EL TEMA:
Presentaré rápidamente unas hipótesis sobre cómo
los ciclos culturales, la misma dinámica cultural, engendra también
fases de violencias; cómo la violencia está inscrita en
el mismo proceso cultural, en particular a través de la religión;
dicho en otras palabras, cómo la religión es quizás
el detonador de la cuestión de la violencia cultural. Eso sería
un primer punto, reubicar la violencia dentro de la misma configuración
de lo cultural. Un segundo momento sería leer la post modernidad
como crisis de las instituciones productoras de sentido, en general de
todas las instituciones productoras de sentido, y que es frente a esta
crisis que las culturas subalternas entran en un proceso violento (podemos
poner también en culturas subalternas las subculturas, la juventud
por ejemplo). En un tercer momento, podemos volver al Perú, pero
no voy a desarrollarlo demasiado.
Creo que el origen de la cultura, de toda cultura, es la experiencia
de la fragilidad, de la vulnerabilidad humana; el ser humano resulta
siendo el animal más frágil y más vulnerable de
toda creación (ni siquiera se puede proteger del frío
solito), y frente entonces a un entorno globalmente amenazador (el cosmos,
las enfermedades, el clima, los terremotos, en fin), sintiéndose
constantemente amenazado y violentado potencialmente, es que empieza
el proceso de creación de cultura. Doy rápidamente mi
definición actual de cultura: es la relación creativa
de una comunidad humana con su entorno cósmico e histórico.
Esta relación creativa pasa necesariamente por dos etapas fundamentales
que son: primero, la etapa de domesticación del entorno a través
de relatos mítico; los relatos míticos tienen como función
domesticar la realidad amenazadora, la violencia. Muchas veces la domestican
pasando por relatos violentos, por catarsis violentas; y el segundo
mecanismo es la traducción de este relato mítico, explicativo,
dando sentido, etc., en todo un sistema de interrelación de la
comunidad entre si y con el misterio, con el mito, con el relato, con
el entorno. Es justamente en este manejo del sentido, es decir manejo
del relato y manejo de las redes rituales, que interviene evidentemente
la religión; la religión siendo la primera institución
o la institución de las instituciones diría yo la que
se hace cargo de los mitos o el sistema de manejo de los mitos, de los
relatos de sentido, y de los sistemas de relaciones con el sentido a
través de ritos; los encargados, la clase sacerdotal (me atrevo
a hablar de clase sacerdotal por el sentido marxista de la palabra),
es la que va a manejar toda esta capacidad de controlar la violencia,
controlar la muerte, controlar la amenaza; e históricamente este
grupo, esta clase, se va a transformar en una clase de poder, lo que
creo se entiende muy bien. La primera experiencia de poder político
social es el poder sacerdotal con toda evidencia. Bueno, quisiera después
preguntar cómo funciona el sacerdocio en la cultura andina, que
es un poco distinto, eso siempre me ha interesado, es otro tipo de sacerdocio,
más sapiencial y menos institucional. Retomando, creo que la
violencia está en el origen de la cultura, es el motivo de la
cultura, pero también está en la crisis de la institución
sacerdotal o religiosa, es cuando la institución religiosa se
transforma en autojustificación, o ve su rol social como auto-perpetuación,
cuando se vuelve realmente un poder, entonces la cultura entra en crisis
y es todo el fenómeno de caos reencontrarse (cuando la comunidad
ya no puede identificarse con sus relatos y con su sistema ritual).
Eso es lo que está pasando actualmente en la modernidad como
un problema de identificación a pesar de que se está hablando
de identidad que es también un tema interesante. Bien, creo que
la violencia está en la cultura, está en el origen y está
en la producción cultural y en particular en la religión,
la que maneja las angustias, los temores, los miedos; habría
que trabajar muchísimo más.
Paso a mi segunda propuesta: la post modernidad como la crisis justamente
de las instituciones productoras de sentido. Creo que es la primera
vez en la historia de la humanidad que todas las instituciones productoras
de sentido han perdido todo tipo de credibilidad: la iglesia, la escuela,
la familia, el estado por supuesto, la universidad, creo que estamos
en un paso de un tipo de ética, de esta ética moderna,
a otro que no sabemos cuál va a ser; y en estos momentos estamos
en un vacío completo porque la mayoría de las instituciones
siguen hablando el lenguaje de la modernidad o de la pre-modernidad
y además la gran mayoría de esas instituciones productoras
de sentido se han desprestigiado y se siguen desprestigiando, o sea
no son creíbles por su propia coherencia con su discurso; ese
es un primer tema, estamos sin correas de transmisión, ya no
hay correas de transmisión de tradición, de relatos, de
sentido. Y además, estamos ante un fenómeno de globalización
que llamaría antagónica, paradójica; por una parte
hay una globalización económica sumamente intolerante
y dictatorial (un solo modelo para el mundo entero) y una globalización
cultural sumamente tolerante, donde todo es posible, donde todo puede
entrar, quizás a través de los medios de comunicación,
el tema de internet, etc., hay una tolerancia y un pluralismo cultural
extraordinario. Me pregunto, y no sé si es cierto, si la post
modernidad no es la primera civilización o cultura no racista,
culturalmente, y que en la medida que el Perú entre en la post
modernidad va a superar, o podrá superar, su drama más
grande que es el racismo; ya vemos algunos rasgos de esto, claro hay
algunos recalcitrantes, trogloditas, pero pienso que esto es incompatible
con la post-modernidad. Una globalización cultural que es más
bien pluralista, tolerante, abierta, no reivindicativa, dentro de una
globalización económica muy dictatorial, origina tensión
