Un aporte para entender la categoría “género” desde las diferencias culturales
Ana M. Pino JordánGrupo de Estudio: Interculturalidad
Puno, junio del 2010
Revisando significados1
El concepto “género”, es definido como la construcción social e histórica de roles y funciones de mujeres y hombres2. Esta construcción al ser social, está circunscrita a un tiempo y espacio específico; en consecuencia, dentro de una cultura específica para el caso que interesa en el presente artículo.
Lo anterior supone que la construcción de las relaciones de género en la cultura antropocéntrica, hegemónica, ha sido distinta a la de las otras culturas no occidentales, como podría considerarse la andina.
Como su nombre lo indica, la cultura antropocéntrica se ha construido en torno al ser humano, considerado éste en su singularidad; es decir, como individuo, como sujeto. Una característica de esa singularidad es que no hay dos iguales. La convivencia en consecuencia se desarrolla por oposición. De allí a que una relación de dos, se convierta en una relación de poder, no hay ni una línea imaginaria. El aporte judeo-cristiano a la cultura occidental, consolidó la hegemonía del hombre sobre su único diferente, la mujer. Es por eso que algunos filósofos3 señalan que la cultura antropocéntrica es una cultura masculina pues está basada en la fuerza que le otorgó poder, desarrollado éste jerárquica y verticalmente.
La lucha de las mujeres, en ese estado de realidad, resulta pues legítima. Sin embargo, un hombre que abdica de su poder, que es el caso del homosexual masculino, no es pensado en su sano juicio; de allí que la homosexualidad haya sido, y sigue siendo, considerada como “enfermedad”. La homosexualidad femenina ha estado históricamente encubierta pues con “los seres inferiores” como eran consideradas las mujeres, la sociedad ha sido, y sigue siendo, más permisiva y permisible.
En todo caso, al ser cualquier opción personal una atribución del individuo y éste, el eje del antropocentrismo, la opción sexual resulta ser legítima, digna de ser considerada por la sociedad y sus leyes. En consecuencia, la lucha actual por reivindicar la opción sexual como expresión humana y en libertad, sería justa.
La construcción de roles y funciones de ambos sexos en la cultura andina, al parecer ha seguido diferente sentido y hay muy poco reflexionado al respecto. Así pues, me dejaré interpelar por el tema e intentaré aproximarme, con cautela.
Algunos trabajos van indicando que “La pareja humana es en los Andes «el microcosmos de la sociedad y el mundo» … «todo es hombre y mujer» (ukuy ima qhariwarmi)”, señala Montes4, citando investigaciones de Tristan Platt. Según el mismo autor, la diferencia que hay entre un hombre y una mujer es semejante a la que existe entre el brazo izquierdo y el derecho, de un mismo cuerpo; son opuestos complementarios y la posición jerárquica entre ambos, sería funcional y no excluyente. “En resumen, los opuestos complementarios tienden a ser asimétricos, pues lo masculino, Alto [frío, seco, civilizado]5, derecho, estatal y moderno predomina sobre lo femenino, Bajo [cálido, húmedo, primitivo], izquierdo, comunal y antiguo”6.
En la cerámica, Mochica sobre todo, se encuentra recreadas diversas escenas de cotidianidad; entre ellas, las asociadas a la muerte. Hocquenghem7, señala que “el mundo de los muertos es siempre concebido como inverso al de los vivos” y que la iconografía que recrea actos homosexuales está relacionada con los ritos de tránsito de una vida a la otra forma de vida que es la de los muertos. En el mundo de los vivos se busca la reproducción, la fertilidad es una condición de vida. En el mundo de los muertos, que es el inverso, los actos cotidianos, de los deudos, en ese periodo de tránsito, no buscarían la reproducción. Lo estaría corroborando Estermann8 cuando señala que en el mundo andino, las personas homosexuales, incluye también a las solteras, son consideradas ‘estériles’ (infecundas).
