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Interculturalidad. Un Programa para oír con los ojos

Ludwing Federico Bernal Yábar
Grupo de Estudio: Interculturalidad
Instituto Ética y Desarrollo
Puno, diciembre del 2008

Debo la idea de este ensayo a una polémica con mi amiga y compañera Ana Pino luego de ver la película de Marcos Loayza “El estado de las cosas”, recuerdo que en aquella ocasión sostuve que muchos de los conflictos en Bolivia se podían entender a partir de la definición de lo político en Carl Schmitt es decir a partir de la distinción amigo-enemigo, que vuelve a definir las diferencias éticas, culturales o religiosas para convertirlas en políticas cuando se vuelve a definir al otro diferente como amigo o enemigo. Cuando ella me dijo que según la interpretación andina, no llevada por las dicotomías, lo amigo-enemigo puede ser relativizado e inclusive pensado como uno solo su respuesta me dejó pensando tanto que empecé a imaginarme un mundo donde el bien y el mal; la belleza y fealdad puedan confundirse de tal manera que conceptualizarlas o definirlas sea imposible. Si pensar así era posible entonces ¿Cómo había llegado occidente a pensar lo político en dicotomías? ¿Es la identidad entendida de la misma forma en occidente que en el mundo andino? ¿Existe alguna semejanza en la recreación de lo político en el mundo andino y el mundo occidental? Supongo que el objetivo de este ensayo es conducirnos a algunas respuestas provisorias respecto a estas cuestiones o a otras preguntas más profundas respecto de las mismas.

Se me antoja responder a la primera pregunta partiendo de la visión de lo político en Aristóteles en contraposición con las primeras concepciones de Estado moderno y los llamados iusnaturalistas[1].

Como sabemos para Aristóteles el hombre era fundamentalmente político, con ello quería decir que el hombre vive en la polis y viceversa la polis vive en el hombre, el hombre no político era un ser defectuoso, un idiota; no existía una división entre lo político y lo social, división que ya podemos notar en los romanos que transforman la polis en civitas la cual se organiza jurídicamente transformando así lo político por lo jurídico, de la misma forma transforman también la imagen del hombre, surge el animal social diferente del animal político no como dos facetas del mismo hombre sino como dos formas diferentes de entender al hombre. La forma griega de lo político se manifiesta entonces como fundamentalmente horizontal mientras que la romana como esencialmente vertical, sin embargo habrá que tener mucho cuidado pues esta verticalidad no se llega a desarrollar hasta Maquiavelo quien fue el primero que especifico lo político como diferente de lo moral y lo religioso y posteriormente fueron los economistas como Adam Smith , Hume, y los librecambistas quienes enfatizaron la idea de una sociedad autorregulada por el mercado ajena al Estado y sus leyes[2].

Si vemos como Aristóteles dibuja la organización de la polis es partiendo de la familia, la gens, la fatria, la tribu progresivamente hacia la ciudad y excepcionalmente a la confederación de ciudades, el derecho privado no esta desligado del derecho publico y así se interpreto durante toda la edad media, sin embargo fueron los iusnaturalistas quienes a partir de Hobbes construyeron la imagen dicotómica entre estado natural y estado civil destacando la urgencia de un contrato para salir del estado de la naturaleza. El estado de la naturaleza estaba guiado fundamentalmente por las pasiones mientras que el estado civil estaba conducido por las leyes las cuales tenían que ser expresión de la razón presente en todo hombre. Las formas como se llegaba a ese contrato eran diversas, y no existió un consenso entre los iusnaturalistas acerca del carácter histórico del contrato, tampoco acerca de la mejor forma de gobierno. Pero creo que basta con que hayan enfatizado “la razón del estado y el estado de razón”[3], la excepción del Estado como el único legalmente ligado al estado de naturaleza y no al estado civil para darnos una idea de los orígenes del estado moderno donde nociones como libertad de opinión, división del Estado, igualdad ante la ley se formaron.

