Desde el rincón /
Cabildo abierto. Revista de análisis político. Puno, Perú. N° 15, junio-julio 2006. Pág. 18.


Mensaje de los electores al futuro gobierno (*)


El domingo 4 de junio, el 52% de los ciudadanos peruanos entregó al APRA el mandato para gobernar los próximos cinco años. Es poco seguro que lo decidieron en función de su plan de gobierno, lo más seguro es que lo hicieron en la expectativa de un discurso que les parecía menos malo y en ese sentido, el resultado de estas elecciones se parece mucho a otras anteriores. Sin embargo, en el Perú del 2006, la diferencia, en la composición de su sociedad, nunca se vio tan clara.

En consecuencia, EL MENSAJE de los electores es también nítidamente diferenciado. Por fin las diferencias, concordantes con nuestra condición de sociedad multicultural, son visibles a través de una elección democrática. Por tanto, el éxito del mandato entregado resulta condicionado a la capacidad, de los que han recibido en encargo, de entender y/o interpretar este mensaje pluralizado.

Uno de estos mensajes es que no habrá tregua. Las expectativas de la mitad de la ciudadanía, afincada en las dos terceras partes de las regiones del país, han sido las que han "perdido", para ellos no era claro que con un gobierno del APRA, serían por fin tomados en cuenta e incluidos. Los programas de "Sierra Exportadora" y "Selva Emprendedora" no los convenció y sospecho que fue por lo bien informados que están de un medio en el que viven, producen y se reproducen desde hace siglos; por tanto el mensaje es: "busca otras propuestas" ¡consúltanos! ¡inclúyenos!, ¡tómanos en cuenta!. El mismo mensaje podría ser interpretado con respecto a la educación, salud, servicios, administración de justicia, rol del Estado, ¡si hubiera la voluntad política de hacerlo, claro está!.

¿La habrá?, es la "pregunta del millón". La duda aparece cuando se escuchan también los mensajes de ese otro cincuenta por ciento de la ciudadanía, que algunos han calificado como "moderna", afincada en la tercera parte del territorio peruano, que optó por el "cambio responsable" al estilo del príncipe de Salina, en El Gatopardo, que sostenía que era necesario cambiar alguito para que nada cambie.

Los intereses de esta "sociedad moderna" se pusieron en riesgo durante toda la campaña electoral. Cualquier propuesta que no fuera la de la continuidad del "orden establecido" significaba retroceso, en el peor de los casos estancamiento. La elite de esta parte de la sociedad peruana necesita, para mantener sus "conquistas" (léase privilegios), controlar el poder político pues el económico ya lo hace. ¿Es posible que se interesen por "los otros"? ¿Es posible que pongan en duda los beneficios del TLC? ¿Es posible que pongan en duda el modelo económico? ¿Es posible que consideren una mejor redistribución de la riqueza, que además es de todos los peruanos? ¿Es posible que quieran probar un sistema educativo intercultural? ¿Es posible que les interese la naturaleza para disfrutarla más que para explotarla? (léase esquilmarla)

Es probable que toda la experiencia de vida partidaria del APRA (su "muñeca" en el manejo político), no le sea suficiente, básicamente por la ambigüedad ideológica que lo sostiene. En consecuencia, toda esa población frustrada en sus expectativas, una vez más, por el resultado de las elecciones, va a buscar hacerse escuchar fuerte y por otros medios, al margen que haya líderes que sirvan de interlocutores o parlantes.

Y no van a ser suficientes ni programas sociales masivos, ni "democracia participativa" así no más. Las diferencias no son sólo geográficas, sociales, económicas, son fundamentalmente culturales y una democracia participativa para que sea eficaz, tendrá que basarse en un diálogo intercultural; entonces la pregunta se convierte en: ¿Está preparada nuestra clase política para ello? ¿Estamos preparados todos?

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(*) Ana María Pino Jordán
promotora@casadelcorregidor.pe