Al parecer, la homosexualidad, tal como se concibe hoy, está ausente como categoría humana en el desarrollo de la cultura andina. El Vocabulario de Gonzalez Holguín9 incluye términos como yanachacuni: es “servirse un hombre de otro, o el demonio o el pecado del hombre” y en el Lexicon de Domingo de Santo Tomás10 yanaçani: “abrazarse dos mujeres desnudas”. La existencia de estas palabras en el idioma haría suponer que las relaciones homosexuales se daban dentro de lo que Montes11, al tratar la semántica de la reciprocidad dentro de la lógica andina de oposición complementaria, denomina como el “ideal de isomorfismo, lo más parecido a la imagen reflejada de un cuerpo no es otro cuerpo del sexo opuesto, sino más bien uno del mismo sexo” ya que la pareja humana es asimétrica y se buscaría como ideal representar la igualdad entre dos cosas; los gemelos son un ejemplo12. Este ideal, es como la excepción que confirma la regla, la situación natural es la oposición complementaria.
Habría que seguir buscando y revisando significados para entender cuánto de conflicto está en la colisión de estos dos sentidos en los roles y funciones de varones y mujeres en la sociedad andina de hoy. Indudablemente la problemática es diferente en la ciudad, con más peso de la cultura occidental; y en el campo, donde lo andino aún le da sentido a su vida. Lo que va quedando claro es que la homosexualidad, así como el machismo, tal como se los entiende, trata y maneja, desde la oficialidad del sistema, constituyen para el mundo andino actual, probablemente “préstamos culturales”.
BIBLIOGRAFÍA
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GONZALEZ HOLGUIN, Diego. Vocabulario de la lengua general de todo el Perú llamada Lengua Qquichua o del Inca (Edición facsimilar de la versión de 1952. Incluye addenda). Lima, Perú: Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1989. 707pp. 3ra. Edición.
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MURGUIALDAY, Clara. Género.En: http://www.dicc.hegoa.ehu.es/listar/mostrar/108 (Ingreso: 14/6/2010)
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ZARRAGA OLAVARRIA, Carlos. “La hermenéutica antropológica en la perspectiva latinoamericana”. En: ANTHROPOS. Enero-Junio 1982. Año III-1. Venezuela: Instituto Superior Salesiano de Filosofía y Educación. Filial de la Universidad Pontificia Salesiana de Roma, 160:50-57 pp.
NOTAS
1. Las reflexiones que siguen, fueron motivadas por una conversación en torno al “Día internacional del orgullo gay” que se recuerda los 28 de junio de cada año.
2. Murguialday, Clara. Género.
3. Panikkar, 2002; Zarraga, 1982; entre otros
4. Montes Ruiz, 1998:130
5. Las cursivas son mías. Incluyo análisis de Thérèse Bouysse-Cassagne (1987) y de Javier Medina (2010).
6. Montes Ruiz, Op. cit., 1998:136
7. Hocquenhem, 1989:141
8. Estermann, 2006:227
9. Gonzalez Holguin, 1608:1989, 363
10. Szeminski, 1560: 2006, 670
11. Montes Ruiz, Op. cit., 1998:151
12. Hay relatos ambiguos sobre los gemelos o mellizos en la actualidad, pero por lo que están mencionados, lo señalo sin que aparentemente tenga mucha relación. Por un lado, Palao (2001:51) recoge de sus informantes la versión que los partos múltiples, son un “don de la Pachamama” y que cuando cae un rayo (Illapa) en algún lugar, para los rituales se convoca a los mellizos o gemelos porque son “producto de la fertilidad, e Illapa es la causa de ello”. Por otro lado, por mi trabajo en el campo, sé por conversaciones con comuneros aymaras, que cuando nacen gemelos en una familia no es buena señal; según relata la gente, “los gemelos se comen todo”.
Este artículo fue publicado en el diario Los Andes. Puno, Perú: Año 82, edición Nº 23592 del domingo 27 de junio, 2010. Pág. 24