¿Es la identidad entendida de la misma forma en occidente que en el mundo andino? En occidente “Constituye un autentico capricho del lenguaje que la palabra identidad (…) posea dos significados opuestos. Uno pareciera promover el reconocimiento de la diferencia y el otro rechazarlo”[4] por ello cuando digo que la identidad es “«igualdad que se verifica siempre, cualquiera que sea el valor de las variables que contiene»”[5] y también “La identidad de un objeto esta constituida por la notas que lo singularizan frente a la los demás y permanecen en él mientras sea el mismo objeto”[6] estoy dando a conocer dos formas de conocer la identidad, quizás la primera es la que privilegia la democracia y la segunda es la que privilegia la diferencia, la primera necesita del ciudadano igual al otro y la segunda necesita solo del “si mismo” por ello el interés, creo yo, de fundar la interculturalidad sobre la ciudadanía y los derechos individuales[7] lo que en realidad se esta buscando es la pervivencia de la democracia y el estado de derecho, pues si unimos diferencias a ciudadanía transformamos tales diferencias en diversidades y por lo tanto materia negociable, como dice Sheldon S. Wolin “la negociación supone diversidades; la dicotomía amo/esclavo, el genero y la raza implican diferencias mientras la tolerancia depende de que las diferencias sean tratas como diversidades privadas, sin importar si el resultado de ello es el cinismo político, lo que en cierto momento fueron diversidades pueden ser conceptualizadas como diferencias políticamente explotables como cuando “una raza se opone a otra”[8], para ilustrar este ultimo punto basta con revisar a Foucault y su Genealogía del racismo, pues sostiene que al contrario de la teoría de la soberanía que buscaría hacer morir y dejar vivir el moderno Estado busca hacer vivir y dejar morir, por ello para hacer vivir inventa la categoría “población” y el conjunto de biomecanismos de poder manifestados en el control de la vida ( natalidad, de la mortalidad, etc) y como su propósito es reproducir la vida y hacer vivir inventa una categoría como la de raza y el mal (el eje del mal) para causar la muerte. Hasta aquí la identidad como singularidad e igualdad, desde la mirada occidental hacia el otro.

Desarrollado hasta cierto punto el tema de la identidad en el mundo occidental conviene contrastarlo con lo que podría ser su correspondiente en el mundo andino; empezare diciendo que la idea de identidad= a si mismo típica del pensar occidental no tiene su correspondiente en el mundo andino, en el mundo andino es mas fácil entender la complementariedad que la identidad pues como dice Estermann “el principio de complementariedad es perfectamente compatible con la negación de la sustancialidad en el sentido de un ente existente en y por si mismo. Ningun ente o acontecimiento particular es una entidad completa, sino que sufre de una deficiencia ontologica es decir: es en el fondo un no-ente, un nada.” ello también imposibilita hablar de ciudadanía y de la primacía de los derechos individuales.

Sin concluir con esta pregunta podemos también empezar a dar respuesta a la tercera pregunta ¿Existe alguna semejanza en la recreación de lo político en el mundo andino y el mundo occidental? Precisamente este principio de complementariedad contradice el eje de las relaciones dicotómicas (sociedad civil, sociedad política; estado, sociedad; pasiones, razón; costumbre, ley; estado de la naturaleza, estado civil; amigo, enemigo, etc) que se establecieron en occidente, como sabemos desde la lógica occidental, una proposición no puede ser falsa y verdadera a la vez, no puedes ser amigo y enemigo a la vez, el pensamiento andino no considera a esto una contradicción sino una contraposición que tiene bastante semejanza con la posición de Nietzsche para el cual según Heidegger todo ser es “voluntad de potencia” por lo tanto toda verdad es apariencia porque la realidad en si es perspectivistica, para el mundo andino no se trata entonces de definir la posición en base a la intensidad de la relación como lo pretendía Carl Schmitt sino en base a la cualidad complementaria de la contraposición, como el Tinku, el cual no se considera como una paralización de la realidad sino como una dinamizacion de la misma y cuyo resultado no oculta una lógica progresiva subyacente que tiene que realizarse como consideran Marx y Hegel, sino que se plantea como un drama nuevo cada vez en un nuevo ciclo periódico.

He aquí entonces que hemos llegado a la conclusión de que la recreación de lo “político” en ambos universos de sentido es diferente, la noción de hombre también es diferente, como lo fue dentro del mundo griego y el mundo del post-iusnaturalismo, cabria pensar que la política y las instituciones en el mundo andino tienen de semejanza con el mundo griego en que ambas tienen características horizontales y se fundan sobre la familia, que no existe división entre derecho publico y derecho privado y no existe la noción de ciudadano como individuo, sin embargo ambas tienen diferente concepción del hombre.

