TRANSFORMACIONES DE LAS ALASITAS(*)



En: "Alasita". Revista de Difusión Cultural. Puno, Perú: Suplemento de la Revista Radial de Cultura Popular "Puno, Capital del Folklore Peruano" - Pachamama Radio. Nº 16 Mayo 2015.
22: 9-10 pp.

Catálogo


Del trabajo de investigación realizado por Juan Carlos La Serna (2013) sobre el recorrido histórico de las alasitas y el ekeko, queda claro que la feria de miniaturas pasó paulatinamente, en el transcurso del siglo XX, de ser un evento de indígenas a ser uno mestizo y urbano; es decir, se fue blanqueando y en consecuencia, legitimando como expresión cultural de la sociedad “mayor”, dominante y hegemónica.

Esa transformación probablemente expresa también, un cambio de sentido. Los eventos rituales en el mundo andino, como el de alasitas, forman parte y van siendo resultado de la construcción social e histórica de su sociedad; en consecuencia, cumplen una función en la producción y reproducción de su horizonte de sentido. Aún hay debate sobre éste y lo que se puede afirmar es que la función de las miniaturas para la cultura andina haya sido diferente a la interpretación que le fueron dando los hispanos primero y los mestizos luego, mediatizados por una carga religiosa muy fuerte.

Es poco evidente cuánto de andino se conserva en la tradición; es más visible que lo que va perdurando es la significación de amuleto, portador de buena fortuna, que se fue construyendo en los espacios, más urbanos que rurales, en donde la costumbre se mantiene y es de esperar que las transformaciones se vayan dando en la medida que las identidades se globalicen y la humanidad se homogenice bajo el imperio de la cultura dominante.

Lo vamos viendo los últimos años. Cada vez la figura del Ekeko, indisoluble de las miniaturas, va siendo más huraña, cuesta encontrarla en la feria bajo la tremenda oferta de miniaturas, con la representación de todo lo que el consumo nos ha creado como necesidad. El ekeko, que hasta entrada la segunda mitad del siglo pasado, era quien portaba las miniaturas, hoy se pierde entre ellas.

Y es que estamos transitando aceleradamente el siglo XXI y la postmodernidad entró cabalgando con fuerza y brío; las tradiciones se van convirtiendo en moda y la fe se puede comprar y vender en el templo del mercado.

La costumbre fue absorbida por el sistema; es decir, se fue aculturando, fenómeno social que parece inexorable. Son pocos los que la mantienen en su espíritu ritual y en perspectiva entrará como las especies en extinción a causa del calentamiento global. Lo más probable es que perdure folklorizada como exótico espectáculo de alguna industria cultural que sea parte de una otra oferta turística.

Es posible que aún haya esfuerzos por “salvarla” como patrimonio de cultura inmaterial, inclusive con denominación de origen y desarrollo de marca, lo cual embrollará un tanto el proceso; sin embargo, todas estas iniciativas no escapan de ser estrategias de competitividad en la arena del mercado mundial.

Es necesario empezar una discusión profunda sobre el futuro que queremos para la tradición de alasitas y la vigencia o no del ekeko, sea en su forma humana o en su forma de sapo, como es que se va viendo en los últimos años, producto de la dinamicidad de la cultura, los reflectores mundiales y la banalización de lo diferente.

(*) Ana María Pino Jordán
promotora@casadelcorregidor.pe
volver