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El miércoles 18, Mónica Rodríguez animó una tertulia en torno al tema Género
y Cultura. Mónica colabora con el Instituto de Estudios
Aymaras y trabaja el tema junto con la Coordinación de Mujeres
de la Prelatura de Juli.
La discusión fue enriquecedora, como ustedes podrán apreciar
en los textos que se insertan a continuación.
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EL TEMA:
Quisiera iniciar mi reflexión con una
pequeña síntesis sobre la Comisión de la Verdad
(CVR) y dos experiencias que la realidad se encarga de manifestar y
revelar, experiencias que hoy se dejan ver, oír y manifestar.
Esto nos lleva a descubrir que aún las cosas
no han cambiado tanto, que tenemos que ampliar las miradas sobre la
realidad y no quedarnos sólo en apariencias.
Para esto una teóloga brasileña, Ivon
Guevara nos dice "hay que animarse a cambiar, hacer envejecer los
conceptos viejos y hacer emerger aquellos que se vuelven indispensables".
Y aquí surge una pregunta, ¿qué conceptos manejo
yo frente a la realidad o frente a las relaciones varón-mujer?.
Porque en la medida que nos animemos a ampliar nuestros conceptos sobre
la realidad, también ampliamos nuestras relaciones.
¿Esto es fácil?, ¡no lo es!, porque
como también dice Ivon Guevara, el mal está inserto en
las estructuras cotidianas, y es más fácil denunciarlo
en los otros, pero cuando está metido en la cultura, en la religión,
en lo político y social y sobre todo en la vida personal, aquí
si es difícil discernirlo.
Por esto comenzaré con esta pequeña
síntesis de CVR. Este informe a llegado a una de tantas conclusiones,
y esta es una: "la violencia desatada en los años 80 en
el país afectó de manera diferente a hombres y mujeres.
Las mujeres fueron víctimas de un conjunto de delitos contra
su dignidad y derechos que difieren de los hombres. Cuando
las mujeres hacen memoria de los hechos no lo recuerdan de la misma
manera, ni narran de la misma manera la historia".
Las mujeres de las comunidades (especialmente las que tenían
un rol de dirigentes), fueron víctimas de asesinatos indiscriminados,
sometidos a un régimen de terror y obediencia. Allí vivieron
humillaciones, maltrato, abuso sexual, etc.
Pero quiero señalar que no sólo fue
el problema de la mujer sino de las relaciones sociales de poder y del
injusto orden social que los sustenta.
Las relaciones entre hombres y mujeres en el Perú
antes del conflicto y posiblemente después de él, no son
democráticas, ni justas, ni equitativas El conflicto se desarrolla,
acentuando, profundizando y o transformando las relaciones
Se
trata de un sistema de género caracterizado por la desigualdad,
la jerarquía y la discriminación. Es importante tomar
conciencia que la existencia de estas injusticias entre varones y mujeres
nos revelan la existencia de un orden social de mecanismos, autoridad
y de poder que le sirven de sustento. En el contexto del conflicto o
la violencia política, los varones están formados por
un modelo de masculinidad guerrera, caracterizado por el ejercicio de
la violencia, la agresividad y la exhibición de la fuerza. El
despliegue de estos rasgos es parte de los mandatos que deben acatar.
Esto está insertado en un sistema masculino de manifestación
de poder. El mal insertado como diría Ivon Guevara.
Lo segundo que quisiera compartir, es la indiferencia
que existe frente al dolor del otro, la apatía frente a la violencia.
No se puede hacer nada. La vida no vale nada, cuando están en
juego nuestros propios intereses. Nuestras relaciones tampoco. Y esta
violencia es cotidiana, familiar, política, económica,
etc.
La tercera experiencia es lo que se manifestó
en Ilave. Todos conocemos los sucesos de Ilave, sucesos que despertaron
todo tipo de sentimientos, reacciones y actitudes
Todo un pueblo
unido para alzar su voz y denunciar las injusticias de un sistema opresor.
Buscaban que sus derechos de ciudadanos se escucharan. Los silencios
y los diálogos, creo que fueron las impotencias más marcadas,
que llevaron a violencias lamentables
"no nos escuchan,
no llegamos a acuerdos"
durante 3 meses y medio. Pero
ellos no dejaron de dialogar y mantuvieron la voz en alto. Se reunían
día y noche para discernir como seguir.
