Lo nacional-popular en acción
EL EVISMO

Álvaro García Linera
En: "el juguete rabioso".-La Paz, Bolivia: Año 5 - Número 150. Del 2 de marzo al 15 de abril de 2006. Págs. 8-9.

Álvaro García Linera emprende un primer acercamiento a lo que sería el evismo, el movimiento político que emerge desde Bolivia y que ya empieza a influir en procesos como el peruano -en el nacionalismo de Ollanta Humala- y en el movimiento indígena ecuatoriano.

 

 

 

A partir del triunfo electoral del MAS, el 18 de diciembre, la izquierda latinoamericana se ha potenciado con la presencia de un nuevo actor que emerge desde el corazón de Sudamérica: el evismo.

A dos meses de gestión resulta tentador ensayar una exposición de lo que serían las matrices del movimiento de renovación de la política que encabeza Evo Morales, en su doble rol, el de presidente y el líder de lo que en un primer momento llamamos la "nueva izquierda indígena".

El evismo es principalmente una estrategia de poder que ha transitado, principalmente, por tres etapas:
* La resistencia local, en sus inicios, entre 1987 y 1995.
*La expansión en la búsqueda de alianzas, entre 1995 y 2001.
*La etapa de consolidación en el poder y de iniciativa ofensiva por llegar al poder, en el periodo 2001-2006.

Pero hay que entender al evismo como un hecho colectivo -aunque en su núcleo fuerte parte de una persona- que se revela como una práctica política que para avanzar en estas tres etapas que señalamos fue incorporando una serie de componentes.

El primer componente central del evismo es una estrategia de lucha por el poder fundada en los movimientos sociales. Esto marca una ruptura con las estrategias previas que ha conocido nuestra historia política y buena parte de la historia política continental y mundial. Anteriormente, las estrategias de los subalternos estaban construidas a la manera de una vanguardia política cohesionada que lograba construir movimientos que eran su base social, ese fue el caso de muchos países de Centroamérica, Chile, y en parte Brasil. En otros casos se trató de una vanguardia política democrática legal o armada que lograba arrastrar o empalmarse con movimientos sociales que lo catapultaban, como ocurrió en distintos momentos en Perú o Colombia. Pero el evismo modifica este debate, al plantearse la posibilidad de que el acceso a niveles de decisión del Estado lo puedan hacer los propios movimientos sociales.

El evismo ya no hace una lectura de la representación de lo político a través de la delegación de poderes, sino que es una proyección que busca de manera casi absoluta la autorrepresentación de los propios movimientos sociales.

Por eso que hablamos del evismo como una praxis porque este horizonte en el que los sindicatos campesinos optan por la autorrepresentación -rompiendo todos sus vínculos con los viejos partidos- no nace de una propuesta teórica definida, sino que se va implementando en la práctica, desde mediados de los 90, con la fundación del Instrumento Por la Soberanía de los Pueblos (IPSP), en 1995, que es la sigla original con la que Evo Morales y el movimiento campesino entran a la vida política, ya con perspectivas emancipadoras.

LA LUCHA POR LA AUTORREPRESENTACIÓN

A partir de la fundación del IPSP, los sindicatos campesinos empiezan a pugnar por llegar a controlar las estructuras estatales gubernamentales." De la negociación desde la resistencia los movimientos sociales pasan a ocupar alcaldías e incrementan sus ímpetus por tener presencia en el parlamento, como movimientos sociales son ellos que luchan por acceder al gobierno. A partir de la fundación de la IPSP nunca más los movimientos sociales, especialmente los campesinos, van a entregar la responsabilidad de lo político en un representante, en una vanguardia.

El evismo es, pues, una forma de autorrepresentación político estatal de la sociedad plebeya. De aquí se puede sacar una veta importantísima para el debate neomarxista, pues estamos hablando ya de los movimientos sociales no como base sino como actores directos que avanzan de la resistencia hacia la expansión y control de puestos en el Estado.

Un segundo componente central del evismo -que lo particulariza notoriamente- es que el núcleo articulador de esta estrategia es el discurso de la identidad y la presencia indígena. Para ser estrictos, la identidad es algo construido no es una condición natural ni perpetua. Y el evismo es una forma de reconstrucción contemporánea de la identidad; eso se puede ver claramente en el movimiento cocalero que pasa del discurso plenamente campesinista en los 80 a otro claramente indígena en los 90. Y ese proceso fue por todos los sindicatos campesinos en diversos momentos, por ejemplo, Omasuyos en los años 70 y 80 pasó de un discurso campesinista a un discurso indianista.

