LOCURA
Perdido en los abismos de mi propia locura
llegúeme hasta la orilla de tu nívea presencia.
Era la aurora misma quién me anunció la esencia
de tu cuerpo hecho luces bajo una noche oscura.
Entonces me hice bueno por la loca cordura
de amar hasta las heces la divina existencia
de tu voz, alegría de elocuente ternura,
i de tus ojos, fuentes de inmensa inteligencia.
Pero tú incomprensiva te alejaste orgullosa
de este amor que te adora i que es la única cosa
por la cual mi tristeza es tristeza de llanto.
Yo quisiera, algún día, hallarte en mi sendero,
despedazar tu carne como un vil carnicero,
¡i ver que cosa tienes para que te ame tanto!
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