Orlando Campos de la Jara (simplementepinki@peru.com) presentó un poema suyo:


Coplas

I
Hoy hablaré del silencio
porque lo oigo como los muertos.
Hoy hablaré de la noche
pues es tan negra como las sombras.
Hoy hablaré del tiempo
porque es tan viejo como el propio tiempo.
Hoy hablaré del cielo
porque es amplio como los sentimientos.
Hoy hablaré de dioses
porque veo Su presencia.
Hoy hablaré de ideas
las que nacen como el río.
Hoy hablaré de sueños
los que corren como niños.

II
Ya me cansé de esto
no soporto el consuelo
se me quiebran los tacones
de pensar tan solo en esto.
Sus ojos me veían
como pidiendo más auxilio,
el horror del momento
me atemoriza hasta los huesos.
Habla lentamente
o es el ronquido de muerto,
Dios no lo quiera,
contemplar como las almas se van al cielo.
Susurro desde adentro,
nadie escucha mi lamento
veo su rostro en la calle
veo su rostro aqui adentro.
Llora, llora tierra madre
por aguantar tantos inquilinos
en tu regazo de pobre
en las manos de una madre.
IV
Mil rayones en el cielo
no bastarían para complacerlo.
Son los sueños de señoras,
son los trajes de caballero.
Miro al norte, donde van los sueños
miro al sur y al unísono me responden:
AQUÍ NO HAY MÁS DINERO.
V
Tu sonrisa me conmueve,
me alegra el nuevo día.
Vuelas como ave
cuando reflejas tu alegría.
Tu dulzura me sacude,
me levanta y tira nuevamente
porque me doy cuenta de que no todo es tristeza,
el poeta también es alegría.
VI
Eres magia cuando me miras,
eres aire cuando me hablas,
eres susurro cuando me amas
en silencio de palabras.
Eres belleza cuando caminas,
eres encanto cuando sonríes,
eres ternura cuando me abrazas
en pintura de arco iris.
Eres fantasma de afecto,
eres sonrisa de medianoche
mientras te desvaneces en el aire
cuando suspiro tu nombre.
VII
Y escucho el tic tac del tiempo
mientras me siento y espero,
mientras oigo y contemplo.
Poesía de medianoche
observa la luna como penetras en los hombres.
Música que entras
en el hogar de nuestros corazones,
atrapada en redes de cinco líneas
y dos renglones.
Palabras confundidas con el rugir del viento
y el sibar del tiempo.
El mar mudo y solitario
observa el silencio o refleja enamorado
lo bello de tu pálido rostro.