón | ||
agapé | [gri] | amor como caridad | ||
aletheia | [gri] | verdad | ||
apatheia | [gri] | ausencia de sufrimiento; apatía | ||
daimonion | [gri] | voz interior; conciencia; demonio | ||
deon | [gri] | 'deber', 'lo que se debe hacer' |
||
diké | [gri] | justicia; justificación | ||
eo ipso | [lat] | por esto mismo | ||
ergo | [lat] | luego (en sentido lógico) | ||
eros | [gri] | 'amor pasional'; 'amor afectivo entre dos personas' (en
mayúscula: 'dios del amor') |
||
hybris | [gri] | soberbia; deseo de ser Dios | ||
in actu | [lat] | en el mismo acto | ||
in nuce | [ita] | 'en la nuez'; virtualmente | ||
kairos | [gri] | momento de tiempo oportuno | ||
methexis | [gri] | participación | ||
moralia | [lat] | las cosas éticas | ||
privatio boni | [lat] | privación del bien | ||
rites de passage | [fra] | ritos de tránsito | ||
'sororidad' | del latín ('soror' = 'hermana'), se usa para
complementar la 'fraternidad' (de 'frater' = 'hermano') con su
complemento femenino. Como no existe (todavía) en español
(pero sí en otros idiomas), se crea este neologismo [que probablemente
dentro de poco aparecerá en el Diccionario de la Academia de la
Lengua Española]. |
volver | ||
sui generis | [lat] | único en su género; muy peculiar | ||
tale quale | [lat] | tal como es | ||
terminus a quo | [lat] | punto de partida | ||
terminus ad quem | [lat] | punto de llegada | ||
Torah | [heb] | ley de Moisés; norma divina | ||
transcendentale | [lat] | un concepto trascendental | ||
transcendentalia | [lat] | los conceptos trascendentales | ||
versus | [lat] | en oposición a | ||
verum et ens convertuntur | [lat] | 'lo verdadero y lo existente convergen' (es un axioma muy importante de la filosofía medieval, aunque su forma completa es: verum, bonum, pulchrum et ens convertuntur [lo verdadero, lo bueno, lo bello y lo existente convegen]) |
ISEAT Casilla 1136, La Paz-Bolivia investigacion@iseatbolivia.org |
volver |