Cabildo abierto. Revista de análisis político. N° 9. Puno, Perú. Setiembre 2005. Pág. 18. http://www.ser.org.pe/catalogo/docs/CAT_REV_cabil_374.pdf


¿De quién es el apuro?... dudas sobre la integración regional.

Este número, y seguro no sólo éste, lo han dedicado al tema de la integración regional y a la conformación de las nuevas regiones. Para no desentonar, mi artículo estará enfocado al respecto, considerando que hay aspectos positivos y no tan positivos, en la realización de cualquier aparente cambio.

La descentralización, o regionalización, o cualquier propuesta que enfrente el centralismo asfixiante del Estado y de los sucesivos gobiernos de turno, será una posibilidad interesante para los que nos ubicamos en la periferia. El que se decida mediante una elección (en este caso referéndum) también resulta saludable para la democracia. Pero allí dejamos de contar lo que es meridianamente claro, y vienen las dudas.

La primera es que, en nuestro caso, el proceso de regionalización o descentralización surge por directiva de un organismo multilateral como el Banco Mundial y no sólo para el Perú, sino para una serie de países considerados “pobres” o “extremadamente pobres” y no sólo de nuestro continente. Algunos triunfalistas y oportunistas están pensando que el gobierno ¡por fin! ha recogido las aspiraciones de la mayoría de la población que ya no aguanta más el centralismo. Otros dicen, no importa, ¡es una oportunidad! Y es cierto, pero tenemos que recordar que cambios como el propuesto no se logran por decreto sin estar condenados de antemano a una nueva frustración. Otra duda es si el gobierno implementa la descentralización porque resulta una necesidad de desarrollo para el país, recogida en su plan de gobierno, o si oportunistamente recoge una propuesta que le va a oxigenar o distender un mandato complicado.

La duda se fundamenta en la forma cómo se procedió, los plazos que se dieron, y los pocos recursos que se asignaron para que la población vaya asumiendo concientemente la decisión que tendrá que tomar. Otra duda, proviene de los antecedentes. No es el primer proceso de regionalización que se lleva en el país en toda su etapa republicana y si los anteriores han sido frustrantes, ¿qué garantiza que éste sea exitoso si ni siquiera hemos aprendido de las lecciones anteriores?.

Particularmente creo que los anteriores procesos han fracaso no sólo porque fueron hechos desde arriba, sino porque fueron realizados sin considerar la diversidad cultural de la que está formada el Perú. Mientras esto suceda y no se encuentren o tracen puentes interculturales, nuestra sociedad seguirá gobernada por una minoría no representativa, por más legítimos que sean los procesos electorales que les entregó el poder.

Otra duda es si el resultado del referéndum, del 30 de octubre próximo, reflejará más un sentimiento que una voluntad política. La descentralización es un viejo reclamo, una vieja esperanza. ¿Quiénes, fuera de Lima, van a decir que no están de acuerdo o que no la quieren? Es decir, cualquier gobierno de turno quisiera tener el éxito que va a resultar de esta consulta, eso, al margen de que vamos a la consulta “obligados” por las multas (que además es lo primero que señalan los funcionarios que tienen que “convencer” a la población para que acuda a las urnas) y no porque estamos convencidos que debemos participar en las decisiones que tomemos como ciudadanos de este país. Podríamos decir, que hasta nuestra democracia es “mentirosa”.

Sin embargo, lo más serio de esto es que esconde un contrasentido, que no le hace nada bien a la democracia, ya que democracia es la libertad que tenemos para expresarnos y elegir, optar o tomar decisiones. Entonces ¿cómo podremos entender cabalmente esa libertad, si tenemos que hacerlo obligadamente?.

Ya llego al límite de mi espacio y aún tengo más dudas. Por ejemplo, sobre lo que se ha propuesto como la Región Sur Andina Tacna Arequipa Puno, sobre el expediente técnico que parece ser más un perfil técnico-económico de cualquier proyecto que sólo considera recursos materiales y “costo/beneficio” sin considerar a su gente, sus oportunidades y amenazas, sus aspiraciones, su cultura, etcétera, ya que todo esto, queda entre “los supuestos”. La gente existe y debe hacerse propuestas de desarrollo incluyéndola.

También tengo dudas sobre cuánto le interesa a la población el proceso, creo que el pueblo intuye que será más de lo mismo, sino no se podría explicar que siendo la regionalización un sentimiento fuerte, no busque informarse, ni discutir, ni participar. Finalmente, es bueno tener dudas, porque en la negación o afirmación, las aclaramos y nos aclaramos;  lo que parece poco sano es “tener” que tomar decisiones con tantas dudas y entonces se me ocurre pensar  “¿de quién es el apuro?”.


(*) Ana María Pino Jordán
promotora@casadelcorregidor.pe