La cruz, las alasitas y el ekeko(*)

En: Alasita. Revista de Difusión Cultural. Suplemento de la Revista Radial de Cultura Popular “Puno, Capital del Folklore Peruano” – Pachamama Radio. Nº 13. Mayo 2012. Edición Extraordinaria. Pp. 21-22.

En un mundo cultural donde todo se relaciona, no sería raro que acontecimientos como la celebración de la cruz, la feria de alasitas y la presencia del Eqeqo (Ekeko o Equeco) también estén relacionadas.

Sistemáticamente y hasta ahora, cada evento, hecho costumbre, se ha interpretado con las categorías culturales hegemónicas. En función a su propio sentido, por extensión o pretensión universal, se le asignó significado a expresiones que no les eran propias pero que para ser legitimadas necesitaban explicación. De un tiempo a esta parte, se ha puesto en evidencia que las categorías pueden ser universales en cuanto están referidas al ser humano, pero que cada cultura le ha podido dar un contenido diferente, según el contexto en que se iba construyendo.

Es así que a la luz de reconocer la diferencia, se necesita releer muchas de nuestras tradiciones para aproximarnos, con otra mirada, a su autenticidad. Intentando esa relectura, a riesgo de quedarme en sólo enunciados, retomaré cada uno de los eventos que se encuentran en torno al 3 de mayo.

La cruz, fue el símbolo católico, utilizado por los colonizadores españoles, como arma de dominación de los pueblos conquistados. Hay cronistas que señalan que se obligó a que fuera colocada en los cerros, emulando al Gólgota, al darse cuenta que la población nativa “veneraba” los cerros y así como hicieron iglesias sobre sitios considerados “sagrados” por los indígenas, impusieron los cerros calvarios. Aceptar aparentemente esa imposición, preservaba la relación con sus Apus.

Diversos relatos y observaciones registradas por investigadores; señalan que hasta el día de hoy, en algunas cumbres, por ejemplo: Cerro Baúl, en Moquegua; Cancharani, en Puno; se van dejando paisajes en miniaturas: casitas, calles, avenidas con carros, chacras, animalitos, etc. En Otros casos, las ferias de miniaturas se llevan a cabo en rituales o fiestas que se hacen en cerros, como el de Qoyllority, en Cusco o el de Urcupiña en Cochabamba.

Las miniaturas, sobretodo en piedra, están presentes en los relatos de cronistas, extirpadores de idolatrías, investigadores de medicina indígena, y en los usos de la población aymara actual, elaborada de quispiño para ciertas fechas. Se las ha tratado casi siempre como “amuleto”; sin embargo, su participación en ritos, como ofrendas a la pachamama, en carnavales por ejemplo; permite intuir que su significado va más allá que el objeto que te va a traer suerte. Como feria de miniaturas, la referencia más antigua, encontrada hasta ahora, data de principios del siglo pasado, en Copacabana, en el mes de enero. Se podría entonces asociar las miniaturas (alasitas) con la Cruz en los cerros (apus).

La discusión sobre la imagen del Ekeko, se mantiene. Se ha escrito mucho sobre él, casi siempre asociándolo con algún personaje de la “mitología” andina, es decir asignándole carácter de divinidad. Sin embargo, en la cultura andina todos son sujetos; en consecuencia las relaciones son horizontales y es posible que lo divino tenga un sentido diferente al teocrático de la cultura antropocéntrica. En esa consideración, habría que revisar otras características de la cultura, como el hecho que es funcional, contextual y presentativa, para encontrar otro posible sentido del Ekeko, distinto al de deidad.

El historiador Juan Carlos La Serna ha rastreando textos o gráficos de la imagen más antigua del Ekeko de hoy y la ha encontrado en el siglo XIX. Pensando es su funcionalidad y contextualidad, se podría inferir que del ekeko es una alegoría al comerciante que iba de pueblo en pueblo tomando pedidos y haciendo llegar la mercadería, función que era cubierta por “el turco”, que llegó junto con los españoles; de allí tal vez que el biotipo del ekeko tenga tez blanca, cejas negras y pobladas, ojos y bigote igualmente negros y además, el cigarro es su distintivo. El biotipo indígena tiene otras características; por otro lado, era muy raro ver a un “turco” sin cigarrillo. La modernidad intensificó el intercambio comercial y es probable que la asociación se haya dado con la popularización de las ferias de miniaturas; alasitas (voz aymara) quiere decir cómprame y el encargado de llevar y traer mercadería es el comerciante, es decir; el que hizo posible la transacción fue “el ekeko”.

Nota: Bibliografía al respecto se puede encontrar en la Biblioteca de la Casa del Corregidor (Deustua 792, Puno).

(*) Ana María Pino Jordán
promotora@casadelcorregidor.pe
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