(con
expresión de hondo e inmarcesible afecto
a
la memoria de mi idolatrada madre.)
"La alcoba está vacia de tu amor, madre, y dentro de ella
ya no existe la luz ni las sonrisas ni el tibio color de tus halagos.......
Cronos, el viejo barrendero de los siglos, pase su espectral
sombra en la anchura estancial otrora mullida de nardos y margaritas......hoy
triste despojo empolvado de recuerdo.
En frente del lecho que meció mi adolescencia, colgada esté
tu imagen venerada dolorosamente velada, diciéndome las congojas
que debiste sufrir en el postrer momento de tu partida.....
Ahora son mortecinos fulgores las auroras de ayer. El esquilón
de la comarca, anciano amigo de remotas evocaciones, tristemente duerme
la quietud noctámbula de las aves agoreras....
Agostada está la cristalina fuente del berro. Las doradas esquilas
ya no cabrillean en el prado: enjutos rumiando tristezas, húmedos
de lágrimas huyeron al monte becerros y pastores......
La fría ventiseca de
la puna sigue ululando nostalgias por la desvencijada
estada.
"Argos", mama acclla
y el auqui, ya no están, todos
aprestaron el viaje a poco de tu
ausencia.
Ha quedado solo, Madre, junto
al "kolli milenario" que tanto querías, en cuyos membrudos
esculpió mi dolor tu sacrosanto nombre y por eso será
que solícito me regala la sombra de su fronda, acariciándome
con humano afecto.
Mudo, pero paciente testigo
de mi vida, me vio crecer .... crecer tanto a más que él
enseñándome a ser fuerte y perseverante, ágil y
bueno.
En las supremas horas de este
Día de recordación, Madre, ante ese magnífico altar
siempre florido de dulces "kelas" y rojas "kantutas"
que tu fé embelleció de pureza incomparable, permite Madre
amorosa, que deposite la siempre viva de mis recuerdos, que con el aroma
grato de la diminuta "alvia" y la fragante "koa",
en festones de albura nívea, lleguen hasta ti cual alados mensajes.
Mas tarde, cuando se haya
extinguido el eco de mis plegarias, brotarán a la vida, Madre,
las flores del olvido. Todo habrá acabado: la choza convertida
en polvo, seco el lecho del río, yermo el paraje, el negro manto
de la noche tendido a los vientos proclamará la muerte, más
esa 'divinidad ética' siempre será santuario donde juntos
asomaremos nuestro espíritu en una nube de argentados resplandores,
o simplemente en el cierzo mañaero de nuestros llanos......
El "KOLLI" es parte
de mi alma, como tú lo eres todo para mi, Madre......
Titicaca,
11 de mayo da 1936
RÓMULO DÍAZ DIANDERAS.
(Fuente: Diario "EL ECO DE PUNO", lunes 11 de mayo de 1936
N° 12,069. año XXXII, edición de 4 páginas.
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