Lo interesante es que la reconstrucción de la identidad indianista en la que participa el MAS coincide con un develamiento general que también se da en la sociedad boliviana en estos últimos 20 años. Y esto, por supuesto, lo hace el MAS aprovechando notablemente las luchas que le antecedieron, desde el katarismo de los años 70 y 80, el indianismo radical de Felipe Quispe en los años 90 e incluso el katarismo moderado de Víctor Hugo Cárdenas. La identidad indianista que Evo Morales y los sindicatos cocaleros logran reconstruir es flexible, ellos heredan la producción discursiva de los sindicatos indígenas y de los ayllus del altiplano y lo matizan con el indianismo más negociador de las comunidades indígenas de tierras bajas. Para ser más concretos, el indianismo radical aymara termina proponiéndose como excluyente a cualquier otra forma de entender la indianitud y su horizonte es centralmente político; en cambio el indianismo que propone Evo Morales es ante todo cultural, por ello puede convocar a sectores más amplios de la nación para incluirlos en un proyecto renovador.

Pero lo central en la estrategia evista es que partiendo de ese su indianismo flexible -que es el núcleo unificador de su lectura política- puede abrirse a los mestizos, a los blancos a quién fuera pero bajo la premisa de organizar un nuevo proyecto que tenga como base, otra vez, a la nación, pero ya en un momento distinto a la idea de nación que proponía el nacionalismo revolucionario de 1952. El núcleo unificador de lo social y promovedor de la idea de nación es el indio. El evismo se diferencia del nacionalismo revolucionario porque ahí el núcleo unificador y promovedor de la idea de la nación eran las clases medias letradas, y aquí la idea de la nación recae en los indios que vienen de los sindicatos agrarios y campesinos.

En términos didácticos podríamos decir que la Revolución del 52 despierta al indio a la ciudadanía, pero trata de diluirlo en un mestizaje marcado por la hegemonía de la blanquitud de las élites oligarcas, y no le da más posibilidades de desarrollo político. En esta nueva etapa, 50 años después el indio es ya un sujeto político autónomo que propone un nuevo modelo de nacionalismo expansivo, una nación multicultural que resalta la "unidad en la diversidad", como lo ha repetido tantas veces Evo Morales en sus campañas electorales.

En lo práctico, las bases económicas de este nuevo proyecto parten de la recuperación de los recursos naturales, la nacionalización y la atención especial que pone el programa del MAS en la pequeña producción, los microempresarios, los artesanos, las comunidades, los campesinos, o sea la base material del evismo es fuertemente la priorización de la pequeña producción, producción individual, familiar comunitaria. Es la pequeña producción la que se ha rebelado este tiempo, son los cooperativistas, los cocaleros, los microempresarios, las fejuves. Pero es claro que el MAS expresa esta rebelión pero de un modo inclusivo, incorpora la gran producción extranjera, trata de dialogar con el mundo globalizado, pero todo gira en torno a un núcleo indígena en términos políticos y a la pequeña producción familiar y comunal en términos económicos. El evismo es también la visibilización de más de un modo de producción y de múltiples modernidades, esa es una de sus virtudes. Esto implica que el evismo también tenga como característica importante una múltitemporalidad, por eso pudo entusiasmar a las clases medias urbanas, cosa que le fue negada al indianismo de Felipe Quispe, por ejemplo.

COMPOSICIÓN IDEOLÓGICA DEL EVISMO

Hemos dicho que el MAS representa el despertar de los sujetos subalternos hacia un nuevo nacionalismo, pero eso no quiere decir que el movimiento de Evo Morales pretenda resucitar la vieja ideología del nacionalismo revolucionario. No, el evismo transita, más bien, la vertiente de lo nacional-popular -cuyo filo es todavía más revolucionario y sus raíces en Bolivia las podemos rastrear en el despertar de las masas promovido por Belzu en el siglo XIX- y puede incorporar fácilmente otras experiencias emancipatorias como el zapatismo -"mandaré obedeciendo", prometió Evo en su discurso de asunción- o las luchas de líderes influidos por las ideas marxistas, como el Che Guevara o Marcelo Quiroga Santa Cruz.

Evo también dialoga con la antigua izquierda en la dimensión nacional-popular, se hace cargo de los múltiples marxismos que todavía existen en el espacio político nacional, pero él los subordina completamente al proyecto indianista.

El componente antiimperialista del discurso de evo Morales y del MAS devienen de la praxis desde la resistencia que tuvieron los sindicatos cocaleros desde fines de los 80 y toda la década del 90. El Chapare fue el epicentro de una gran lucha en torno al cultivo de la coca, y eso potenció un discurso radicalmente antiimperialista, pues los distintos gobiernos neoliberales actuaban contra los cocaleros presionados -y apoyados militarmente- por EEUU.