y es dentro de esta tensión que entonces el mercado de los valores
[éticos, morales, sociales, etc.] es un mercado libre, un poco
como los aires liberados, el mercado de valores esta libre porque las
instituciones han decaído, están muertas prácticamente,
y entonces los valores están ahí en el aire, en el mercado,
son parte del mercado (lo que se decía de los medios de comunicación
es eso: mercado de "valores" o contravalores, pero en estos
momentos no se ve la diferencia, están allí todos en el
mercado) y además esos valores se están transformando
en valores económicos y lo que siento es que la post modernidad
a nivel de valores es un poco como un átomo donde todos los elementos
se están moviendo en este momento, no tienen aún su consistencia,
su lugar; siento más bien que estamos en un momento de gran búsqueda,
búsqueda de identidad realmente porque en esta globalización
el gran drama es la pérdida de identidad (los nuevos medios de
comunicación pueden ser productores de modernidad, el chat es
algo mejor que la televisión de masa francamente, a ese nivel
por lo menos, puede ser porque muchos lo usamos) entonces, hay una búsqueda
de identidad y es esta búsqueda de identidad otro fenómeno
de la post-modernidad; el primero fue la muerte de las instituciones
productoras de sentido; dos, globalización antagónica;
tres, producciones de valores dentro de un mercado libre; cuatro, fracaso
de la racionalidad moderna, toda la racionalidad moderna ha fracasado,
ya sea la racionalidad filosófica, científica, política,
democrática, todo eso no digo que ha fracasado de hecho pero
aparece como fracasado, pienso más bien que hay que rescatar
muchas cosas de la modernidad si queremos pasar a otro lado y en esta
racionalidad moderna fracasada surge una nueva irracionalidad: la identidad
no va por los cauces racionales sino que va por cauces totalmente irracionales
y de maneras totalmente impensables, hablemos de los aymaras por ejemplo,
hablemos de los yugoslavos (Europa, civilización europea, antiquísima)
y la búsqueda de identidad entonces va por caminos totalmente
irracionales de búsqueda étnica, antimoderno, anti post
moderno; entonces, creo que también hay una búsqueda de
identidad no racional, irracional, también en las clases dominantes
y decadentes como el caso del bajo imperio romano tan afanados en cultos
orientales. Pero hablaría más de esta irracionalidad que
brota de los grupos excluídos, estos 90% de la población
mundial que están excluídos de la racionalidad económica,
ahí sólo les queda la irracionalidad; hablando de Puno
p.e., suelo decir que en Puno se encuentra todo, todo lo que se encuentra
en Toronto, quizá menos bien presentadito pero se encuentra prácticamente
de todo. En nuestras zonas, en las zonas pobres, todo lo tenemos en
vitrina pero a puerta cerrada con candado, es decir que no se puede
entrar en ese mundo, se lo puede ver (p.e. en internet) pero no lo puedes
aprovechar y eso provoca justamente una violencia dramática y
pienso en particular entonces ahora en todos los grupos con identidad
cultural tradicional fuerte pero insegurizada por la modernidad: los
jóvenes por ejemplo, hace ni diez años a un joven de Chucuito
no se le podía llamar aymara, sentía vergüenza y
te rehuía, nunca te decía que hacía ritos p.e.
o no iba a bailar, miraba bailar a los mayores pero no bailaba, hoy
día es frente a la vitrina cerrada del mundo post moderno lo
único que queda es el retorno a su identidad aún cuando
siga sintiendo vergüenza, es lo único que queda, pero entonces
estamos allí ante un problema muy fuerte, las instituciones productoras
de identidad, de valores, tanto occidentales (la iglesia, la escuela,
el estado) como también tradicionales (los papás - suelo
decir que mientras los papás piensan como Manco Capac, los hijos
piensan como Michael Jackson) también hay una crisis de transmisión
en la cultura tradicional igual, pero hay como una especie de reidentificación
romántica que es el lugar de desfogue de la frustración,
de la frustración de este mundo post moderno que rompió
toda la referencia y no cumple otras promesas. Hasta ahí y en
grandes líneas... bueno, el Perú, creo que el Perú
es el país más post moderno de América Latina y
quizás Puno una de las ciudades más pos modernas del Perú
curiosamente, acá hay como una especie de pasión por los
mensajes y los signos y los iconos post modernos. Creo que el drama
del Perú es que no hemos solucionado los viejos problemas que
son problemas pasados de moda, el racismo es un problema pasado de moda,
el nacionalismo es un problema pasado de moda, el criollismo es un problema
pasado de moda, la política nacional que estamos practicando
eso no es moderno, el resto no está solucionado, y vemos después
de diez años que todo está por estallar igual, hay esta
fuente tradicional de violencia, el desprecio, pero que va añadido
al nuevo contexto post moderno que acabo de tratar de dibujar y entonces
pues el cholo que se enfrenta con el criollo ya no es el pongo de Arguedas,
el tontito que se agacha y que se deja poner mierda encima, ya no, el
pongo hoy día salió de la universidad y es licenciado,
quizás no como si estuviera saliendo de Oxford pero sí,
piensa distinto, ya no es Manco Capac y allí que va a pasar,
ya no es la misma violencia que estalló regularmente a través
de toda la historia del Perú (en el Perú han habido estallidos
indígenas de violencia) hoy día es muy diferente a pesar
de ese aparente retorno a una identidad irracional romántica;
a mi me da mucho miedo ese veleticismo, muchísimo miedo, y que
por lo menos se hable de identidad andina, que se abra a la diversidad,
eso sí es compatible con la cultura actual pero hoy día
este veleticismo mezclado con la frustración de la post modernidad
puede ser una bomba de tiempo mucho más grave que sendero luminoso.
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