Mujeres y Varones protagonistas de esta lucha, danzando
juntos en el trabajo de la tierra. Ellas acompañando, día
y noche, resistiendo, siendo voceras, oradoras, animadoras, intentando
abrir los espacios de diálogos, evitando las violencias, escuchando,
permaneciendo. Mujeres "situadas" en el alma del pueblo. Habría
muchos hechos que podría nombrar de la participación de
las mujeres, pero sólo me quedaré con tres:
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- Las mujeres oradoras, en la plaza, animaban, daban fuerza, motivaban
a seguir, a no abandonar, a permanecer
Algunos hombres estaban
sorprendidos por las palabras y expresiones de las mujeres
sorprendidos,
de que podían hacerlo!!!
- Las voceras, eran fieles a los resúmenes que las comunidades
hacían, este fue un servicio importante, porque eran las que
comunicaban las decisiones a los miembros del gobierno. Una de ellas
dijo, nosotras no sabíamos como hacer, tuvimos que aprender
aquí y elegíamos a las que hablaban más bonito.
- Las pastoras del rebaño
sentadas horas alrededor
de la plaza, acompañando, permaneciendo, esperando, resistiendo
frío, lluvias, hambre
pero convencidas que este era el
lugar de la escucha y mirada atenta, frente a los pasos que se iban
dando.
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Así como los hombres se sorprendían
de que las mujeres de su misma cultura podían hablar, también
el mundo se sorprendió de que (aunque costó mucho de que
se enteraran) Ilave, el pueblo y sus mujeres se harían escuchar,
que su voz transformada en clamor, haría eco. Y llegaron de todas
partes, querían saber, querían encontrarse con los hombres
y mujeres de este lugar, que juntos, sin marcar las diferencias que cotidianamente
los separa de relaciones armónicas, decidieron quebrar con el sistema
que los oprimía. Y allí pudieron descubrirse, revelarse
a sí mismo y a todos.
El romper con las relaciones asimétricas que
oprimen y reprimen, les ha permitido sorprenderse unos con otros. Esto
no es novedad, pero lo fue en la medida que ambos se reconocían.
Después de traer estos ejemplos para iluminar
el tema, haré un pequeño recorrido sobre género.
Y lo primero que me parece importante señalar es que desde el
sufrimiento de las mujeres ha surgido la perspectiva Género.
Y que no reemplaza la lucha de la mujer sino que trae un modo diferente
de relación.
A lo largo de la historia, fueron las mujeres las que llevaron en sus
cuerpos las marcas del sufrimiento, exclusión y subordinación
que irrumpieron en la historia también con las fuerzas de sus
cuerpos para denunciar las injusticias que este sistema patriarcal y
androcéntrico las amarraba, esclavizaba y las hacía extranjeras
en su propia tierra y en su propia humanidad.
En el siglo XVIII, se puso de manifiesto las posiciones
que afirmaban la inferioridad de las mujeres, no eran las diferencias
naturales sino las desigualdades sociales y políticas.
En el siglo XIX aparece la lucha de la mujer por el
sufragio y desde aquí se da un despertar de la conciencia de
marginación femenina en las decisiones de la sociedad.
El gran salto lo da Simone de Beauvoir, cuando publica
el segundo sexo. "No se nace mujer, se llega a serlo", no
es lo biológico lo que reviste a la mujer, sino lo que la civilización
elabora de ese producto
al que se califica de femenino. Ella afirma
que el sujeto universal era sólo particular, masculino y patriarcal,
y este no era cualquiera, sino jerarquizado, blanco, occidental y adulto,
excluyente y definido por la violencia.
El término de patriarcado fue tomado por las
feministas y también teólogas feministas para hacer una
lectura y análisis de la realidad.
Ahora sí podemos definir género, término anglosajón
-gender - que en inglés significa directamente sexo.
En los años 70 el feminismo anglosajón
impulsó la categoría gender o género para diferenciar
las construcciones sociales y culturales, de lo biológico y desde
aquí se argumentó a favor de las mujeres. Por lo tanto
permite decodificar el significado que las culturas otorgan a las diferencias
de sexo.
Marcela Lagarde, dice que el concepto de género
es una amplia teoría que comprende categorías, interpretaciones,
hipótesis y conocimientos que hacen al conjunto de fenómenos
históricos construidos, en las sociedades, en los sujetos sociales,
en sus relaciones políticas, económicas y culturales.
Por lo tanto varón y mujeres sintetizan y concretan en sus experiencias
el proceso sociocultural e histórico que los hace ser varón
y mujer, sujetos de su propia historia y de su propia sociedad, influenciados
por tradiciones culturales, y filosóficas, religiosas, familiares
que se da en generación en generación.