Otra vertiente importante que debemos anotar en este punto es el sindicalismo. Y esto nos retrotrae nuevamente al momento de la fundación del IPSP. Ese es el momento en que el sindicalismo cobista recibe quizás el primer revés histórico, pues asistimos al momento en que los campesinos cansados del sindicalismo clientelar y pactista que representaba la COB, organizan una nueva coordinadora de sindicatos -eso ha sido y es el IPSP-, pero, como ya dijimos, con fines emancipatorios. El IPSP y luego el MAS asimilan la disciplina sindical y un sinnúmero de simbolismos de la vieja COB, pero para emplearlos en un proyecto de autorrepresentación política. Y no es que aquí consideremos que el sindicalismo sea una ideología, sino que el MAS lo recupere como disciplina de organización y movilización efectiva en su lucha por asumir el control de los espacios estatales.

Lo interesante de esto es ver cómo a partir de los girones del indianismo, lo nacional-popular, el sindicalismo y el marxismo, Evo Morales ha podido convertir al MAS en una maquinaria de poder que en pocos años llegó a controlar el Estado para, desde ahí, atreverse a emprender la construcción de un modelo postneoliberal, quizás el único serio en Latinoamérica.

Eso hace del evismo un proyecto de potencial irradiación continental y mundial. La experiencia que hoy vivimos en Bolivia replantea todo el debate en torno a la lucha por el poder que hasta hoy estuvo en manos del marxismo y el neomarxismo. La disyuntiva irresoluble que si formamos partido de cuadros o partido de masas, si el poder se toma o se construye desde abajo, el evismo lo plantea de forma teórica -en sus estrategia de lucha-, pero a la vez lo va resolviendo, pues en sentido estricto este es el único ejemplo en todo el mundo en que los movimientos sociales han llegado a tomar el Estado.

El debate socialista de principios del siglo XX fue: creamos sindicatos o partidos. Al final se crearon sindicatos que fueron fagocitados por los partidos. De manera parecida hoy los autonomistas -con Toni Negri a la cabeza- siguen debatiendo desde la resistencia sobre si se construye o se toma el poder, cuando ese debate está siendo enfrentado de forma práctica por el gobierno de Evo Morales.

El evismo es una propuesta que tiene que decir muchas cosas a nivel mundial, dialoga con el zapatismo a su manera, dialoga con el autonomismo, dialoga con todos esos movimientos mundiales, planetarios y va más allá que ellos, porque lo hace desde el punto de vista de quien ha llegado a las estructuras de poder y está tratando de dominarlas.

¿EL EVISMO ES LA REVOLUCIÓN?

Los movimientos sociales radicales -que cuentan con una representación política mínima o nula- quieren entender al MAS como un movimiento plenamente reformista y no revolucionario. Pero hay que considerar por lo menos dos formas de revolución: la social que cambia estructuras y modos de producción y la política que abre espacios de representación, ambas tienen efectos económicos concretos. En el caso del evismo estaríamos ante una revolución política que tiene su impacto en el ámbito económico pero no de manera estrictamente radical.

El propio Evo Morales ha conceptualizado al proceso que encabeza como una revolución democrática cultural o una revolución democrática descolonizadora que modifica las estructuras de poder, modifica la composición de las élites del poder y los derechos y con eso las instituciones del Estado y eso tiene un efecto en la propia estructura económica porque toda ampliación de derechos significa la redistribución de la riqueza.

EL FUTURO DEL EVISMO

Hemos empezado este artículo mencionando que el evismo es una estrategia de poder en plena construcción. Y valdría la pena precisar también que propuestas como ésta han estado presentes en diferentes momentos de la vida política de la nación. El movimiento indígena se ha abierto varias veces al "diálogo" con los otros sectores y cuerpos sociales que constituían una posible nación: Katari y la propuesta del ayllu de blancos, Zárate Willka al luchar contra los conservadores, junto a los federales... Pero estas estrategias de apertura de diálogo duran poco tiempo, esa es la tragedia de la historia porque viene la traición de los mestizos, la traición de las clases medias, que rompe esa estrategia diálogo y obliga a una confrontación brutal a muerte entre indios y blancos.

El evismo en el fondo -no precisamente Evo-, es el tercer gran intento histórico de los pueblos indígenas de establecer una lucha por el poder que redistribuya compartidamente su acceso con los sectores no indígenas.

Su duración va a depender mucho de las clases medias. En la época de Katari, hay un periodo de dos meses de diálogo y luego rompen los mestizos, se pasan a los españoles y entonces ahí se declara la guerra a muerte. Igual pasa con Willka, que después de servir a los fines de las oligarquías paceñas es traicionado y asesinado.

Y aunque este evismo se construye hoy con tras virtualidades y en un escenario en el que las élites blancas -a excepción del oriente- han aceptado anticipadamente su derrota, habría que trabajar arduamente para que no asistamos una repetición trágica de la historia.