Mariolein Sabarte Belacortu leyó dos poemas de Malva Flores (mexicana):

 

EL BALCÓN

Nada que te devuelva al mundo.

Caminas por la casa; la recorres a diario
mirando en sus paredes la página
que sabes inconclusa,
el destino que ignoras
aunque tanto se parece al destierro.

Nadie te trajo aquí.
Nada que te devuelva el mundo.

No hay más hilo de Ariadna
pero existe un espacio a donde llegan
las voces de tus hijos,
el breve centellear de las palomas,
y el chorro de la luz
brillando en las baldosas
se parece al consuelo.

 
PARA ESCRIBIR "CAFÉ"
Para escribir "café" se necesita
traer a la escritura de regreso.
Huele en cualquier novela -amorosa mejor
            o de misterio-,
lo encuentras en poemas de solitaria estirpe
y en las notas que al margen
escribe el dramaturgo.

No hay mucho qué escribir…
Sólo basta probarlo y aparece
la rueda giratoria del recuerdo:
          mi infancia rodeada de cafetos en la hacienda vecina,
          las tardes bochornosas después del aguacero,
          el salto de la verja y el hurto sigiloso
          -el sabor en la boca de aquel oscuro fruto
          que hoy es melancolía.

No hay mucho qué escribir…, pero su aroma
despierta al talismán de los prodigios:
         el color de la lluvia,
         el sonido de un beso,
         la caridad del aire cuando limpia la tristeza del mundo,

        el poder de las cosas sencillas y olvidadas
        que habitan en nosotros.