Esto permite interrogar de un amanera nueva la realidad
y tiene que quedar claro no es la relación varón-mujeres
sino que toca relaciones en todas sus tramas.
¿Iguales en qué? Muchas veces se siente
decir, ahora que somos iguales, alcemos la misma piedra. Creo que es
claro que la igualdad está dada por la igualdad de oportunidades,
derechos, respeto y dignidad. Y entonces ¿diferentes en qué?
- Las ciencias se plantean en que consiste la masculinidad
y feminidad y se distingue sexo de género y se reclama una síntesis.
- Varones y mujeres, se cuestionan por su identidad
personal, su rol en la familia, en la iglesia, en el trabajo, en lo
político, en la sociedad.
- Se necesita llegar a descubrir el estatuto ontológico
de la diferencia sexual, ¿qué hay de permanente y que
de cultural en la condición sexuada?.
La masculino y femenino, no sólo son recíprocos
entre los sexos sino el interés de cada uno. Por lo tanto la
distinción no está en la distribución de cualidades
humanas sino en la forma en que cada uno lo encarna. Ambos aportan desde
su naturaleza, lo que si me parece importante señalar es que
no se trata de construir nuevos estereotipos que condicionan y no permiten
la creatividad en la relaciones, sino que cada uno ejerce y asuma por
ejemplo virtudes, valores. No es que el hombre tenga que ser fuerte
y la mujer tierna, sino que hay un modo de asumir la ternura propia
de la mujer y del hombre. Lo importante es superar los igualitarismos
y subordicionismos.
A modo de conclusión:
# La CVR nos hace notar que en las situaciones de
conflicto, este tipo de relaciones, de subordinación, poder y
asimétricas se acentúan, profundizan y ponen de manifiesto
la desigualdad generada en ellas.
# Hoy muchos sienten indiferencia frente a la violencia
y el dolor del otro
la vida del otro, no vale nada, cuando se
trata del propio interés.
# Mujeres y varones de Ilave, en la situación
de conflicto, no se profundizaron las relaciones de violencias, sino
rompieron con las diferencias y desigualdades y lograron, reconocerse
en sus capacidades. Esto no es novedad es en la medida que ambos se
reconocen en relaciones diferentes.
También quisiera agregar. La filosofía
andina tiene mucho para aportar a la perspectiva de género, por
su cosmovisión, holística, integral y sobre todo por lo
relacional, será momentos de volver a las fuentes de las culturas
para manifestar la belleza de las relaciones manifestadas allí.
Pero en la medida que mantenemos este sistema patriarcal, androcéntrico,
prestado, que irrumpió en todas las culturas, nos perdemos de
gozar de los sueños de los antepasados y de Dios.
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Inquietudes planteadas para el debate:
- Quisiera aportes relacionados con la igualdad, porque no es que
participamos en igualdad de condiciones y no es que seamos iguales,
me gustaría debatir este punto.
- En relación a lo expresado sobre la comisión de la
verdad, creo necesario referirme a cómo las mujeres que habían
sido violadas, sentían aún dentro de su cuerpo el dolor
producto del vejamen, cómo es que habían somatizado
ese sufrimiento y sentían habiendo pasado tanto tiempo mucho
dolor en sus partes íntimas, en su matriz, y cómo es
que ellas manifestaban que querían sacar ese dolor y decían
"cuando yo saque ese dolor voy a empezar a ser nuevamente una
mujer" porque ese dolor que tengo, me hace sufrir hasta ahora.
En torno a esto creo que es importante que todos conozcamos la verdad,
pues así podremos apoyar a cerrar heridas y a que nunca más
se repita.
- Planteo para el debate lo siguiente: se ha dicho que Género
es una construcción social, que hay aspectos permanentes que
están definidos por el sexo pero que lo demás es construcción
social. Y las construcciones sociales se hacen sobre formas de pensamiento
que pueden ser distintas de una sociedad a otra. Lo que se ha expresado
aquí corresponde a una forma de pensamiento occidental cuyo
trasfondo es la filosofía occidental en donde todo el universo
gira alrededor del yo, entonces me pregunto ¿cómo será
el pensamiento de quechuas, aymaras o cualquier pueblo originario
que está demostrado que sigue otra lógica de construcción
social, donde el individuo no existe, el sujeto no existe como individuo,
el sujeto es colectivo, y por razones de esa misma lógica,
mínimamente está compuesto por dos: mujer y hombre y
eso se expresa permanentemente en cualquier manifestación cultural
(p.e. el rezo nunca es de un padre nuestro solo, siempre va con el
ave maría). En esta construcción los hombres, han tenido,
asumido y la sociedad misma les ha designado históricamente
unas funciones y a las mujeres otras. Allí hay una diferencia
cualitativa de enfoque que no sé si este trabajo en función
de género, en la visión occidental, ha respetado las
construcciones de género de los pueblos originarios que son
diferentes, esa es mi preocupación.
