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Ana María Pino Jordán | ||
En el grupo de estudio en el que participo, cuyo tema central es la interculturalidad entendida como el diálogo entre culturas, hubo un tiempo en el que cualquier tema que abordáramos terminaba en una discusión sobre el Estado, más precisamente sobre su estructura en un país como el nuestro, con diversidad de culturas. Entendemos por Estado, aquel constituido por 1. Territorio, 2. Soberanía y 3. Pueblo (Nación, comunidad). Si tendría que hacer analogías, la que se me ocurre la más pedagógica es la de una vivienda, que tiene una estructura de construcción y que está equipada con todo lo indispensable para albergar a una familia. En el ejemplo la casa sería el equivalente al Estado y la familia, equivaldría a la nación. Con frecuencia se escucha que el Perú es un Estado fallido; es probable que no solo nuestro país cumpla con los requisitos, si no muchos de los países que por razones de devenir histórico, fueron en el pasado colonias de potencias imperiales. Sabemos que el modelo colonial generó las asimetrías que siguen vigentes aún hoy, sostenidas por una ideología que permeo al modelo republicano elegido cuando se rompieron las cadenas políticas que nos hacían súbditos de esos imperios colonizadores. La casa que se construyó como Estado republicano, sólo miró a unos cuantos, de tal forma que muchos quedaron fuera, sin posibilidad de albergarse pues no habían sido considerados a la hora de diseñar la casa. 200 años parece no ser suficientes para darnos cuenta que esa casa tiene que ser demolida y que se tiene que diseñar una nueva con suficiente espacio para dar cobertura a los 30 millones de peruanos que conformamos la nación peruana. El diseño tiene que considerar lo diverso de nuestras necesidades en consecuencia, probablemente tendrá que diseñar pabellones también diversos. |
(*) Ana María Pino Jordán promotora@casadelcorregidor.pe |