Alasitas y los “mollos” o “illas”
Ana M. Pino JordánGrupo de Estudio: Interculturalidad
Puno, mayo del 2011
Revisando Significados*
En la tradición andina, especialmente entre los grupos que se ubican en el altiplano: aymaras, quechuas, kallawallas, entre otros, se encuentran miniaturas en piedra, principalmente blanca o negra, que reciben la denominación local de “mollos” o “illas” (Foto 1).
que son mollos y cuándo illas, ya que por esta última se designa no sólo a las miniaturas, sino también lugares específicos, manantes, roquedales, y tratarlo podría merecer más de un libro. Para los curiosos se las puede encontrar aún los días de feria, por ejemplo, en Ilave, Desaguadero, Juliaca, en los espacios dedicados a ofrecer lo necesario para llevar a cabo un ritual andino, p.e. de carnavales u ofrendas a la tierra (“pagos”). También, y lógicamente, se los puede encontrar en la feria de Alasitas. (Foto 2, 3).
Las miniaturas fueron reportadas por cronistas, sobretodo los que se abocaron a la extirpación de idolatrías (Arriaga 1621[1999] entre otros) y viajeros ( Wiener 1875, entre otros), y según últimas investigaciones lingüísticas, se trataría de un vocablo distinto a mullu,palabra con la que se designaba a la concha del spondylus que también era parte importante en cualquier rito andino desde épocas muy tempranas; por eso, su presencia arqueológica es muy extendida.
Sin embargo, se observa una tradición distinta si se trata de gente de la ciudad, mayormente mestiza (en términos biológicos y culturales) o si se trata de gente del campo, con alguna auto-identificación como pueblo indígena, de allí que al parecer, la interpretación generalizada de las miniaturas como amuleto no sea la única, ni la más próxima al ser andino.
En consecuencia, la interpretación se aproximaría más a una “presentación” (existencia y participación) de los mismos en el contexto, ritual, de su comunicación con la pacha, que sería, a su vez, expresión de su sentido ético para con ella.
Esa metamorfosis de sentidos se habría producido por el contacto asimétrico de más de quinientos años de convivencia, en donde una de las partes tuvo que mimetizarse para sobrevivir. Sea como fuera, la tradición continúa y lo que provee, aparentemente, es seguridad a los que la siguen. Seguridad en tanto se sienten protegidos por fuerzas sobrenaturales, en uno de los casos, o porque han cumplido con su “deber ser”, en el otro caso.
* En: “Alasita”. Revista de Difusión Cultural. Suplemento de la Revista Radial de Cultura Popular “Puno, Capital del Folklore Peruano” – Pachamama Radio. Nº 12. Mayo 2011. Edición Extraordinaria. Pp. 8-9.
FE DE ERRATAS
En la edición impresa, página 8, dice «Giullard, 1987» y debe decir Girault, 1987.