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EL DEBATE:
* Cuando
hablamos de la problemática de la mujer, creo que en todas las
culturas, la subordinación de la mujer existe. No hay una cultura
que escape. Una de las hipótesis es que el cuerpo de la mujer
en más débil, más violable, por lo tanto hace que
se la sienta inferior. Es una de las hipótesis desde ese pensamiento
occidental, pero es una de las hipótesis de la subordinación
de la mujer. Recuerdo que cuando llegué vi mujeres practicando
una danza en donde se presentaba siempre la pareja: varón y mujer,
la danza representaba la siembra, trabajar juntos la tierra y me dije
¡qué armónica se ve está danza! realmente
parecía el sueño de Dios. Creo que las relaciones tan
armónicas que se veían en esta danza no reflejaban la
realidad, es cierto varones y mujeres juntos: en los ritos, en el trabajo
de la tierra, pero en el modo de entablar la relación muy asimétrica.
Entonces me preguntaba si era añoranza o era utopía. Hoy
no podría decir si esas relaciones armónicas siguen con
el mismo valor y el mismo tipo de relación con las mujeres y
los varones. ¿Es añoranza, es utopía, es influencia
del colonialismo? pero esto de la cultura machista es evidente. Ahora
cómo una cultura con una cosmovisión tan armónica
para las relaciones, tan de a dos, ha dejado entrar tanto una influencia
occidental o este sistema patriarcal. Hay una cosmovisión que
marca pero también una realidad donde se marcan estas diferencias
de inferioridad.
* Tengo
algunas dudas, porque nuestros análisis los hacemos desde una
visión occidental, no conozco si hay trabajos de análisis
de las relaciones de género entre los aymaras o de poblaciones
originarias, desde su propia forma de pensamiento y construcción
social, no los he visto. Se ha trabajado el tema de género en
nuestras poblaciones andinas con nuestra visión occidental y
no es lo mismo, por eso tengo mis dudas.
Se había planteado tratar el tema de la igualdad y
reflexionar sobre lo ocurrido en la época de violencia, aunque
ahora tenemos otras formas de terrorismo, entonces el debate lo orientamos
hacia esos dos puntos.
* La
igualdad es teórica no real. Por decir, una señora de
campo, de una comunidad, no puede concursar para ocupar un cargo con
una persona de la ciudad, siendo que tienen las mismas condiciones para
el cargo, por más que se diga que hay igualdad la verdad no hay.
- En todo caso estaríamos hablando de discriminación...
No necesariamente, p.e. una persona de una comunidad aymara, no es igual
que de una comunidad quechua, entonces, la igualdad tiene muchas visibilidades
como para preconizarla globalizadamente, es un cuento que todo el mundo
se lo cree pero que en la realidad es bien difícil de realizar,
porque cuando alguien piensa en igualdad piensa pues en libertad total.
Y otro aspecto importante de lo que se está planteando, es que
pienso que lo que más influye en esta discriminación,
en este trastoque de roles de manera real, es la influencia de la religión
cristiana
- que también es occidental...
bueno, son en todo caso reflexiones para la discusión...