Reconocido esto entonces pareciera instituirse como un requisito para la interculturalidad con el mundo andino fundar el derecho no en la ley como producto de la razón y del conocimiento del hombre-individuo sino en todo aquello que los iusnaturalistas rechazaron como perteneciente al reino de la naturaleza especialmente la religión y la costumbre, como la ley necesariamente tiene carácter escrito conviene entonces emplear la estrategia opuesta del relator de cuentos y el narrador de novelas ambientadas en la radio, que consiste en traer imágenes y por lo tanto ver con los oídos, no se trata no solamente de darle el carácter horizontal a la ley sino de construir un nuevo derecho en base a lo hablado, a lo dicho y en ese sentido un programa para oír con los ojos.


[1] Con un justificado motivo se ha colocado dentro de los iusnaturalistas a autores tan enfrentados como Hobbes, Rousseau, Spinoza, Kant, Locke, Pufendorf.[2] Expongo aquí fundamentalmente las ideas de Giovanni Sartori expuesta en Elementos de Teoría Política.

[3] Bobbio Norberto. Estudios de Historia de la Filosofía.

[4] Sheldon S. Wolin. Democracia Diferencia y Re-conocimiento. En “La Política”. Revista de Estudios sobre el Estado y la sociedad Numero I. Pag 155

[5] GUELBENZU, José María. «Signos de Identidad». En: CONILL, Jesús, ed. Glosario para una sociedad intercultural. Valencia: Bancaja, 2002, pg. 336

[6] VILLORO, Luis. «Sobre la identidad de los pueblos». En: Estado plural, pluralidad de culturas. México: Paidós-UNAM, 1998, pg. 63

[7] Refiriéndose a la interculturalidad Norma Fuller hace notar que “busca perfeccionar el concepto de ciudadanía a fin de añadir a los derechos ya consagrados de libertad e igualdad ante la ley, el reconocimiento de los derechos culturales de los pueblos originarios culturas y grupos étnicos que conviven en las naciones-Estado” Ciudadanía Intercultural ¿proyecto o utopía? En revista Quehacer Pág. 33

[8] Sheldon S. Wolin Democracia Diferencia y Re-conocimiento. En “La Política”. Revista de Estudios sobre el Estado y la sociedad Numero I. Pág. 158

Un comentario

  1. De: Instituto Ética y Desarrollo - Universidad Ruiz De Montoya
    Fecha: Dic 11, 2008

    Antes que nada quiero felicitar al autor del trabajo. El tema del ensayo ha sido minuciosamente presentado, el problema planteado es seductoramente sugerido, la exposición de las ideas es aguda y clara y la problemática trazada lleva al diálogo con el lector, lo que permite, justamente, que el tema de la interculturalidad pueda seguirse abriendo a otras perspectivas. El tema abre varias aristas importantes de comentar aquí y desde mi “deformación” filosófica hago los comentarios:

    1) La tesis principal de trabajo es la semejanza posible entre la idea de identidad occidental y la idea de complementariedad del mundo andino.
    Primero, hay que decir que es más justo decir que es la Modernidad de Occidente ( y no Occidente como tal) la que piensa la identidad en dictomías. Autores posteriores a la segunda Guerra Mundial (Arendt, Lévinas, Merleau-Ponty, etc.) justamente han buscado dar respuesta a por qué el pensamiento moderno racional o empirista (hasta en Hegel y Marx) quiere “solucionar” la oposición buscando siempre una síntesis que englobe contrarios para superar la intolerancia… Por qué los Modernos no toleran una razón incapaz de vivir sin hacer síntesis de lo diverso. Hitler es el extremo de la intolerancia de esta razón… Kant, con su paz perpetua, es la solución propuesta por esta razón moral… Así, la política, tiene un trasfondo ético de cómo el moderno entiende la función de la razón en un mundo diferente, que ya se iba haciendo cada vez más globalizado.
    Para seguir analizando esto recomiendo un libro: Richard Bernstein, El mal radical, Buenos Aires, Lilmond, 234 p. Este autor hace un análisis sobre la idea del mal de los principales autores de la modernidad. ¿Qué es el mal? ¿El mal es el otro? ¿El mal es justamente lo que no podemos entender? ¿El mal es aquello que se escapa de nuestro pensamiento aprehensivo? ¿El mal es lo que no es culturalmente nosotros? ¿El mal como aquello que altera el yo, la razón soberana? Por ejemplo, eso podría leerse en los textos de Platón hasta Kant, necesitamos un orden en el pensamiento, el caos genera destrucción. Entonces, ¿es imposible vivir en lo diverso? ¿Es la diversidad el caos? Por ejemplo, podemos entender al pobre Hobbes y el miedo que lo embarga cuando propone al Leviatán como solución política: “si vivo en una permanente guerra civil, si vivo en el desorden total, si vivo en la necesidad hasta “cínica” (como también se señala en el texto) de mantener mi poder y mi cultura viva y soberana… vivo en la guerra…pero la guerra es “el mal”, es “horrible” Para Hobbes “necesito aferrarme a algo más estático, que agrupe a todo búsqueda de poder” ¿Qué era? El Leviatán ¿Quién en aquel tiempo? El rey. La única figura que Hobbes tenía para vivir “tranquilo”, era la Unidad del Estado. La diversidad ocasionaba problemas, guerras, hambrunas… Es mejor un contrato regido por un Estado. Para Hobbes el Estado de Naturaleza era intolerable.

    2) Ahora bien, lo que nosotros hemos conocido, por la Conquista y el Virreinato, es la confusión del hombre Moderno, de pasar de un Estado medieval absolutamente regido por la figura del Rey-hijo-de-dios a un estado Moderno de la libertad de la razón individual. Cuando hablamos del pensamiento andino ¿hablamos del pensamiento prehispánico o de aquel que bebe y se entreteje de estas olas de libertad? ¿Hablamos del mundo andino que se sedimenta mezclándose con las nuevas culturas de poder o del mundo andino que se sedimenta en la historia como mito, como tradición, como añoranza de un mundo que nunca más sucedió? Es importante también hacer en él la distinción. Soy de la opinión que no hay una cultura en sí. Toda está mezclada y nuestro deber como analistas es especificar ese proceso. Pensar dialogando con la historia… Sobre lo andino hurgaría en otros ámbitos. Necesitamos saber más datos sobre cómo el pensamiento de estos hombres se funda en el pensamiento holístico, a qué se debe. ¿A su relación con la naturaleza? ¿Hasta qué punto podemos decir que la cosmogonía, que es casi religiosa en lo andino puede traducirse en lo político? ¿Existe la misma analogía de complementariedad entre noche-día, hombre-mujer, aymara-quechua, andino-selvático, cuando hablamos de ejercer el poder? La política, el zoom politikom es el ejercicio de nuestro poder sobre los otros ¿Cómo sucede esto en lo andino?. Si es así, cómo sucede, en qué momentos histórico, qué acontecimientos producirían tal pensamiento.

    3) Sobre el pie de página 1: hubiera querido saber cuál es la justificación del autor de poner como iusnaturalistas “en el mismo grupo” a autores como Rousseau, Spinoza, Locke y Kant. A mi entender, en el iusnaturalismo no converge el racionalismo y el empirismo…

    4) Son muy acertadas las definiciones de Identidad con la que se busca mirar el tema del reconocimiento o la aceptación del otro. Acoto, no obstante y otra vez, que sería de mucha ayuda rastrear estas definiciones bajo aquella memoria histórica a la que Todorov le ha dedicado tantos libros. Hacer memoria del pensamiento y pensar con la memoria, con la historia es reconocernos en el movimiento de que no hay nada absoluto ni universal. Esa es la tarea del pensador post-moderno. Y sobre todo del político post-moderno: hacer arqueología de los conceptos y acciones políticas. La conclusión del trabajo me hace pensar justo en aquello que el trabajo hubiera podido hacer gala propia: “superar” nuestra razón occidental moderna, haciendo que el pensamiento filosófico dialogue con la historia y sobre todo con la historia regional…

    Mis sinceras felicitaciones y ánimo en los próximos viajes de la consciencia para buscar un país más cercano, más intercultural, más tolerante.

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