* Realmente
no hablamos de una igualdad, hablamos de una equidad. Y justamente hablamos
de equidad porque no se puede hablar de igualdad. La reflexión
es que si somos diferentes de facto, por la diferencia sexual, pero
la sociedad ha hecho que esa diferencia sexual se vuelva desigual y
cuando se habla de género, queremos que esa construcción
social donde hay desigualdad, se vuelva equitativa. Nunca vamos a comparar
a una mujer quechua que vive en una comunidad con una mujer que vive
en Lima o en Puno, estamos hablando de un espacio cultural, geográfico
donde queremos que exista equidad, si hablamos de mujeres de las zonas
rurales, es en ese su espacio donde pensamos que deben construirse relaciones
equitativas, porque en ese espacio hay una forma de pensar, hay una
estructura, hay una forma de hacer las cosas, de racionalizar y en ese
espacio se dan relaciones intra género y de relaciones entre
hombres y mujeres, es allí donde queremos que las mujeres de
la zona rural andina, quechua o aymara, reconozca su papel importante,
visibilice su trabajo, y es allí con todo su conocimiento que
no vamos a hacer que salga de ese espacio para que se reconozca como
mujer y allí puede ser que esté el concepto de género,
que haya sido pensado por las mujeres de Europa, cuando vamos y trabajamos
con ellas el tema de relaciones inequitativas en ningún momento
se menciona la palabra género, se habla de qué tareas
realizan mujeres y qué tareas realizan varones y allí
ves las inequidades que existen, la subordinación de la mujer
que hay allí en su contexto, entonces si hay inequidades; el
concepto puede ser teórico formulado por feministas, mujeres
pensadoras europeas o norteamericanas pero es válido en nuestra
realidad, sin hablar con ellas sobre el término o la palabra
de género que si lo entendemos que viene de un concepto, de un
lenguaje o de una palabra del inglés, pero si lo hay.
* La
subordinación la calificamos nosotros, en el caso de ellas mismas,
en su propia construcción, dicen sobre la base de sus propios
principios (complementaridad, reciprocidad, dualidad) que en su relación
les toca parte de las funciones (porque ellas no son uno y ellos otro,
ambos son uno) y a ellos, la otra parte de las funciones, que en fin
de cuentas se complementan y básicamente es obvio que nuestra
condición fisiológica determina lo que podemos hacer,
pero también determina socialmente las funciones que nos otorgamos
como conjunto.
*
Esta bien, tenemos miradas occidentales, conceptos occidentales que
nos determinan y que muchas veces no nos dejan mirar de una manera diferente.
Lo que sí trae como nuevo género es que en las relaciones
se hicieron construcciones sociales y políticas, que cada cultura
lo haya hecho de diferentes modos, bueno sí, cada uno con su
peculiaridad o su particularidad, pero cuando las mujeres expresan que
en sus relaciones hay sufrimiento, hay clamor y el sufrimiento es muy
cotidiano, desde la mujer campesina hasta la mujer de la ciudad, aymaras
y quechuas, uno dice ¡esto está marcado por algo!; me parece
que cuando este sufrimiento se escucha es que hay una construcción
social y política que está haciendo sufrir a muchos. Cuando
he trabajado género con jóvenes tienen, para describir
a la mujer o para describir al hombre, los estereotipos muy occidentales
también. ¿Cómo se construyó desde la cosmovisión?,
creo que hay preguntas para hacernos pero la realidad manifiesta mucho
sufrimiento en las relaciones.
*
En momentos de conflicto como el de Ilave por ejemplo, las mujeres se
expresaban también con mucha claridad y sorpresa, tanto por el
hecho de ser reconocidas como por el hecho de reconocer que pueden.
El caso es que si estos cambios o estas sorpresas son sostenibles o
si sólo se producen en situación de conflicto.
*
El problema de tratar un tema con visiones externas es que se desestructuran
los equilibrios internos, frágiles o no, con sus consecuente
crisis de valores. La cosa es que al no tener en cuenta las diferencias,
producida la crisis, salimos de ella sin cargo de conciencia, sin darnos
cuenta y sin reparar daños.
*
Hay un sistema patriarcal también desde lo político, lo
económico, lo social, hay un sistema que sostiene este tipo de
relaciones porque le conviene este tipo de relaciones; entonces no reducir
el tema de género a la mujer porque no es para defender, es justamente
para revisar qué tipo de relaciones construimos, que construcciones
seguimos haciendo en nuestra vida cotidiana. Romper con nuestros propios
estereotipos como para ampliar nuestra mirada no es cosa fácil
pero no sólo queda varón-mujer, es un sistema de roles
establecidos que marca asimetría y creo que toda relación
asimétrica no trae la felicidad, no es una relación armónica
y justifiquemos como quisiéramos pero las relaciones que están
marcadas por la jerarquía, por el autoritarismo, por la inferioridad,
por la subordinación, no pueden ser relaciones que nos traigan
felicidad o que sean armónicas, como propone también la
cosmovisión andina, no lo puede hacer porque desde ya hay una
desigualdad y parece que en esto hay que ampliar miradas. Lo que la
sociedad y cultura procesan de este tipo de relaciones, la persona las
va interiorizando y desde allí sintetiza. La violencia es fruto
de relaciones asimétricas.
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